Un partido asambleario e inestable con un largo historial de deserciones
▸ Los 13 años del mandato de Junqueras son una excepción en la época reciente de ERC
Es lógico pensar que, cuando en marzo de 1931 un puñado de republicanos, obreristas y catalanistas fundaron ERC en el barrio barcelonés de Sants, los popes del nuevo partido ni pensaran que en 2024 estarían sus sucesores en una pugna interna sin cuartel por el poder de la formación política. Una idea que, eso sí, les pudo cambiar solo un mes después cuando Francesc Macià y Lluís Companys protagonizaron una pugna por declarar la II República española a un lado y otro de la plaza San Jaime de Barcelona.
La historia de ERC no se puede explicar sin la inestabilidad generada ya en sus inicios por el control de la dirección y que se arrastra hasta la recuperación de la democracia en 1978. Desde entonces, solo el periodo liderado por Oriol Junqueras (2011-2024), el más largo de un presidente en los casi cien años de historia, se puede considerar una excepción. Rota, desde luego, con su paso al lado y decisión de recuperar el cargo, lo que ha provocado que su ‘número dos’ durante 13 años, Marta Rovira, organice una alternativa. Vuelta a las esencias.
El partido de Josep Tarradellas, quien trabajó a favor de la Constitución (1978) y el Estatuto (1979), cuya figura ignoran en Calabria –calle barcelonesa donde está el cuartel general de ERC–, hacen suya los socialistas catalanes y hasta elogian los populares, no pasó de un escaño (a ocho) en el Congreso hasta 2004, un año después del gran salto en el Parlament, cuando los republicanos pasaron de 12 a 23 diputados autonómicos.
Fue Josep-Lluís Carod-Rovira quien transformó el partido, en 2004, recuperando las competencias para el presidente, como máximo líder de ERC, en lugar del secretario general, cargo que ocupaba desde 1996, justo después de que Àngel Colom (secretario general desde 1989) y Pilar Rahola dejaran el partido y fundaran el Partit per la Indepèndencia (PI).
Las turbulencias de los años 80 y 90, en la época de Heribert Barrera y Joan Hortalà, empezaron a verse con distancia y como una etapa superada. Barrera fue domesticado por Jordi Pujol y Hortalà acabó en CiU. Pero Carod-Rovira, sin embargo, no pudo evitar una salida traumática. En 2007 se crearon varias corrientes internas para superar los tripartitos con el PSC.
A Carod-Rovira lo sustituyó Joan Puigcercós, vencedor del fratricida XXV congreso (2008) que dejó como resultado dos escisiones lideradas por los dos candidatos que perdieron en la convención: Reagrupament de Joan Carretero y Solidaritat Catalana per la Independència de Uriel Bertran. En 2011 llegó Junqueras como única alternativa. Este trajo 13 años de paz. Y una nueva inestabilidad en 2024.
Los últimos cambios de la cúpula del partido, salvo en el año 2011, se llevaron a cabo en clave de no hacer prisioneros: o todo o nada