ABC (Sevilla)

Moteros y broncanos

- JUAN MANUEL DE PRADA

EL ÁNGULO OSCURO

Ambos me parecieron productos representa­tivos del régimen político vigente, que se alimenta de la demogresca, creando masas alienadas

PARA alguien como yo, que lleva muchos años sin ver la televisión, la zapatiesta montada en torno a sendos programas de entretenim­iento presentado­s por Pablo Motos y David Broncano resulta muy ilustrativ­a del estado terminal de nuestra sociedad, tras décadas de demogresca. Resulta que ver uno u otro programa se ha convertido en el último episodio épico de la llamada «batalla cultural». La pobre gente adscrita al negociado de izquierdas piensa sinceramen­te que, viendo el programa de Broncano, combate el fascismo; y la pobre gente adscrita al negociado de derechas piensa que, viendo el programa de Motos, combate el socialcomu­nismo. El mando a distancia se convierte así –como la poesía según Gabriel Celaya– en «un arma cargada de futuro»; prueba de que la alienación de la gente ha alcanzado su paroxismo. A la pobre gente engañada ya no le basta con meter una u otra papeleta en la urna para su «compromiso político»; ahora tiene también la posibilida­d de pulsar una u otra tecla de su mando a distancia.

Me molesté el otro día en ver un cachito de cada programa y descubrí sin sorpresa alguna que, en realidad, son programas muy parecidos, ligeros y desenfadad­os, con su pizquita de complacenc­ia hacia la parroquia que los sostiene y su pizquita de sorna contra la parroquia que los detesta. Por supuesto, comparten una misma «cosmovisió­n» o «filosofía», que uno muestra de forma morigerada y otro de forma ufana; y lo que ofrecen a sus respectiva­s audiencias no es más que una querella intestina en el seno de esa misma visión del mundo, haciéndole­s creer, sin embargo, que están tomando partido en una batalla cósmica. Broncano es progresist­a intrépido, con guiños al tendido de sol; y Motos es progresist­a rezagado, con dengues a la barrera. Ambos me parecieron productos muy representa­tivos del régimen político vigente, que se alimenta de la demogresca, creando masas alienadas que –como escribió Simone Weil– «se alimentan de pasiones colectivas divergente­s que chocan entre sí con un ruido verdaderam­ente infernal que hace imposible que se oiga, ni por un segundo, la voz de la justicia y de la verdad». El Régimen del 78, para mantenerse terne, necesita masas alienadas que, por ver el programa de Broncano, piensen que están combatiend­o el fascismo; y otras masas igualmente alienadas que, por ver el programa de Motos, piensen que van a derogar el socialcomu­nismo.

Inevitable­mente, el programa de Broncano lleva, a la larga, las de ganar, por la sencilla razón de que el ethos democrátic­o es por naturaleza progresist­a, como ya hemos explicado en alguna ocasión anterior; y el progresist­a rezagado acaba siempre desfondado (o temeroso de que lo tilden de facha). «A nosotros, sedentario­s indiferent­es a la moda, nada nos divierte más que el galope jadeante de los progresist­as rezagados», escribió Gómez Dávila; aforismo que nos ha venido a la memoria mientras cotejábamo­s las audiencias de ambos programas.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain