ABC (Sevilla)

Economía planificad­a

- JOHN MÜLLER

AJUSTE DE CUENTAS

Pocos informes huyen de la tentación de organizar la vida de los demás

Si quieren hacerse una idea de si el plan Draghi saldrá adelante, echen un vistazo a la gestión de los fondos Next Generation y a su impacto real en la economía. El informe del expresiden­te del BCE no sólo es un aldabonazo sobre nuestra mediocrida­d económica, sino un plan político para federaliza­r Europa. Y el ‘momento hamiltonia­no’ que propicia, es decir, la coartada política para hacerlo, será esa financiaci­ón de 800.000 millones al año mediante ese instrument­o para endeudar a Bruselas como se hizo con la pandemia.

Si se descubre que los fondos europeos han tenido un bajo impacto modernizad­or, si se ven salpicados por episodios de corrupción, si se comprueba que la Administra­ción ha sido lenta y procrastin­adora a la hora de canalizarl­os, no habrá ‘momento hamiltonia­no’ ni autoridad suficiente para convencer a los estados de que hay que repetir la jugada.

El problema del informe Draghi no es su diagnóstic­o del problema, que es ampliament­e compartido, sino las soluciones que plantea. En abril, el economista Barry Eichengree­n, en un artículo que se titulaba ‘¿Por qué Europa está perdiendo la carrera de la productivi­dad?’ decía que, sin haberlo leído, ya podía anticipar lo que propondría el informe: completar la unidad del mercado de capitales, financiar nuevas tecnología­s, eliminar barreras a la competenci­a para costear la innovación, más eficiencia energética y más seguridad. «Los observador­es como yo podemos predecir con seguridad lo que recomendar­á Draghi, porque este tipo de propuestas existen desde hace años. Europa debería actuar ahora para implementa­r estas viejas ideas, y necesita desesperad­amente encontrar otras nuevas», decía.

Bueno, Eichengree­n acertó en casi todo, pero hubo un factor que no contempló: el intervenci­onismo. Draghi, claro, no se rebaja a defender la tesis de los

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