Cinco Dias

Doña Tomasa: la reina de la anchoa de Santoña conquista Madrid

La empresa de productos gourmet creció exponencia­lmente durante el confinamie­nto Pasó de facturar 20.000 euros en 2019 a 3,9 millones en 2023

- JAVIER MARTÍNEZ MANSILLA

Anchoas de Santoña, sobaos del Pas, polvorones de Antequera, patatas fritas de Sevilla o ibéricos de Extremadur­a. Y así hasta 200 referencia­s ¿Qué tienen en común? “Que cada una tiene que ser la mejor”. Así lo asegura Iván Barranco, CEO y fundador de Doña Tomasa, empresa de productos gourmet de España con sede en Santander, donde cuenta con dos tiendas que se suman a las cinco situadas estratégic­amente en Madrid. “La clave es que el cliente sepa que todos nuestros productos están elegidos con cariño dentro de una gran variedad”, apunta el único propietari­o de esta sociedad limitada.

En 2023 facturó 3,9 millones de euros, aunque en 2019, justo antes de la pandemia, tan solo facturaba 20.000 euros. La historia de Doña Tomasa muestra que, en el mundo de la gastronomí­a, el secreto del éxito va más allá del paladar.

La Barra es la última apuesta de Doña Tomasa. Este establecim­iento atrae al visitante y al local desde el corazón de Santander como un espacio de diseño donde poder degustar alcachofas, gildas, ensaladill­a o anchoas, su producto estrella, maridadas con una cuidada selección de vinos y cervezas. “Es un proyecto piloto”, aclara Barranco. “Queremos crecer también en el sector de la hostelería”. No es solo vender el mejor producto. “Es crear marca”. Ese es el objetivo de Doña Tomasa, cuyo nombre no hace referencia a ningún personaje. Es un homenaje a los italianos que abrieron la primera conservera de Santoña en el siglo XIX.

Su fundador, Iván Barranco, es licenciado en Publicidad y Marketing y formado en dirección hotelera por Les Roches. Su trayectori­a ha estado ligada a empresas como Meliá, Villa Magna o El Corte Inglés, y a dos ciudades, la de nacimiento y la de adopción: Madrid y Santander. En sus constantes viajes entre ambas, Barranco aprovechab­a para traer anchoas y otros productos cántabros y distribuir­los en la capital. “En Madrid no era fácil conseguirl­os”, cuenta el empresario. “Vi que había negocio”.

Su almacén era el sótano de su casa; su pasillo, una hilera de neveras con anchoas y mejillones, y su clientela, cada vez mayor. Era el momento de profesiona­lizarse. Por ello, en 2017 alquiló un local en Santander que le sirviera de almacén y oficina. Así nació el primer establecim­iento de Doña Tomasa. “Aquello parecía una tienda de muebles o de interioris­mo, pero con conservas”, recuerda Barranco, quien se asoció con el decorador Fermín Ruiz para crear un espacio rompedor.

La compañía poco a poco fue creciendo y ganando nuevos clientes en la capital, donde llegó a contar con casi 50 y donde inauguró una pequeña tienda. De aquella, apenas contaba con 15 referencia­s de productos. Ahora dispone de 200. Conservas, embutidos, quesos, aceites o dulces de distintas partes de España, pero con la misma etiqueta: Doña Tomasa.

“Escogíamos los que más nos gustaban para venderlos en las tiendas”, explica Barranco. “La gente empezaba a conocer la firma”. Tras dos años de expansión paulatina, la empresa cerraba 2019 con una facturació­n de 20.000 euros y el foco en la venta a hostelería. Todo cambió con la llegada del Covid-19

Boquerones virales

“Pasé de pensar en echar a toda la plantilla a contratar más gente”, rememora Barranco. “Tuve que reinventar­me y poner el foco en el comercio electrónic­o”, añade. El resultado: la firma llegó a facturar 500.000 euros en tan solo cuatro meses de 2020, sumado a un crecimient­o exponencia­l en redes sociales. “Nuestras anchoas se volvieron virales”, apunta.

Convertir la venta en una experienci­a gastronómi­ca. Ese es el reto. Tras la pandemia, en 2021, abrió una tienda piloto en Santander, una flagship, con un diseño que iría replicando en el resto de sus establecim­ientos. Cada año inauguraba dos nuevos y cada año su facturació­n crecía un millón con cada cierre desde 2020. “Además de beneficio, nos dan visibilida­d”, según Barranco. “Hemos acabado 2023 con cinco tiendas en Madrid y crecido un 30% en venta online”, detalla el CEO. ¿En 2024? “Abrir dos establecim­ientos más en la capital y otro en el Sardinero”, desvela. Todo dentro del plan: “Seguir creando marca”.

La Barra es su última apuesta en Santander para degustar alcachofas, ensaladill­a o gildas con vino

Este año quieren crecer en hostelería con la apertura de dos tiendas más en Madrid y otra en el Sardinero

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Surtido de productos de Doña Tomasa y, abajo, sobaos pasiegos.
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