El presidente equipara su plan contra los medios a la libertad en Venezuela
▸El Consejo de Ministros aprueba hoy la reforma para intimidar a la prensa crítica que anunció el presidente hace dos meses en el Congreso
Tres discursos de calado en apenas doce días, a casi dos por semana, dan para decir muchas cosas e incluso no todas exactamente iguales. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha arrancado el curso político en tres fases. La primera el pasado día 4 con su conferencia de vuelta del verano en el Instituto Cervantes de Madrid, donde se dedicó a atacar a los presidentes autonómicos del Partido Popular (PP), muy en especial a Isabel Díaz Ayuso, al tiempo que evitó referirse al concierto para Cataluña pactado con ERC y prometió duplicar el fondo de suficiencia para satisfacer al resto de comunidades autónomas. Pronto se supo que lo ofrecido apenas representa un porcentaje nimio (inferior al 1%) de lo que reciben las regiones españolas.
La segunda aparición se produjo el sábado 7 en el Comité Federal del PSOE, donde insistió en varios de sus argumentos contra los barones del PP, incluido el acusarles de dar «regalos fiscales a los ricos» y desatender al mismo tiempo los servicios públicos. Y donde soltó una frase que desde entonces le ha perseguido, la de que estaba dispuesto a gobernar «con o sin el [Poder] Legislativo».
Ayer completó los ‘fastos’ de apertura de la temporada política con un discurso ante los diputados y senadores del PSOE, reunidos en el Congreso, donde trató en buena medida de desdecirse, tendiendo la mano a los grupos parlamentarios para lo que queda de legislatura, y en primer lugar con su plan de «regeneración», largamente anunciado y que hoy llegará por fin al Consejo de Ministros, donde se concretarán las medidas contra los «pseudomedios» y la regulación de la publicidad institucional que el jefe del Ejecutivo lleva meses presentando, por ejemplo el 17 de julio en el Congreso
El anuncio lo hizo equiparando la situación creada en nuestro país por la «máquina del fango» con la de las libertades en Venezuela. A este último asunto le dedicó apenas unos segundos, evitando pisar los callos dejados por la actualidad en los últimos días, desde la llamada a consultas a Caracas de la embajadora venezolana tras haber tildado la ministra Margarita Robles de «dictadura» al régimen de Nicolás Maduro hasta la detención de dos españoles en aquel país este fin de semana acusados de pertenecer al CNI, algo negado por Asuntos Exteriores. Pero Sánchez dejó claro que su Gabinete defenderá la democracia allí, exigiendo de nuevo la publicación de las actas, y «también aquí, en España», dijo sin solución de continuidad, donde, explicó, «nos enfrentamos a la desinformación, a esa máquina del fango, ¿no? Una democracia que está siendo asediada, precisamente por esas campañas de desinformación y de bulos, presiones a periodistas...», se explayó ante los parlamentarios de su formación política.
Los grupos, a la espera
A la espera de conocer más detalles, fuentes de los distintos aliados parlamentarios del Gobierno, aun con escepticismo, celebran la inclusión de algunas de sus peticiones en lo que hoy verá la luz en la reunión semanal ordinaria del Gobierno. «Nos han comunicado que contiene propuestas nuestras. Lo veremos», señalan a este periódico desde ERC, mientras que fuentes de Bildu son más escépticos con la aceptación de alguna de sus propuestas, si bien matizan que se podrán incluir más adelante, en el trámite parlamentario. Con estas dos formaciones y con el resto, salvo con Vox, se reunieron antes del verano en representación del Gobierno el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y, por parte de Sumar, el de Cultura y portavoz además de esa formación a la izquierda del PSOE, Ernest Urtasun.
Por su parte, fuentes del Partido Popular dejan claro que no apoyarán «ningún planteamiento del Gobierno que se base en controlar a los medios de comunicación que les impida publicar temas y asuntos que incomoden al presidente Sánchez», informa
Emilio V. Escudero.
Desde Génova opinan que «resulta llamativo que Sánchez impulse su propuesta precisamente tras la investigación judicial contra su esposa, imputada por corrupción y tráfico de influencias, y cuando los casos de corrupción salpican directamente a parte de su Gobierno y su partido». Concluyen los populares que «el problema con la regeneración no la tiene en ningún caso la
democracia española, sino su partido, su Gobierno y él mismo».
Lo cierto es que el plan aparece ayuno de concreciones. Más allá de la limitación de la publicidad institucional que pretende Sánchez para evitar, como ha ejemplificado en muchas ocasiones, que existan medios digitales «sin lectores».
Bulos y preguntas
El diagnóstico del presidente del Gobierno, que volvió a exponer en su comparecencia en el pleno del Congreso el pasado 17 de julio, justo antes de las vacaciones de verano, es que existen «pseudomedios digitales que hacen negocio con la mentira», que «el 90% de los españoles se ven expuestos a noticias falsas de forma recurrente» o que «hay miles de bulos que se comparten un 70% más rápido que las noticias verdaderas».
Desde que llegó a La Moncloa en 2018, Sánchez sólo ha concedido entrevistas –salvo en algunas campañas electorales y ni siquiera en todas– a una emisora de radio, la Cadena Ser, excluyendo a todas las demás, en un país como España donde este medio es tan seguido e influyente. Tampoco en el ámbito de la prensa escrita la actitud de Moncloa ha sido más abierta, excluyendo entre otros a ABC de la posibilidad de entrevistar al presidente o a otros miembros de su Gobierno. La gestión de los turnos de preguntas en La Moncloa en la rueda de prensa de los martes ha sido objetada por los profesionales de distintos medios que cubren esa información, sin que con la actual portavoz, Pilar Alegría, se hayan modificado.