La silla de ruedas
plicados, llenos de baches que la vida me ha puesto enfrente, pero los voy a superar», confirmaba tras aquella segunda lesión sufrida en mayo de 2021, recordando también que en este periodo falleció su padre.
Acompañada de su psicóloga María Martínez, Fernando Rivas y el resto del equipo, encontraron una luz que la levantaba cada día de ese agujero y que llegaba de la Torre Eiffel. Esos Juegos Olímpicos de París a los que acudía «en el mejor momento de su carrera», como señalaba Rivas en la previa de este torneo. Así lo demostró, cómoda fase de grupos, un susto en octavos, la mejor Carolina en los cuartos, y todavía superior en la semifinal. Hasta que, a once puntos de la medalla, un nuevo «me he roto».
EL BISTURÍ
Cuando el pie de Carolina se adhirió al suelo y su rodilla derecha realizó un giro brusco e incontrolado, temimos lo peor. El gesto es de libro, se somete al ligamento cruzado anterior, a la plastia que le colocaron en 2019, a un estrés mecánico con frecuencia insoportable. El cerebro de un deportista de alto nivel controla automáticamente durante el juego todos los elementos que protegen sus articulaciones. Es la propiocepción. Bastan unos instantes de desconexión, un fallo puntual en la coordinación, para que aparezca el riesgo. Y eso fue lo que paso en París en la rodilla derecha de Carolina Marín.
Las hipótesis que se plantean a esta hora son las siguientes; que la plastia pueda o no haber resultado afectada. De estar lesionada, si deja de proporcionar la estabilidad mecánica necesaria, estaríamos ante el peor pronóstico. Si los meniscos permanecen íntegros, mejora. La rodilla funciona como un órgano con todos sus elementos interrelacionados. Los ligamentos proporcionan la estabilidad necesaria para preservar los meniscos, que a su vez con su capacidad de amortiguación protegen al cartílago articular, que gracias a su capacidad de resistencia al roce y a la presión preserva al hueso del deterioro que produce la osteoartritis. Al tratar una lesión de rodilla debemos intentar restablecer todos los elementos de esta cadena. Aun admitiendo la peor hipótesis, creo que esta mañana no hemos visto el final de Carolina. La ciencia médica tiene recursos para restablecer la funcionalidad de su articulación. Y la mayor esperanza está en el gesto de rechazo de la silla de ruedas que hizo; demuestra que la deportista sigue en pie.