Hay vida más allá de la Gran Manzana
Ponerse delante de un mapa de los Estados Unidos de Norteamérica es algo que nos anima a preparar un nuevo viaje. Desde hace unos años, hay una tendencia cargada de energía que nos lleva a los lugares más discretos del mapa. Son el escenario de nuevas emociones. Cerca de las grandes ciudades se están creando santuarios emocionales que nos animan a viajar de un modo mucho más autónomo e independiente. El lujo de poder disfrutar sin prisas de las emociones más cotidianas.
Algunos rincones del río Hudson son un buen ejemplo de esta tendencia, esa que transcurre fuera de las grandes ciudades y que descubrirás en los lujosos cottages de Wildflower Farms, ubicados en el pintoresco Valle de Hudson. Cabañas de madera, compras entre los agricultores locales, viajes en canoa por las cercanías o paseos entre bosques literarios. Es una opción diferente, los pájaros hacen de despertador, las vistas a las montañas Shawangunk son nuestro salvapantallas en el ordenador o en la tableta y los cielos estrellados, la imagen del televisor antes de irnos a la cama. Es un lugar diferente, para viajes que buscan el valor añadido de un destino.
Es el lujo de los pequeños detalles: jabones de madera de cedro, tratamientos con técnicas de bienestar ancestral y una gastronomía ‘bio’ basada en los productores locales que venden sus excedentes. Por eso, este valle se ha convertido en uno de los destinos más populares del momento por su espectacular belleza natural, su rica historia y su escena cultural.
Realmente, es el refugio perfecto para quienes buscan escapar del bullicio urbano sin alejarse demasiado de Boston, Nueva York o Filadelfia, que pueden dar el punto más urbano, que siempre se necesita, y están a menos de tres horas de nuestro destino casi secreto.
Si optamos por la costa oeste, los aficionados al turismo enológico tienen cada vez opciones más entretenidas e interesantes. Para los amantes del vino, la Costa Oeste de Estados Unidos ofrece algunas de las rutas vinícolas más fascinantes del mundo. Dedicar unos días a recorrer los viñedos en regiones como Santa Ynez en California y el valle de Willamette en Oregón es una experiencia que supera cualquier expectativa.
Santa Ynez, al oeste de Los Angeles, es el nuevo referente enológico de la Costa Oeste. Cerca de Santa Barbara, cerca de las Channel Islands y con algunos de los lugares más bonitos de la carretera 101 y la costa sur de California. Pequeños productores de vinos muy personales, que recuperan el emprendimiento agrícola de un modo muy especial. Esa California secreta que hace muy sofisticado el mundo rural americano.
Algo parecido, pero con una vegetación mucho más frondosa, encontramos en el Valle de Villamette, en el estado de Oregón. No estamos muy lejos de Port
land, pero en un entorno rural único. Independientemente de que prefieras blanco o tinto, seguro encontrarás una versión galardonada de tu vino favorito en el Valle de Willamette. Famoso por su tierra fértil y, especialmente, por sus varietales pinot noir, este valle exuberante rodea al Willamette River y se extiende desde Portland, en el norte, hasta Eugene, en el sur.
Es la escapada perfecta para esas personas que apuestan por la vida de calidad. Además de sus vinos de primer nivel, la belleza natural del Valle de Willamette atrae a los visitantes a disfrutar de actividades al aire libre. Acompaña tu itinerario de recorridos vitivinícolas, degustación de cervezas y cocina orgánica con ciclismo, kayak, excursiones por cataratas, flores silvestres de primavera y follaje brillante de otoño.
Esa misma transformación ha sucedido en Deer Valley, cerca de Phoenix. Hasta hace poco era un referente para los aficionados al esquí, pero ahora es mucho más. Rodeado de imponentes cordilleras y con una nieve en polvo considerada la mejor del planeta, Deer Valley es el lujo hecho esquí.
Este lugar ha ganado el premio al mejor resort de esquí de Estados Unidos cada año desde que comenzaron los World
Ski Awards en 2013. Se dice pronto, ¿verdad? Esquiar con un campeón olímpico, disfrutar de los servicios de un conserje privado o saborear las experiencias gastronómicas y vinícolas junto a chefs con estrellas Michelin. La diferencia esté en los detalles y aquí cada momento está diseñado para ser único.
En primavera y otoño, Deer Valley es un santuario para los aficionados a las actividades outdoor. La bici de montaña es casi una religión en la zona y el senderismo nos va a llevar a paisajes increíbles gracias a un entramado de senderos y bosque únicos en todo el estado.
RITMO SUREÑO, HISTORIA Y LITERATURA
Si nos gustan los ritmos sureños y esa mezcla de lo racial, la historia y la literatura, siempre podemos optar por una escapada a la revitalizada Nueva Orleans, en el Estado de Luisiana. Más allá de las conocidas plantaciones de algodón y caña de azúcar y lejos de los recorridos turísticos convencionales, se encuentra un lugar donde las influencias españolas, el espíritu criollo y el legado francés se entrelazan, creando una atmósfera única e inigualable. Por eso es un lugar tan atractivo.
En el Garden District, uno de los barrios más emblemáticos, se puede caminar entre majestuosas mansiones con un elegante pasado colonial y jardines exuberantes que parecen sacados de un cuadro. Este distrito destaca no solo por su impresionante arquitectura, sino también por la sensación de estar en un rincón del tiempo, donde la historia y la modernidad coexisten en perfecta armonía.
La combinación de influencias culturales y el inconfundible aire bohemio de Nueva Orleans convierte a esta ciudad en un destino imprescindible, que tiene otras muchas lecturas a la hora de disfrutar de un viaje.