Warren Buffett reduce su participación en Apple tras vender 10 millones de títulos
Berkshire Hathaway aún es dueña de 905 millones de títulos de la tecnológica
Berkshire Hathaway, el grupo inversor de Warren Buffett, redujo su posición en Apple en el último trimestre de 2023 tras vender 10 millones de acciones de la compañía, según comunicó el miércoles a la SEC. La operación no implica que el célebre inversor haya perdido por completo la fe en el negocio del inventor del iPhone: las acciones vendidas suponen solo un 1,1% de su posición, dado que el conglomerado que dirige aún es dueño de 905 millones de títulos valorados en más de 160.000 millones de euros a precios actuales. Solo Vanguard y BlackRock tienen más acciones de Apple.
Sí puede interpretarse como un paso para no depender demasiado de una única compañía: el Oráculo de Omaha entró en Apple en 2016, y desde entonces ha efectuado varias compras, todas muy rentables. Eso ha provocado que su peso en la cartera se elevara hasta rozar el 50%, un porcentaje que puede parecer desmedido incluso para alguien como él, que llevando la contraria a lo comúnmente aceptado por los operadores del mercado, se ha mostrado partidario de concentrar inversiones en pocas empresas si se tiene un conocimiento profundo de ellas, en lugar de la diversificación recomendada para disminuir riesgos.
A esa elevada exposición se unen las pérdidas de casi 12.000 millones que sufrió Berkshire en el tercer trimestre, principalmente por la caída en Bolsa durante ese periodo de Apple, otro motivo más para empezar a materializar plusvalías, de momento de un modo muy tímido (los 10 millones de acciones valen unos 1.700 millones a precios actuales).
Se desconoce si Buffett seguirá desinvirtiendo en Apple, pero dado su rol como modelo a imitar por cientos de millones de inversores en el mundo, está por ver cómo afecta el movimiento a la cotización de Apple. A priori, dado su tamaño y la cuantía de la desinversión, no debería producir un temblor en su precio, no muy lejos de máximos históricos. Pero, si cunde la idea de que es el principio del fin del idilio de Buffett con la compañía de Cupertino, las consecuencias podrían no ser desdeñables.
La operación llega en plena efervescencia de los Siete Magníficos (las grandes tecnológicas de EE UU que se han hecho con el mando de los índices bursátiles, hasta el punto de que estos dependen cada vez más de su evolución), y en pleno bum de la inteligencia artificial, el nuevo campo de batalla de las tecnológicas.