«En el cante flamenco, es el intérprete, no el palo, el que lo hace chico o grande»
▸ El cantaor jerezano estrena hoy en Tío Pepe Festival su homenaje a otro vecino ilustre, el compositor Manuel Alejandro
El mismo año en el que ha sido reconocido como Hijo Predilecto de Andalucía, José Mercé ha recibido un nuevo honor: ser embajador del festival cultural más importante de su ciudad, de la que también es estandarte. El ciclo ‘Veranea en la bodega’ del Tío Pepe Festival acoge el estreno hoy de un espectáculo homenaje dedicado a otro vecino ilustre: Manuel Alejandro. —En el Tío Pepe Festival, del que usted es embajador, va a presentar su homenaje a otro insigne jerezano, Manuel Alejandro. ¿Cómo surgió este proyecto?
—En el momento en el que me hicieron embajador de Tío Pepe yo vi la oportunidad de hacerle ese homenaje a Manuel. Es vecino, nacimos en la misma calle, así que para mí es un honor hacer este homenaje con sus temas.
—No puede haber encontrado el momento más idóneo. —Llevaba mucho tiempo queriendo hacer esto. Manuel es un flamenco de pro y siempre ha querido que yo hiciera sus temas en flamenco. En aquella época el flamenco era muy cerrado, había que tener mucho cuidado con los ‘flamencólicos’, como yo les llamo cariñosamente, porque si hacías un tema así igual te quitaban el flamenco y te quedabas sin comer. No podía tener mejor estreno, en Jerez. En su sitio, creo que de ahí podría salir hasta un disco y hacer lo que no me atrevía a hacer durante mucho tiempo pero que hoy día puedo permitirme hacerlo.
Manuel Alejandro «Es un flamenco de pro y quería que yo hiciera sus temas en flamenco» Renovarse «No puedes dormirte en los laureles. Hay que inventar siempre»
—Será difícil elegir el repertorio con tantos temas conocidos.
—Lo he visto con el maestro Albert Romero. Hay temas imprescindibles que tengo en mi mente. Por ejemplo, ‘Se nos rompió el amor’ no puede faltar.
—¿Cree que Manuel Alejandro tiene todos los reconocimientos que merece?
—No tiene todo el reconocimiento, deberían hacerle más. Creo que es el autor más grande que ha dado la historia de la música. Es un gran poeta, un gran músico, tiene un corazón que es música. Habría que hacerle una cosa grande, que se enterara el mundo entero. Habría que darle una vuelta a nivel mundial.
—Como usted, el maestro es marca Jerez.
—La música de Manuel Alejandro es marca universal, patrimonio mundial. Además tenemos la suerte de que ha nacido en Jerez, es hijo del maestro Álvarez Beigbeder y su hermano José María también es un gran músico. Nos poníamos en el balcón de su casa a ver la salida del Prendi. Manuel es Jerez, siempre ha llevado Jerez por bandera. Cuando se pone a tocar el piano, se pone a escribir, Jerez está siempre, no se le va.
—Y a usted, ¿qué supone que le hayan reconocido como Hijo Predilecto de Andalucía? ¿Cómo lo recuerda? —Un honor muy grande. Recuerdo que estaba en Manhattan, estábamos en el Carnegie Hall, serían las 5 de la madrugada y sonó el teléfono. Me
asusté. Era Juanma Moreno. Le dije: «Presidente, para darme una noticia así cualquier hora es buena».
—A más premios y reconocimientos, mayor responsabilidad. ¿Le pesa?
—Realmente todos estos premios cada vez te dan más responsabilidad a tu carrera, pero el premio después lo tienes que hacer grande tú, tu persona, con tu vida. Como siempre digo, me falta el Princesa de Asturias. Ya estuve nominado hace muchos años. Afortunadamente llevo muchos años en esto y he recogido muchos premios. Aunque yo siempre digo que el mayor premio que tengo es mi familia, que es la que me lleva, me llena y me hace estar en los escenarios, junto con mi público, mi gente, que van a los teatros y lo llenan. Eso para mí me da vida.
—Una de las características de su carrera es el amor a su público, pero también la proyección que hace del flamenco.
—Me gusta el flamenco abierto, creo que no se pierde ni un ápice de hondura ni de pureza. Creo que en el cante flamenco, el intérprete es el que lo hace o chico o grande. En el argot flamenco se dice que la seguiriya es un cante grande y la bulería un cante pequeño, por ejemplo. Pero yo eso no lo entiendo. Si canta un señor por seguiriya y no te dice nada, ¿dónde está la grandeza?
Éxito en Nueva York —También defiende y reivindica a sus compañeros.
—Realmente a ver si nos damos cuenta de una vez por todas que la marca España es el flamenco. No hay otra música en nuestro país. Al flamenco no se le da la importancia que tiene, no lo entiendo, porque fuera, no se imagina la gente lo que se forma. Recientemente en el Carnegie Hall se levantó el teatro entero. Eso te hace sentir tan grande, estar a tantos miles de kilómetros de tu casa, que respeten de esa manera el flamenco. Yo canté por seguiriya, el cante más duro. La gente estaba encantada, escuchando. Ahí te das cuenta de lo grande que es el flamenco y la música nuestra.
—Ya que usted no tiene pelos en la lengua. ¿Qué le parece el programa de la Bienal de Flamenco de Sevilla?
—No sé, la palabra Bienal para mí significa que deben estar los mejores del flamenco. Pues no sé, a mí no me han llamado. Yo espero que se den cuenta de eso, que tienen que estar los mejores. Están en un plan de hacer unas cosas muy raras. No sé. El flamenco es cante, baile, tocar la guitarra y cantar y bailar. Hay que llevar un obra nueva, en fin. Yo lo respeto todo, cuando quieran llamarme que lo hagan.
—En cualquier caso, a Sevilla vuelve pronto. En octubre participará en un ciclo benéfico de la Fundación Antonio Guerrero en el Cartuja Center. ¿Qué traerá?
—Voy con el espectáculo de ‘Oripandó’. No quiero pecar de presuntuoso, pero es muy buena la obra que hemos hecho Antonio Orozco y yo, hemos estamos trabajando mucho tiempo. Voy a seguir girando con ella hasta al menos 2025 que saldrá espero algo que estamos preparando con Vicente Amigo.
—¿Usted se ve como Manuel Alejandro, hasta los 90 y pico?
— Yo hasta que mi gente me aguante y me diga que tengo que estar. El día que yo vea que mi gente no quiere que esté, pues apaga y vámonos y para casa.
—Pero siempre investigando, como en ‘Oripandó’.
—Por supuesto. Dormirte en los laureles no puedes. Hay que estar siempre investigando, haciendo cosas. Si te equivocas, pues también se aprende, que es muy importante. Yo voy a seguir en mi línea.