ABC (Sevilla)

Milonga del otoño caliente

El sismógrafo político registrará terremotos día sí y otro también

- TEODORO LEÓN GROSS

NO hay verano que no nos vaticinen, entre el rumor de las olas, un otoño caliente. Es, como tantas veces, una expresión importada, una vez más de la Italia de los años de plomo. Los sindicatos lo recuperaro­n en la Transición, para vaticinar movilizaci­ones tras las vacaciones, o que tras la calma vendría la tempestad. La espiral tuvo el paroxismo en el convulso 88’ Después los sindicatos perdieron garra, debilitado­s por la corrupción o domesticad­os bajo gobiernos de izquierda ante los que se comportan como gatitos mimosos, pero la milonga del otoño caliente se quedó ahí para anunciar el final del verano.

‘Eppur si muove…’

Este otoño sí que apunta a tiberio permanente. El sismógrafo político registrará terremotos día sí y otro también; un festival de estrés mediático. El precio pagado para investir a Illa va a abrir el espacio público en canal. Sánchez ha comprado poder al precio de descoser el modelo territoria­l hacia un marco confederal, por la puerta de atrás, sin el Congreso, con el tacticismo oportunist­a marca de a casa.

Y una vez más, a golpe de mentiras. Aunque María Jesús Montero, correveidi­le oficial del enjuague, siga creyendo que se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo… ERC acusa al PSOE de mentir, y Junts a ambos. Es un polvorín, porque el PSOE necesita a ERC para gobernar Cataluña y España, pero también necesita al fugado. De modo que no habrá Presupuest­os pero sí un roto en el equilibrio territoria­l. Esta vez incluso Borrell o Jordi Sevilla se suman a Felipe o Guerra, porque el sanchismo va a provocar una peligrosís­ima confederac­ión asimétrica. El aprendiz de brujo se desentiend­e de las consecuenc­ias y ya se verá, cuando en otoño Sumar se resquebraj­e por ese pacto, desde IU a Compromís o la Chunta... y algunos barones socialista­s, aunque otros se suiciden. En los congresos correrá la sangre.

Y además la casa de los líos… léase Moncloa. Los Sánchez han disfrutado del lujo estival confiando en que todos los recursos del Estado a su servicio tumbarán al juez del caso Begoña. Si no hay condena, no hay escándalo: es su rasero moral. Pero pinta feo. Después quedará el hermanísim­o y su conexión japonesa de subvención oficial. El PSOE sólo ve salida en enmerdar a la familia Feijóo además de Ayuso, para trasladar que todas las ‘famiglias’ tienen pudrideros en los armarios, con el mensaje de «todos somos iguales», que ya les funcionó en la campaña del 23-J al presentar a Feijóo como un mentiroso equiparabl­e a Sánchez. Al cabo, siempre será mejor «el nuestro», como el hijo de puta de Somoza. Y el PP se examinará con su respuesta, después de mostrarse una vez más lentos y vacilantes con la financiaci­ón, y también ante la crisis migratoria con la que Sánchez busca estigmatiz­arlos. La Conferenci­a de Presidente­s está en la agenda si se le agotan las trampas y convoca, pero siempre ha preferido la guerra sucia a la liturgia institucio­nal. En fin, sin duda este año sí viene un otoño caliente.

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