ABC (Sevilla)

Espías bajo palabra del dictador

- LUIS DEL VAL

CAFÉ CON NEUROSIS

Lo peor de todo será soportar, otra vez, al Inmarcesib­le Mediador, el gran relaciones públicas, José Luis Rodríguez Zapatero

UNA de las caracterís­ticas de los totalitari­os es la enorme capacidad que poseen para inventarse enemigos. Saben, de antemano, que eso provoca cierta unidad, nacida del ancestro solidario de la tribu. El jefe de la tribu puede ser una mezcla de asesino y tonto del haba, o un amoral que emplea la mentira como si fuera una digna virtud, o un soberbio que para darse golpes de orangután en el pecho necesita meter gente en las cárceles, o enviar eficaces sayones voluntario­s, que saben que las pistolas no son para dar la salida a los corredores olímpicos. Pero en todas las variedades prevalece la mentira del enemigo. Franco exhibió la «conspiraci­ón judeo-masónica» una especie de poderoso grupo universal cuyos miembros, todas las mañanas, se levantaban pensando como matar a Franco, vivieran en Berlín, Londres, o San Cugat del Vallés. Los lilas secesionis­tas se han inventado un enemigo al que llaman España, donde todos los que vivimos desde Canarias a Vigo, queremos perseguir a estos lilas, los únicos aspirantes a héroes que, en lugar de poner en peligro su vida, cobran una nómina todos los meses. Pedro I, El Mentiroso, que es un totalitari­o vestido de demócrata, ha creado a la derecha y extrema derecha española que, en cuanto a él lo echen –ningún totalitari­o se marcha voluntaria­mente– se dedicará a poner la esvástica en plazas y balcones, y les colocará un brazalete amarillo a cualquier ciudadano que sea denunciado como izquierdis­ta. El sanguinari­o régimen comunista amenazaba con que vendría el capitalism­o y los rusos vivirían peor –¡todavía peor!– si no seguían respetando al Comité Central.

El último caso es el de la sanguinari­a dictadura de Venezuela, que ha descubiert­o a dos espías, gracias a los servicios de inteligenc­ia del Dictador, ejemplo de discreción y eficacia, como vimos en el paseo de maletas de doña Delcy Rodríguez por el aeropuerto de Barajas, con el hoy desterrado Ábalos, votando en contra de Maduro, y entonces maletero y enviado especial del Consejo de Ministros ¡Cómo que se les iba a escapar a estos expertos un espía español!

He tenido la suerte de conocer a algunos agentes del Cesid (cuando casi todos eran militares) y del CNI, y me consta que operan y han operado en países con eficaces servicios de contrainte­ligencia. Y van y vuelven, sin levantar sospechas. Lo peor de todo será soportar, otra vez, al Inmarcesib­le Mediador, el gran relaciones públicas, José Luis Rodríguez Zapatero. Y al más torpe de todos los ministros de Asuntos Exteriores, desde 1978, explicando las maniobras para poder traer a dos inocentes, a los que les ha pillado la maldad de ese histrión, que se viste como si se fuera a la despedida de soltero de un colega, y ha descubiert­o que Jesús nació en octubre. El bingo parece completo ¿Algún tonto más?

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