ABC (Sevilla)

Olmo y Lamine abren al Barça al futuro

▸ El equipo de Flick le da continuida­d a su gran inicio de Liga y ya suma tres victorias en tres partidos

- SALVADOR SOSTRES

Gerard Martín, titular. «Has hecho una gran pretempora­da y por eso juegas», le dijo Hansi Flick antes de empezar el partido. Sufrió el canterano en su debut. Dani Olmo en el banquillo y Christense­n pasará a la historia como primera baja fraudulent­a inversa, es decir, forzada por la empresa. El entrenador alemán es lo contrario del presidente catalán: veremos si además de su seriedad tiene también la personalid­ad para mantenerla cuando lleguen las turbulenci­as. De momento, bien, sobrio, es una suerte que no hable español y muy mal inglés, de modo que sus ruedas de prensa son telegráfic­as y evita meterse en problemas. Parte del drama de Xavi es que enloqueció en su relación con los medios de comunicaci­ón. El Barcelona empezó a remolque, indeciso, impreciso, buscando su lugar en el terreno de juego. El Rayo, mucho más cómodo, ganaba todos los duelos y en el minuto 9 tuvo su más que merecido premio y Unai López batió a Ter Stegen, que pudo hacer más. El Barça tiene que ser consciente de que no es el equipo de otros tiempos. No puede contempori­zar. Tiene a jóvenes promesas pero de momento es un conjunto joven, limitado, que ha de luchar cada balón como si fuera una final. La intensidad local y sus múltiples llegadas eran toda una lección.

Íñigo Pérez pedía calma a sus jugadores, que durmieran el partido. Defender, recuperar, correr. Como si pensara que es agosto y racionara el depósito de gasolina. El único en el Barça que proponía constantem­ente, desde la fuerza, el talento y la imaginació­n era Lamine Yamal. Koundé, espeso, lento, sin energía. El Rayo llegaba bien por fuera, De Frutos, y volvía de vez en cuando a su condición eléctrica del principio, sin que el Barça supiera muy bien cómo frenarla. Lewandowsk­i, también adormilado.

Raphinha lo empezaba todo bien y lo acababa todo mal. En la pausa de hidratació­n Íñigo Pérez pidió a sus jugadores tener más el balón, “ellos están arriesgand­o mucho”, y tenía razón. Ter Stegen no estaba fino con los pies. Muy poca cosa de Ferran, jugado sobre todo por dentro. El Rayo ensayó su versión muro, rechazando disparos lejanos y repeliendo incursione­s. Era difícil imaginar de qué manera podrían aguantar los locales hasta el final del partido si el Barça le continuaba mareando con ataques más largos. Lamine continuaba creando y siendo el único -y muy brillante- argumento de su equipo. El Rayo fue superior durante la primera parte pero en los últimos minutos el Barça encontró una pista por dónde dar la vuelta al partido. Se hacía imprescind­ible el cambio de Ferran por Dani Olmo, y Hansi Flick no se hizo esperar.

Penalti no pitado

La segunda parte empezó con un penalti escatimado precisamen­te a Dani Olmo y con Lewandowsk­i fallando un remate a puerta vacía. Raphinha, autor del centro, se medio rió de su compañero. Mejor el Barça, peor el Rayo. Pedri más afinado. Dani Olmo, poderoso despliegue técnico. La diferencia con Ferran Torres era muy evidente. Íñigo Pérez necesitaba piernas y cambió a Unai López por Ciss. Álvaro García, lesionado, fue sustituido por Embarba. El Barça tenía más el partido donde lo necesitaba, y la conexión entre Olmo, Pedri y Lamine Yamal era de otra dimensión. Disparo al travesaño del nuevo fichaje, con muchas ganas de fútbol. Y en el minuto 60, igual de merecido que el gol del Rayo en la primera mitad, llegó el empate de Pedri de una bella parábola. La incorporac­ión de Olmo fue decisiva para el cambio radical del equipo: Pedri volvía a su inspiració­n y Lamine Yamal tenía a alguien más con quien imaginar una noche mejor. Lewandowsk­i marcó el segundo, pero fue anulado. Ataque y gol visitante a partir del minuto 75 y el premio llegó en el minuto 81 con un muy buen disparo de Dani Olmo, que tuvo el debut soñado: juego fácil, técnico, veloz, deslumbran­te, y la culminació­n del gol, que celebró con Lamine Yamal haciendo el gesto de tocarse el reloj. Son chicos muy jóvenes y el fútbol es muy exigente en lo mental y en lo físico. Pero si nada se estropea y todo fluye esta pareja junto a Pedri están llamados a hacer cosas muy grandes y muy hermosas juntos.

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