El Economista - Capital Privado
‘Más vale tarde que nunca’, no es aplicable a una operación de M&A
Recientemente, una empresa nos expuso la situación por la que estaban atravesando tras completar la adquisición de una sociedad, poniendo de manifiesto la importancia de realizar la integración lo más rápido posible con el fin de materializar el valor esperado.
Desde el anuncio de la operación hasta la autorización de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) transcurrieron cuatro meses. Ocho meses después la integración seguía pendiente. Y es esta demora, así como varios años de consolidación tras varias adquisiciones, junto con la inmersión en un proyecto de automatización de determinados procesos, lo que provoca la fatiga, prolongando incertidumbre en toda la plantilla y alguna baja voluntaria de personal clave.
Este ejemplo demuestra que durante los tres primeros meses tras la formalización de una transacción, aproximadamente un 20% del talento causa baja de la empresa. Este porcentaje se duplica hasta el 40% durante los siguientes 18/24 meses. Además, algunos estudios confirman que una transacción es un hito clave en la carrera profesional de cualquier persona, pudiendo afectar a nuestra salud, incrementando en más de un 8% la probabilidad de ser diagnosticado con depresión, así como en más de un 5% la probabilidad de ser ingresado en un hospital.
De hecho, algunos estudios de nuestra firma muestran que siete de cada diez operaciones no logran alcanzar sus objetivos, y casi el 50% de estos fracasos se deben a problemas relacionados con las personas. Entre las principales causas destacan la falta de alineación del equipo directivo, las diferencias culturas dentro de la organización, los problemas de retención del personal clave, así como la falta de una estrategia de comunicación y gestión del cambio y unos procesos organizativos y de toma de decisiones poco definidos.
Así, las demoras en las integraciones agudizan los efectos adversos sobre la plantilla, especialmente cuando la integración es compleja y la incertidumbre se prolonga. Esta situación provoca a la larga que el talento crítico se man
tenga fuera de sus trabajos diarios más tiempo del previsto y que la competencia se aproveche de la situación para atraer a clientes y empleados.
Para evitarlo, hubiera sido necesario mover rápidamente a las partes interesadas a través de una experiencia reflexiva y planificada desde un estado actual a un estado deseado para desbloquear más rápidamente todo el valor del cambio. En estos se requiere un plan urgente de actuación centrado en la gestión no disruptiva del personal, lo que se traduce en una estrategia que permita escuchar y comprender las preocupaciones de las personas trabajadoras, compartir la información crítica con rapidez para reducir la incertidumbre, optimizar la experiencia de los empleados, alinear a los líderes e implicar y comprometer a las personas influyentes.
Las fusiones y adquisiciones presentan retos incluso para las organizaciones más experimentadas y preparadas. Así, la función de Recursos Humanos se convierte en una pieza clave dentro de este tipo de operaciones, pudiendo ayudar a la organización a superar con éxito esta transición. Para ser un socio estratégico eficaz, RR HH debe participar en las primeras fases del proceso y estar preparado para impulsar la estrategia de capital humano desde el primer día.
Esto último se entiende desde la creación de una gobernanza, un manual estratégico y un modelo operativo eficaces en materia de recursos humanos, lo que facilita una toma de decisiones clara en relación con las personas, reduciendo el riesgo de interrupciones en
integracnióndde la incorporación e la plantilla.
Además, dentro de estas transiciones se convierte en un factor clave la alineación de la filosofía de integración con la cultura de la organización. De este modo se facilita la adaptación al cambio y se maximiza el éxito de la fusión. Todo ello se traduce en que los empleados se sientan comprendidos y valorados, lo que aumenta su compromiso y motivación y proporciona una comunicación eficaz.
La función de Recursos Humanos se convierte en una pieza clave dentro de las operaciones de fusiones y adquisiciones
Las organizaciones también deben garantizar la participación del equipo de Recursos Humanos en este tipo de transiciones, que son clave para su éxito. Esto, a su vez, asegura que conozcan a fondo sus funciones y responsabilidades, evitando lagunas de conocimiento y garantizando un comienzo rápido y sin problemas. También es crucial crear de una Oficina de Gestión de Proyectos (PMO) de RR HH sólida, que evite asumir esta función tan crítica a tiempo parcial o como complemento de las responsabilidades cotidianas. Y es que una pequeña transacción puede ser tan compleja y requerir tanto tiempo como una operación de transformación.
Finalmente, las empresas deben demostrar su liderazgo, infundir confianza y aumentar la concienciación de la organización. Un liderazgo fuerte comunica una visión clara, al tiempo que proporciona dirección y estabilidad durante un periodo de incertidumbre y cambio. Además, para los empleados, inspira una confianza que facilita la integración cultural y acelera la toma de decisiones, contribuyendo así al éxito de la fusión.
La falta de previsión y planificación puede incrementar significativamente el riesgo de cometer errores y, en consecuencia, socavar la confianza en el departamento de RR HH durante las fusiones y adquisiciones. En este contexto, contar con servicios de asesoramiento especializados en fusiones y adquisiciones se vuelve esencial para ayudar a las empresas a orientarse en un panorama complejo de acuerdos y así estar preparadas para gestionar los retos que surgen en el proceso, garantizando una integración fluida y eficaz que fomente la cohesión y el compromiso entre los empleados.