ABC (Sevilla)

Pedro Menéndez: la gesta, siglos después, del gran colonizado­r de la Florida

▸ El traslado de los restos del marino asturiano en 1924 sirvió para cerrar las heridas de la guerra de Cuba con EE.UU.

- MANUEL TRILLO

El 28 de agosto de 1565, día de San Agustín, Pedro Menéndez de Avilés avista las playas de la Florida. Lo envía Felipe II a expulsar a los hugonotes franceses que han osado instalarse en las tierras que en 1513 descubrier­a Juan Ponce de León. Poco después, el 8 de septiembre, desembarca al sur del fuerte francés y funda, en honor al santo de la jornadaa en que divisó aquella costa, San Agustín. El bravo asturiano o cumple su cometido y barre a los invasores heerejes. Hoy, 464 64 años después, es aún la ciudad habitada sin inteterrup­ción más an-antigua de EE.UU. U.

Menéndez, el adelantado dee la Florida, presta ser-servicio hasta el final inal de sus días. En septiembre de 1574, 574, cuando preparara en Santander una gran armada para Flan-Flandes, cae enfermo.mo. Fa-Fallece el día 17. Pero los azares de laa his-historia hacen que, siglos después, protagonic­e un nuevo hito.

Dispuso ser enterrado en Avilés, su villa natal, pero una galerna desvía el barco con su cuerpo a Llanes y allí reposa inicialmen­te. Sus despojos acaban llegando a Avilés, pero no es hasta 1919 cuando el ayuntamien­to decide erigir un mausoleo a su altura. En 1924 está listo. Para la ocasión asión se organiza un homenaje naje alal que, gracias al empeño peño de ciudadanos de ambos lados del Atlántico como los empresario­s John B. Stetson y José Antonio Rodríguez, el tabaquero Ángel Cuesta Lamadrid y el periodista Julián Orbón, se invita a una delegación americana.

A ellos se suma el correspons­al de ABC en Nueva York, Miguel de Zárraga, quien desde estas páginas promueve los puentes con EE.UU. En abril de 1924, publica un reportaje, ‘Manifestac­iones de españolism­o en la Florida’, en el que da cuen

tata del «espontáneo homenaje» anual a España en San Agustín. No faltan Isabel la Católica, Ponce de León ni Menéndez, encarnados por vecinos.

La representa­ción americana llega a España en agosto. El día 5 visita en Madrid la Casa de Blanco y Negro y ABC, y el día 8 asiste a una recepción en Avilés, a la que acude el embajador de EE.UU., Alexander P. Moore. Moore destaca el «talento excepciona­l» y el «patriotism­o inmenso» de Alfonso XIII, que «ha realizado el milagro de consolidar su Monarquía, convirtien­do en amigos y colaborado­res a los que alguna vez se considerar­on sus adversario­s».

Al día siguiente se trasladan con «toda solemnidad» los restos del adelantado a su mausoleo, «presidido el acto por el capitán general de la región, comandante general del departamen­tomento marítimo,marít embajador de los Estados Unidos, alcalde de AAvilés y delegados dde La Florida», recoge ABC. «Un numeroso gentío presesenci­ó el paso de la prprocesió­n cívico-religligio­sa, y se congregó en la iglesia de la Mercedced, donde se celebró un solemne funeral». LueLuego la comitiva se dirdirige a la iglesia de San Nicolás Antiguo, dondonde se depositan los restoresto­s. Una foto muestratra lal urna llevada en homhombros por el agregadodo mmilitar de la Embajjadad dde EE.EEUU.,U ayudantes del capitán general y del gobernador militar y delegado gubernativ­o. Hay además ofrenda de flores, banquete, baile, festival en la Asociación de Caridad, romería asturiana y baile de mantones.

Aquel encuentro da «inicio a unas nuevas relaciones al más alto nivel, entre las dos naciones, resquebraj­adas tras la Guerra de Cuba», destaca a ABC, un siglo después, Román Antonio Álvarez, miembro correspond­iente del Real Instituto de Estudios Asturianos. Fue, subraya, «la primera vez que una ciudad norteameri­cana enviaba una delegación al extranjero» y la primera en que «miembros del Ejército norteameri­cano participab­an en un acto oficial junto con colegas de armas del Ejército español, llevando a hombros el ataúd del insigne avilesino por las calles».

Tras los actos en Avilés, Alfonso XIII invita a la delegación al Palacio de la Magdalena de Santander, donde veranea. Según Miguel de Zárraga, «toda estaesta amabilidad» lesl parece «un sueño». El Rey salsaluda «uno por uno» a los 14 delegados, que «pudieron cconversar sin etetiqueta algunana con el Monanarca, encantadod­o ante la tan simsimpáti­ca ingenuinui­dad de sus visitasita­ntes». Al día sigusiguie­nte regresansa­n para un almuemuerz­o, precedidod­o de unos cóctelesle­s en «la mayor intimiinti­midad». De Zárragarra­ga cconcluye: «Al abrirse las puertas del PaPalacio de la MagdalMagd­alena a los norteameri­teamerican­os, se ha ensanchens­anchado España: ¡a nuestronue­s Rey se debe!».

Por primera vez tras el conflicto de 1898, militares españoles y norteameri­canos se unieron para portar juntos junto el féretro

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? // ABC ?? Portadas y crónicas que
ABC dedicó al traslado de los restos del marino en Avilés en agosto de 1924
// ABC Portadas y crónicas que ABC dedicó al traslado de los restos del marino en Avilés en agosto de 1924
 ?? // M. TRILLO ?? Menéndez de Avilés, en una estatua y encarnado por un actor en San Agustín
// M. TRILLO Menéndez de Avilés, en una estatua y encarnado por un actor en San Agustín

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain