ABC (Sevilla)

La natalidad de Miss Cataluña

- FERNANDO MUÑOZ

Hay que tener siempre a mano una salida. Pim pam pum. Ser el más rápido. Antes de que a David Broncano lo descubrier­an esos que son capaces de politizar hasta los decibelios de un estadio de fútbol, vivía como reportero de fortuna para Cristina

Teva en un programa de cine. Se iba por las plazas a hacer de reportero dicharache­ro con la gente que salía de ver una película de cine de autor. Hacer humor con eso es más difícil que llegar a competir contra el capo de la televisión con la sombra de ser un emisario del régimen. Pero el que vale, vale. Pim, una faltada; pam, chiste de follar; pum, «¿eres más racista o machista?». Y a tocar el bombo de la diversión mientras convences a tres millones de españoles de que quieren formar parte de ese club de colegas que se lo pasa mejor que nadie.

Eso se tiene o no se tiene. Berto Romero parecía tenerlo pero en sus aventuras en solitario se estampó. En Latre solo confiaba Latre, y así pasó. Aunque no hay que desesperar. Se puede no tenerlo y entrenarlo. Para eso vivimos en la era de los coaches. Los hay para cualquier cosa que se pueda necesitar en esta vida tan moderna. Incluso para dar discursos en concursos de belleza. Bien lo sabe Miss Cataluña, convertida en estrella fugaz de la viralidad por responder perfectame­nte –según los cánones de un coach– al tema de «descenso de la natalidad en España». «El descenso da la ‘notabilida­d’ en España –empieza ella, temblorosa y brillante como su vestido de lentejuela­s– es un tema que nos está impactando a nuestra sociedad. El descenso de la ‘notabilida­d’ es algo que nos hace sufrir y algo que tenemos que luchar en contra pero también es algo que nos puede mejorar como planeta y como sociedad». Impecable, le pese a quien le pese. Si Confucio inventó la confusión (Miss Panamá 2009 ‘dixit’), los coaches adoptaron el axioma de que crisis es igual a oportunida­d. Y lo repiten todos. Algún iluminado lo leyó allá por 2008 en un tatuaje con letras chinas y desde entonces tenemos que convivir con ello. La pobre Miss cumple con lo ensayado: me plantean un problema, digo que es grave y como no quiero que me llamen ceniza digo que es una oportunida­d. Y todos a aplaudir. Ojalá la invite Broncano, a ver qué responde sobre si es más machista o racista. O mejor: Pablo Motos, y todo Twitter a bailar en la ‘confución’.

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