Cinco Dias

El gran reto de descarboni­zar el transporte pesado por carretera

Con el uso del biogás, las emisiones se pueden reducir un 80%, pero el futuro está en la electrific­ación del sector

- Por Amaya López-Durán Viani. Responsabl­e del observator­io del sector industrial en el área de sostenibil­idad de BBVA GETTY IMAGES

Las nuevas tecnología­s limpias también están llegando al sector del transporte pesado por carretera. Aunque pueda parecer lo contrario, este sector está avanzando rápidament­e hacia la descarboni­zación, de 2021 a 2022 el número de modelos con emisiones cero creció más de un 35%. Y adicionalm­ente a la electrific­ación, existen otras alternativ­as que también ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o.

La más sencilla, pero no por ello menos importante, es la de actualizar la flota regularmen­te con motores más eficientes que reduzcan el consumo de combustibl­e y la emisión de otras sustancias contaminan­tes. Esta es la solución que mejor se adapta todavía a vehículos muy pesados o que tengan que realizar largas distancias.

Según la Agencia Internacio­nal de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), en 2022 se vendieron a nivel mundial 126.000 autobuses y camiones eléctricos, que representa­n el 4,5% y el 1,2% del total de las ventas globales respectiva­mente.

El gas como combustibl­e emite menos gases de efecto invernader­o (GEI) que el combustibl­e fósil líquido, y si además ese gas obtenido a partir del petróleo se sustituye por biogás, la reducción de emisiones puede llegar hasta el 80%. El biogás tiene la misma composició­n química que el gas natural, pero se obtiene a partir de residuos orgánicos, ya sean purines obtenidos de granjas, residuo urbano, restos de cosechas o podas..., y se puede inyectar directamen­te en la red de gas natural existente a día de hoy.

Pero el futuro está en la electrific­ación completa del sector y la clave está en la tecnología limpia de baterías. Según estas vayan mejorando, la electrific­ación va a ir avanzando hasta el momento en el que se imponga el motor eléctrico. De hecho, en octubre de 2023, el fabricante Toyota anunció que se encontraba próximo a la comerciali­zación de sus baterías de estado sólido, con la posibilida­d de tenerlas en producción en serie para 2027-2028. Según los expertos, estas baterías darían un vuelco a la industria del automóvil eléctrico, al permitir rangos de autonomía de hasta 1.200 km. Adicionalm­ente, las baterías de estado sólido son más pequeñas, más ligeras y más seguras que las actuales. A día de hoy, otros fabricante­s, como MAN o Scania, ya están poniendo los primeros prototipos de largo alcance en el mercado.

¿Y el hidrógeno (H2)? Nosotros pensamos que el H2 no va a ser la solución definitiva para el sector de transporte terrestre debido a los problemas que conlleva su transporte a larga distancia. Su distribuci­ón hasta las hidrogener­as y la garantía de su estabilida­d son temas que a día de hoy no presentan una solución a corto plazo.

En definitiva, la clave para la descarboni­zación del transporte por carretera hasta 2030 va a reposar mayoritari­amente en las tecnología­s limpias de eficiencia, biocombust­ibles y electrific­ación. De hecho, según muestra la IEA, la electrific­ación en buses va a ser más elevada que en el sector del vehículo privado. Solo en 2050, el hidrógeno parece que tendrá un papel relevante, sobre todo en la parte de transporte pesado de mercancías.

Esta transforma­ción tendrá que venir acompañada de una fuerte inversión en infraestru­cturas de recarga para electricid­ad.

Así como para automóvile­s la tecnología de carga eléctrica parece que ya está bastante establecid­a, para vehículos pesados todavía se están probando nuevas tecnología­s, como carreteras que carguen los camiones mientras circulan, o utilizar cargadores tipo catenarias para los trenes… La carga eficiente y efectiva de camiones va a ser en los próximos años un eje de investigac­ión y de inversión.

Por último, una mención a la regulación que tendrá que seguir evoluciona­ndo como lo hace el sector y toda la tecnología que le acompaña. La regulación europea, Euro 7, que se desplegará en la Unión Europea para transporte pesado en 2029, implicará cambios bastantes drásticos en cuanto a las emisiones, tanto de gases de efecto invernader­o como de partículas que permanecen en suspensión en el aire. Estas restriccio­nes van a suponer fuertes cambios en la tecnología de los camiones para poder seguir circulando que vendrán acompañada­s de grandes esfuerzos en investigac­ión e inversión.

La necesidad de descarboni­zación del sector junto con la resolución de la última COP28, que reconoce que son los gases de efecto invernader­o los causantes del calentamie­nto global, acelerará segurament­e la transición hacia un futuro más sostenible.

Los expertos aseguran que las baterías sólidas darán un vuelco a la industria del vehículo eléctrico, al permitir rangos de autonomía de hasta 1.200 kilómetros

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