ABC (Sevilla)

Por los siglos del cante... amén

▸Los cantaores veteranos abren el baúl de la nostalgia de la Bienal de Flamenco en el Real Alcázar

- SANTI GIGLIOTTI SEVILLA

Volvemos a la puerta del León. Este martes de ayer es un presente trucado. El clima, no en vano, al caer la tarde se tornó en analógico, en un gris que lejos de aburrir aportaba una nitidez que hacía hermosear a una ciudad dispuesta a desempolva­r los libros de historia de lo jondo para ponerlos en sus más bellos estantes. El León del dintel de la puerta del Alcázar parecía mover la lengua para relamerse del gusto. Si la cola ayer le daba la vuelta a la Catedral, hoy llegaba hasta los puestecito­s de la Feria de Artesanía Creativa.

Las campanas de la Giralda llamaban a otra época. En el patio de la Matanza se daban cita las leyendas vivas. Podríamos decir que es la reunión de un consejo de sabios, que es como si las raíces salieran a la tierra y reclamaran el reconocimi­ento de sostener el árbol milenario sobre el que hoy cantan otros jilgueros. Si fuera ópera, serían los tres tenores. Si fuera rock, serían los Beatles. Pero eran cinco. Por los altavoces se anunciaba que Romerito de Jerez causaba baja por motivos médicos. Un aplauso espontáneo recorrió el Alcázar.

Hizo entrada Calixto Sánchez pregonando. Las pelotas americanas, lo rica y lo sanas que son. Niños y niñas que vuestras madres os den dinero. Eso contó ese docente que oxigenaba la cabeza de sus alumnos con flamenco, las matemática­s inexactas de nuestra Andalucía.

Cuando todo el mundo miraba a las tablas, un foco desvió la atención e iluminó a José de la Tomasa que se descubrió asomado a uno de los ventanales. Martinetes. Un chabolo con trece barras encierra el alma vibrante del gitano que le da besitos a las melodías. Chasquea los dedos y pulveriza el segundero, nos pone a respirar a cámara lenta.

Aquello contrastó con el terremoto que hizo acto de presencia. El Nano de Jerez sonríe y saluda, cambia el ánimo de las butacas. Juanito Villar va más serio, lleva a las espaldas el peso del cante gaditano. Jerez y Cádiz se dan la mano. El Nano antes de empezar a cantar las bulerías por so

leá, avisó: «A ver cómo me sale este toro para yo lidiarlo». La gente se ríe, él le da un buche a un vaso tono Coca Cola con misterio. Eduardo Rebollar lo acompaña con un toque delicioso.

Villar, con camisa roja, está encogido, con semblante de enigma. Al de la tacita de plata se le atraganta una tos dichosa que se quita a cabezazos con la ayuda del jarabe de las falsetas de Manuel Jero. Almíbar.

Mientras, el jerezano estaba inquieto, buscaba en la esquina izquierda al del sonido. No paró hasta que le trajeron un micro de pie. Acabó bailando sin apenas moverse, quitándose la muleta que llevaba puesta sobre la camisa y remató por bajo la faena.

«Las campanas de la Giralda llamaban a otra época. En el patio de la Matanza se daban cita las leyendas vivas»

Le dio otro sorbo distinto al cubata.

Marcelo Sousa salió a paso lento. De negro entero. La Farruca. Un escalofrío debió de recorrer el Parque Alcosa, esa peña de la Jumosa III, enfrente de la que fue su casa.

Y otra vez el de la Tomasa. Seguiriyas, «para aquella señora altísima que está allí». Lleva un pañuelo en la chaqueta morado túnica del Señor de la Salud. Cantos alamederos, torrente de fuego oscilante. Y ahora por Pepe Torres. Después por Tarantos. Él capitaneó este legado hecho espectácul­o. Por todos ellos abrocha unos fandangos.

Calixto cierra, sus canas son blancas como el mármol. A las once de la noche sentencia que el amor es una soleá. Tiene en su voz los ecos de la tierra fértil de Mairena del Alcor. Le dedicó su último cante a Romerito al que una pulmonía le había impedido estar con ellos. Desde el público le mencionaro­n aquel verso de Machado, y él, como apuntando en un almanaque interno dijo: «Algún día tengo que ir a Colliure a rendirle homenaje». Como si fuera poco bordar en el ambiente lo de los caballitos de madera. Una noche que es un antídoto contra el olvido, bálsamo para la pureza. Por los siglos del cante… amén.

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// JUAN FLORES José de la Tomasa sorprendió al público desde los ventanales
 ?? // JUAN FLORES ?? Manuel Jero, Nano de Jerez y Eduardo Rebollar, sobre el escenario del Real Alcázar
// JUAN FLORES Manuel Jero, Nano de Jerez y Eduardo Rebollar, sobre el escenario del Real Alcázar

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