La Moncloa tumba la opa húngara a Talgo y deja su futuro en el aire
▸El Gobierno alude motivos de seguridad nacional y de orden público y declara el expediente secreto de Estado ▸Skoda podría volver a la carga para entrar en el fabricante de trenes con el respaldo del Ejecutivo
El Gobierno no dejará a la húngara Ganz-Mavag (Magyar Vagon) comprar a Talgo y deja el futuro del fabricante de trenes español en el aire. La Junta de Inversiones Exteriores (Ministerio de Economía), quien controla el conocido como escudo antiopas, ha decidido poner freno a la operación alegando razones de seguridad nacional, tal y como acordó el lunes en una reunión extraordinaria y refrendó ayer el Consejo de Ministros. Tras suspender la CNMV la cotización de Talgo, el Ministerio de Economía lanzó un comunicado alegando que la operación no ha sido autorizada «por motivo de protección de los intereses estratégicos y de la seguridad nacional de España», ya que cree que «conllevaría riesgos para garantizar la seguridad nacional y el orden público». La información incluida en el expediente elaborado por la Junta de Inversiones Exteriores, fue declarada como clasificada durante el encuentro ministerial, o lo que es lo mismo, secreto de Estado.
El Gobierno de Pedro Sánchez había dejado asomar en varias ocasiones ese argumento para tumbar una opa a la que lleva varios meses buscando oferta alternativa. En el seno del Ejecutivo no gustaba la operación por la presencia en el ofertante magiar del Ejecutivo de Viktor Orbán, a quien tildan de ultraderechista y de tener vínculos con el Kremlin. Con el fondo estatal Corvinus como acompañante en la operación, Magyar Vagon presentó oficialmente una opa en abril por 619 de millones de euros (a 5 euros por acción) que cuenta con el apoyo de los principales accionistas del constructor ferroviario español, pero que ahora queda en vía muerta. «Para el Gobierno, Talgo es una empresa estratégica dentro de un sector clave para la seguridad económica, la cohesión territorial y el desarrollo industrial de España», dijo Economía en el mismo comunicado.
El Ejecutivo cree que la tecnología de Talgo es material muy delicado para dejar en manos de Hungría. «Los trenes de Talgo pueden considerarse material muy sensible», llegó a decir en abril el Ministro de Transportes, Óscar Puente, exponiendo motivos incluso militares como la rodadura desplazable que tiene patentada Talgo y que permite a los trenes adaptarse de manera automática al tamaño de otros tipos de vías logrando así que las locomotoras
puedan rodar por cualquiera de los países europeos. También de fondo estaría la condición de Talgo como principal proveedor de material rodante de alta velocidad de Renfe.
Futuro incierto
La decisión tomada por el Gobierno, que tenía hasta octubre para dar su veredicto, podría abrir un frente con un país socio en la Unión Europea como es Hungría. Porque mientras el Ejecutivo alude a la seguridad nacional para vetar la operación, en paralelo ha alentado otras ofertas extranjeras como la propuesta de fusión lanzada por la checa Skoda y que el propio consejo de administración de Talgo llegó a rechazar
por no tratarse de una opa con mejor oferta económica que la de Ganz-Mavag.
Ahora lo que queda también en el aire es el futuro industrial de la compañía que necesita la entrada urgente de un inversor para dotar de capacidad de producción a una compañía que se encuentra al límite de sus posibilidades con su cartera de pedidos en récord histórico. La oferta magiar prometía sumar una superficie de más de 510.000 metros cuadrados en las ocho factorías que opera a lo largo de toda Hungría, lo que hubiera supuesto duplicar su capacidad.
El Gobierno ni siquiera ha dado margen a abrir cualquier tipo de negocia
ción con el homólogo húngaro de Talgo. Su representante en España para la opa, András Tombor, abrió la posibilidad incluso a ir de la mano de un socio español si eso servía para desatascar la operación. Hace unas semanas, las posturas parecían acercarse tras una visita a las instalaciones de Magyar Vagon de una delegación formada por altos cargos del Ministerio de Transportes y de Renfe. Pero nada de eso ha servido para cambiar la postura de un Gobierno que desde un principio ha sido partidario a facilitar una oferta alternativa.
En los últimos tiempos, Ganz-Mavag incluso se había abierto a la opción de entrar en Talgo acompañado de la SEPI, el holding empresarial del Estado. El proyecto planteado por los húngaros se comprometía a incrementar «drásticamente» la capacidad de producción de Talgo y a elevar sus ingresos por encima de los 1.000 millones de euros anuales. También a mantener la dirección española, las plantas y los puestos de trabajo en el país. Eso sí, el plan de Magyar Vagon no contemplaba una expansión industrial dentro de España.
En firme todavía siguen las intenciones de la checa Skoda por entrar en Talgo, quien podría volver ahora a la carga e incluso plantearse lanzar una opa, ya que sin la oferta húngara en firme, podría lanzar una oferta inferior a los 5 euros por acción que ofrecía GanzMavag. El Gobierno también ha tanteado en estos meses al brazo inversor de La Caixa, Criteria, y al grupo Escribano, ambos sin ningún tipo de experiencia en el sector ferroviario. Tampoco se descarta el desembarco de la SEPI. Cualquiera de estos tres podría unir fuerzas con un socio industrial para hacerse con el dominio de Talgo.
Tras conocerse la negativa del Gobierno de la operación, una vez la CNMV devolvió a cotización a la compañía tras varias horas suspendida, las acciones de Talgo llegaron a caer hasta un 10% y a cierre de mercado los títulos de la empresa española cerraron con una pérdida de valor cercana al 9% (3,9 euros).