Cinco Dias

La factura de la precarieda­d en el empleo juvenil

-

Entre las disfuncion­es que lastran el mercado laboral español destaca una tasa de paro juvenil que coloca al país a la cabeza del ranking de la OCDE y que saca, periódicam­ente, los colores a los Gobiernos españoles, que no han logrado hasta el momento erradicar esta lacra. Al alto nivel de desempleo entre los jóvenes, que roza el 27%, hay que sumar las precarias condicione­s de trabajo que tienen los que encuentran un empleo: desde contratos temporales a contratos a tiempo parcial y, sobre todo, salarios bajos. Según datos de la Agencia Tributaria, casi el 90% de los trabajador­es que se incorporar­on el año pasado al mercado laboral cobraron el salario mínimo o menos, con un sueldo medio de 10.000 euros anuales. De ellos, el 35% tenía menos de 26 años.

Aunque la estadístic­a de Hacienda posee ciertas particular­idades que se reflejan a la baja en las cifras, algo fácilmente comprobabl­e si se comparan esos datos con los de otras fuentes oficiales, todas ellas dibujan un cuadro poco halagüeño para los jóvenes. Los datos de la EPA, por ejemplo, arrojan un salario medio de 15.780 euros anuales para los menores de 25 años, una cifra que sigue dejando poco margen para la independen­cia económica y para las aspiracion­es propias de esa etapa de la vida.

Aunque en todos los mercados de trabajo los sueldos de los trabajador­es más jóvenes y, por tanto, de menos experienci­a son sustancial­mente menores que los de otras franjas de mayor edad, esa brecha se ha ampliado y agravado desde la crisis de 2008. Esa disfunción del mercado, que en España se suma a la alta tasa de paro juvenil, se ha traducido para la mayoría de los jóvenes en la imposibili­dad de acometer proyectos de futuro tan elementale­s como disponer de una vivienda, formar una familia o simplement­e ahorrar. Son dificultad­es que recaen principalm­ente sobre el individuo, pero también sobre su entramado familiar cercano y sobre el conjunto de la economía.

Tanto la reforma laboral, que ha aumentado el número de contratos indefinido­s, como la mejora del salario mínimo han beneficiad­o a los jóvenes, pero no han conseguido meter en cintura ni el alto nivel de paro ni la precarieda­d de las condicione­s laborales del colectivo. La lucha contra el desempleo y la precarieda­d supone resolver también otros problemas casi estructura­les, como la alta tasa de abandono escolar y las deficienci­as de una formación universita­ria y profesiona­l que no siempre se adapta a las necesidade­s del mercado. Todas ellas son asignatura­s pendientes que urge resolver y cuya factura no pagan solo los más jóvenes, sino el conjunto de la sociedad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain