Nadal se despide
Rafa pierde contra De Miñaur por 7-5 y 6-1 en una hora y 52 minutos ● Dice adiós al Godó en segunda ronda
Rafa Nadal dijo adiós a Barcelona y Barcelona se despidió de él. Porque la derrota ante el australiano De Miñaur parece la última del tenista balear en el Barcelona Open Banc Sabadell Trofeo Conde de Godó. Un torneo del que ha sido, y es, emblema porque ha levantado el título en hasta 12 ocasiones (el primero fue en 2005 y el último, en 2021) y cuya pista central del Real Club de Tenis de Barcelona lleva su nombre. Un reconocimiento a la altura de un gigante que ayer vivió la cruda realidad de su momento y no pudo superar la segunda ronda. De Miñaur le ganó por 7-5 y 6-1 en una hora y 52 minutos.
La familia de Rafa Nadal, con su mujer, padres y hermana, estuvo presente en la pista. No se quisieron perder lo que se antojaba como su último baile en la plaza catalana. En las horas previas al duelo ya se respiraba que el de ayer, ante De Miñaur, podía ser el último encuentro en el Godó. A sus 37 años se vislumbra su retirada, pero quería decir adiós a Barcelona compitiendo. Y vaya si lo hizo porque por momentos se vio a ese Nadal emblemático. De Barcelona siempre ha obtenido cariño y el español se entregó hasta el final. Pese a esta derrota, sus números son de récord en este Godó, con 67 victorias y solo cinco derrotas. Esta última duele por lo que supone. Su despedida desde el centro de la pista que lleva su nombre no es un hasta luego, sino un premonitorio adiós.
De Miñaur fue su verdugo. 25 años, número 11 del mundo y australiano, aunque de madre española y padre uruguayo. Lo cierto es que puedes ser muy bueno, como De Miñaur (veloz y con una capacidad de anticipación), pero también se debe saber gestionar la presión de tener a Nadal al otro lado de la red. Y él lo hizo a la perfección. Arrancó el duelo con un break y achuchó a un Rafa Nadal que no sacó a pasear su “vamos” hasta que, tras remar, se puso 3-4 a favor. Fue su momento en el partido y pudo colocarse 3-5 porque tuvo una bola de rotura, pero se fue al limbo. De Miñaur reaccionó y tras un intercambio de juegos en el que ambos aseguraron sus saques (5-5), el tenista aussie dio la puntilla. Dos juegos en blanco le catapultaron hasta cerrar el set: 7-5.
Sin historia.
Al perder el primer set y llevar ya una hora y siete minutos en sus piernas, Rafa Nadal dijo basta. Tal y como desveló, no era el día para forzar (este, si llega el momento y puede ir, será en París, en Roland Garros). No tiró el partido ante su adversario, ni mucho menos, porque su filosofía y pensamiento se lo impiden, pero su batalla era otra: no lesionarse.
El saque, ese que tanto le molestaba, lo hizo sin forzar y no hubo ni un esprint de más para llegar a las dejadas del rival. Aunque hubo momentos de garra y amor propio cuando, por ejemplo, remontó para no empezar, como en el primer set, con un break en contra. Esa fue la única alegría que se llevó porque De Miñaur no levantó nunca el pie del acelerador y fue a cerrar el duelo sin hacer excesiva sangre.
El 6-1 en el segundo y definitivo set fue un mero trámite para un tenista australiano, que ya está en octavos de final del Godó y se sumó a la gran ovación con la que Barcelona despidió a Nadal.
Barcelona Ha ganado 12 títulos; con 67 victorias y solo cinco derrotas
Medio gas En el segundo set, la batalla de Nadal estaba en no lesionarse