Le decían «la niña del milagro»
Inspirado en Chiara Corbella, Roma acoge un proyecto para mujeres con embarazos que necesitan atención continuada. Valeria es la primera que entra
Valeria sale de su habitación hacia el salón de la casa agarrada de la mano de su hermana Mónica. Se dirige hacia la mesabajolamiradaatentadesumadre, Giovanna, quien le indica dónde sentarse. La joven de 32 años está embarazada desietemeses.elvestidogrisceñidoque eligióesamañanadelineasufigura,mediante la cual se aprecia una tripa que deja caer que está en la recta final para dar a luz. Una vez la ayudan a subir a la silla mira hacia arriba, sin fijarse en un punto concreto. Perdió la vista debido a un desprendimiento de retina el mismoañoquecumpliólamayoríadeedad, cuando un día se levantó y dijo: «Mamá, veo oscuridad». Su vida no ha sido fácil, incluso antes de nacer. Le detectaron una rara condición de enanismo cuando aún estaba en el vientre de su madre: «Medijeronquevalerianoteníanarizni extremidades. Pasé dos meses con una estampadelpadrepíoenlatripa.alséptimomesmeexplicaronqueeraunbebé sano, pero enano».
Abortar a su séptima hija era la mejor posibilidad que le llegaron a plantear y que, de haberlo hecho, señala Giovanna
Alfayomega,deberíahabersecalificado de «asesinato». Sin embargo, esto no significa que aceptar inmediatamente los problemas con los que venía su hija fuese sencillo: «Cuando fui a parir tenía dolores y la dilatación correcta, pero me negué a dar a luz y pedí que me hicieran una cesárea. Tenía miedo y le supliqué al padre Pío de nuevo: “Si me vas a hacer conocerla para luego dejarla morir, no me dejes verla”. Y pude acercarme a ella alosdiezdíasporqueantesnopodíahacerlopsicológicamente.mearrepentíde haber hecho esto». Dice Giovanna que llamaban al bebé «la niña del milagro» por su gran fuerza de voluntad. Ahora, tresdécadasmástarde,esvalerialaque se enfrenta a una situación similar. A su hijo le han detectado las mismas patologías que a ella: «El bebé pesaba solo 750 gramos la semana pasada». Es su cuarto embarazo tras sufrir tres abortos. Su madrecuentaque«ellasiemprelohaintentado,inclusoconlosriesgosqueconlleva» y añade que es normal que tenga «miedo a perderla», pero sabe que es lo que más quería su hija: ser madre.
Poresoestánenroma,aunquesonde Calabria. Residen en una vivienda temporal cerca del Hospital Gemelli, donde a Valeria le controlan su situación de riesgo. Es la primera madre que ha entrado a vivir en la Casa di Chiara, un pisodeacogidaparamujeresconembarazos patológicos que tienen que estar viviendo un tiempo en Roma para el seguimiento. Un proyecto impulsado por la Asociación Pro-vida y Familia cuyo portavoz, Jacopo Coghe, cuenta que la idea surgió de su propia experiencia: «Mi mujer se quedó embarazada de nuestro tercer hijo y a los cinco meses descubrimos que venía sin riñones. El bebé nació y murió en mis brazos en el quirófano 40 minutos después». Durante todo ese tiempo, el servicio perinatal
del hospital estuvo acompañando a los padres: «De ahí que se nos ocurriese la idea, ya que cada vez venían más mujeres para estas terapias y, a menudo, son familias con necesidades económicas que tienen que quedarse en esta ciudad mucho tiempo y no pueden permitirse un hotel o una casa que pagar».
Alescucharestashistorias,esimposible evitar mirar hacia algunos cuadros que decoran la habitación principal de la vivienda, que tiene cabida para tres familias. La imagen de Chiara Corbella está más que presente, no solo porque la iniciativa lleve su nombre. Con el parche en el ojo y su eterna sonrisa, la sierva de Dios —cuya fase diocesana de beatificación se cierra el 21 de junio— fue otra historia de valentía ya que, tras ver morir a dos hijos poco después del parto debido a graves malformaciones, volvió a quedarse embarazada. Pero le detectaron un cáncer y decidió no recibirtratamientoparaqueelbebépudiese nacer. Y así ocurrió. Su hijo sobrevivió, pero ella murió en 2012, dejando a todos una gran enseñanza sobre el sentido del amor, como describe Coghe: «Es un modelo de vida, un signo de esperanza para todas las madres que hayan podido conocer su historia viniendo aquí a Roma».