ABC - Alfa y Omega

Crónica negra de un abandono materno

- JUAN ORELLANA @joregut

Noemí (Kelly Depeault) es una adolescent­e de 15 años que vive en un centro de acogida cercano a Montreal porque su madre entregó la tutela hace dos años. Está muy contenta porque por fin la Administra­ción ha decidido que ya puede retornar a casa con su madre. Pero en el momento de la vista con el juez, la madre echa marcha atrás y se declara incapaz de hacerse cargo de su hija Noemí. La niña queda tan destrozada y llena de rabia y dolor que iniciará un camino de huida hacia adelante que desembocar­á en el mundo de la prostituci­ón.

La directora canadiense Geneviéve Albert nos ofrece su primer largometra­je, que tiene dos núcleos dramáticos diferentes pero muy relacionad­os entre sí. Por un lado está la cuestión del abandono materno. La razón de que Noemí diga que sí prostituir­se radica en que antes su madre ha dicho que no a acogerla. Un no que supone un auténtico tsunami afectivo en la vida de Noemí. El único vínculo que ella desea, con su madre, se le niega de forma radical y dolorosa. Y entonces ella está dispuesta a apegarse a cualquiera que manifieste —o aparente manifestar— una mínima atención hacia ella. Y eso es lo que le unirá al proxeneta Zach (James Edward Metayer). El otro núcleo dramático, como ha recalcado su directora en diversas declaracio­nes, es el del consentimi­ento sexual. El sí de Noemí no nace del deseo, sino de la necesidad. Si quiere seguir con Zach, que le proporcion­a un cierto consuelo afectivo, no tiene más remedio que consentir en prostituir­se. Por tanto no es un acto libre, ni siquiera querido, pues ella experiment­a una repulsa absoluta cada vez que debe acostarse con un hombre. Tanto

Noemí como Lea, su antigua compañera de centro y ahora también prostituta, son dos chicas absolutame­nte abandonada­s. Por eso llora Lea al llegar a la mayoría de edad: «Ahora ya nadie va a buscarme». Porque cuando era una menor fugada al menos era buscada por los servicios sociales.

Noemí anhela ilusoriame­nte una sensación de libertad que le cure del vínculo inextricab­le con su madre. De ahí su gusto por las azoteas o por el aire que le da en la cara cuando viaja en automóvil. Pero, a la vez, busca desesperad­amente abrazos: de Lea, de Zach, incluso de su madre. En definitiva, es pura afectivida­d sin objeto, una herida de amor decepciona­do. Y, por ello, se convierte en una muñeca de trapo para hombres que la usan como una auténtica piltrafa. La muñeca hinchable que aparece al principio, cuando huye a casa de Lea, es una cruel metáfora de aquello en lo que Noemí va a llegar a convertirs­e.

Estamos ante una película muy dura, pero muy verdadera en sus diagnóstic­os antropológ­icos. Hay que advertir claramente de que se trata de una cinta para adultos por su explicitud sexual. No se trata de un mero exhibicion­ismo, sino que responde al deseo de la directora de mostrar la cosificaci­ón de una chica que vende su cuerpo porque cree que se ha quedado sin alma.b

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CONUNPACK DISTRIBUCI­ÓN La actriz Kelly Depeault interpreta a Noemí, una chica abandonada por su madre.
 ?? ?? Noemí dice que sí Directora: Geneviéve Albert País: Canadá Año: 2022 Género: Drama Público: +18 años
Noemí dice que sí Directora: Geneviéve Albert País: Canadá Año: 2022 Género: Drama Público: +18 años
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