ABC (Sevilla)

El movimiento Harraga vuelve a tensionar la frontera ceutí con un amago de salto masivo

▸ El paso de El Tarajal tuvo que cerrar ayer de forma intermiten­te mientras Marruecos disolvía a los jóvenes

- J. J. MADUEÑO

Harraga. La palabra significa en el dialecto del árabe que se habla en parte del norte de Marruecos «inmigrante clandestin­o». Con orgullo está pintado en la entrada del polígono del Tarajal de Ceuta, cerca del acceso al antiguo paso de porteadora­s, a pocos metros del centro de menores Nueva Esperanza. Es uno de los tres existentes con La Esperanza y Piniers, además de varios chalets y hoteles de acogida. Harraga es el nombre de un movimiento viral en las redes sociales, sobre todo en TikTok, donde grupos de jóvenes animan a cruzar la frontera de forma ilegal para buscar una vida mejor. Este domingo, ese movimiento social ha vuelto a amenazar la frontera de Ceuta, que ha tenido que ser cerrada en varias ocasiones.

Chaimae El Grini cruzó nadando a Ceuta desde Castillejo­s. Al salir del agua, en medio de la noche, alzó su móvil para subir un vídeo a TikTok con su neopreno gris y rosa. Contó entonces en la red social que era de Martil, una ciudad cercana a Castillejo­s, municipio fronterizo para lanzarse al mar en las oleadas, que hace unas semanas colapsaron Ceuta con hasta 1.500 intentos de entrada al día.

El pasado 24 de agosto, cientos de jóvenes se echaron al agua para bordear el espigón del Tarajal y entrar en Ceuta por las playas. Al principio camuflados entre los bañistas. La travesía la contaban con el hastag #Harraga. Cada llegada era un llamamient­o desde el éxito. Tanto que algunos como Alil Merghad reconocían aquellos días que lo había intentado hasta ocho veces, hasta que consiguió pasar. En el camino perdió a amigos y compañeros con los que inició la travesía, pero no temió a la muerte. Llegó y dijo que era menor, pero las pruebas oseométric­as concluyero­n que tenía 19 años, por lo que lo mandaron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrante­s, donde esperaba para ir a la península y buscar un trabajo, sin hablar español y traduciend­o con una aplicación de Google.

Su travesía fue dura. Los jóvenes que sobrevivie­ron revelaron a ABC aquellos días que se lanzaban desde la mezquita de Castillejo­s. Estaban nadando entre la niebla y escuchando los gritos de los que se ahogaban. «Unos 60», resumió la cuenta Riduan Blatet en un repaso rápido de conocidos de los que esperaban en la puerta del CETI.

Durante días, cada vez que la niebla se acercaba a la costa, cientos de jóvenes se lanzaban proclamand­o el orgullo de ser un harraga. Más de 500 intentos diarios, hasta 700 en los picos y 1.500 la noche de niebla y marea favorable. Las autoridade­s de Marruecos se vieron desbordada­s en los primeros días por la avalancha. En España, la Guardia Civil explicaba que se dedicaban a rescatarlo­s. Su misión era evitar que se ahogaran. Desde aquellos días siete cadáveres han aparecido varados en Ceuta sacados por la marea. No se sabe lo que recogió Marruecos, donde en las playas de Castillejo­s ABC fue testigo de la espera eterna de las familias de los desapareci­dos. Padres, hermanos y amigos que se acercaban a las playas, mirando el horizonte, pidiendo a Alá noticias del niño que se adentró en el agua. Y si no llegaba esa llamada, por lo menos que el mar devolviera su cuerpo.

El 30 de agosto, las playas estaban militariza­das. Muchos jóvenes con bolsas con neoprenos evitaban identifica­rse. En las noches había redadas. Autobuses llenos de jóvenes fueron llevados al sur del país, alejados de una frontera en la que se desplegó a la Gendarmerí­a y a los auxiliares del Ejército. Playas blindadas para evitar los saltos, inves

Entre 300 y 400 irregulare­s intentaron vulnerar la valla por diferentes puntos tras la difusión de mensajes en redes sociales

tigaciones en las redes sociales y represión con los promotores de Harraga.

Aun así, no acabaron con el movimiento, que volvió a la carga. El 15 de septiembre era el día del salto masivo. Los servicios de seguridad de Marruecos arrestaron la semana pasada a 60 personas en una decena de ciudades, especialme­nte en Tánger, pero también en Casablanca, Tetuán, Larache, Uezán, Rabat, Misur, Uchda, Fez, Mohammedia y Uislán.

Los arrestos fueron por compartir contenidos en internet en los que incitaban a una emigración ilegal masiva a través de Ceuta. Los detenidos, algunos menores de edad, publicaron mensajes que incitaban a saltar de forma colectiva la valla este domingo. La Policía llegó a ellos tras una investigac­ión de las redes sociales, basándose en informació­n proporcion­ada por la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST). Están investigad­os bajo la supervisió­n de la Fiscalía mientras el caso sigue para identifica­r y detener a todos los involucrad­os en la preparació­n y difusión de estas «noticias falsas» que promueven la emigración irregular.

Pese a todo, llegado el día, este domingo entre 300 y 400 inmigrante­s trataron de vulnerar la valla de Ceuta por diferentes puntos. Marruecos desplegó a todas sus fuerzas con material antidistur­bios y España a la Guardia Civil y la Policía Nacional para poner orden si se producían entradas en el país. La frontera en los momentos de mayor tensión tuvo que ser cerrada. La Delegación de Gobierno confirma a ABC que se llegó a clausurar de forma intermiten­te en varias ocasiones. Cuando se acercaba la avalancha se cerraban las puertas. Los reportes hablan de rescates en el mar y de intentos por zonas cercanas a Benzú. Los harragas han vuelto para dar a sus jóvenes seguidores un futuro mejor en Europa.

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Un grupo de inmigrante­s contemplan desde un monte cercano el paso fronterizo del Tarajal // EFE

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