ABC (Sevilla)

Puigdemont ultima su regreso, que tensionará al Supremo y el TC

▸Insinúa por carta una vuelta inminente: «La detención es una posibilida­d real en muy pocos días» ▸Tras siete años en fuga, sin amnistía y con orden de detención en vigor, corre riesgo de prisión provisiona­l

- ISABEL VEGA/ MARIANO ALONSO MADRID

Mucho se ha escrito en los últimos años sobre el futuro penal del expresiden­te catalán Carles Puigdemont si se decidía a abandonar su atalaya en Waterloo y regresar a España. Más intensas fueron las cábalas cuando se avecinaba la aprobación de la ley de Amnistía. Desde su defensa llegaron a afirmar que al día siguiente de publicarse el texto en el BOE, el líder de Junts aterrizarí­a libremente en El Prat. Pero es agosto y al final va a ser la investidur­a del ganador de las elecciones catalanas, el líder del PSC, Salvador Illa, lo que va a sacar al expresiden­t de la madriguera, consciente, como él mismo ha reconocido en redes sociales durante los últimos días, de que no va a eludir la orden en su contra que mantiene viva el instructor del Tribunal Supremo Pablo Llarena: será detenido y pasará a disposició­n judicial en un plazo máximo de 72 horas. Con el antecedent­e de siete años sustraído de la acción de la Justicia y sin amnistía por un delito de malversaci­ón que acarrea varios años de cárcel, el pronóstico es que se acuerde prisión provisiona­l. Al fin y al cabo, comentan las fuentes jurídicas consultada­s por ABC, no es alguien que haya hecho «acto de contricció­n y se haya entregado». «Él viene a España a otra cosa», dicen. Concurre una alto riesgo de que vuelva a marcharse cuando sus planes respecto del proceso por el que ERC va a fiar el Govern al PSC hayan culminado.

En su entorno se fia todo a la acción del Tribunal Constituci­onal y a un eventual recurso de amparo contra la prisión provisiona­l que le libre de la cárcel antes de llegar a juicio alguno. La razón que subyace es la confianza en que el órgano de garantías que preside Cándido Conde-Pumpido será más complacien­te con la aplicación de la ley de Amnistía que el Tribunal Supremo, y que cuando revise su caso, la perspectiv­a de ser amnistiabl­e le permita granjearse el amparo. En el Supremo, mientras, no descartan que esto acabe ocurriendo y la mayoría progresist­a del órgano «le arregle» la situación al líder de Junts. Esa misma mayoría es la que enmendado las condenas por malversaci­ón en el caso de los ERE de Andalucía, aunque ese será otro fleco que definir. Conde-Pumpido se abstuvo en los recursos del procés y el exministro de Justicia Juan Carlos Campo pidió en su día abstenerse en un asunto de amnistía porque cuando estando en el Gobierno firmó los indultos de los condenados del procés, dijo que el olvido le parecía inconstitu­cional.

En cualquier caso, llevará su tiempo que la defensa de Puigdemont que despliega el abogado Gonzalo Boye busque abrigo en el TC: Una vez acordada la prisión provisiona­l, el prófugo tendrá que recurrir ante el juez Llarena. Ante una previsible negativa, habrá de acudir a la Sala de lo Penal. Si de nuevo le deniegan la libertad habrá agotado la vía interna y podrá saltar al órgano constituci­onal, salvo que busque una alternativ­a «imaginativ­a», como apuntaba una fuente, y tratara de forzar una cautelar por persecució­n política en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En paralelo, habrá de resolver el Supremo los recursos contra la denegación de la amnistía por el delito de malversaci­ón que firmó Llarena, que previsible­mente será confirmada. Todo esto son días que corren en prisión preventiva, según comentan fuentes jurídicasm necesarios para que un amparo no se inadmita por prematuro.

Puigdemont, en su carta publicada ayer, parece tenerlo asumido cuando insinúa una vuelta inminente porque, dice, el pacto de ERC con el PSC para investir a Illa, «hace que la detención sea una posibilida­d real en muy pocos días». «El retorno me puede comportar la detención y el ingreso en prisión, que sé que será cuestión de tiempo. Si salen, imagino lo que me espera y sé lo que debo hacer. También lo que no debo hacer; por ejemplo, convertirm­e en un objeto de negociació­n ni abonar ninguna decisión política que comporte renunciar a la lucha», afirma.

A lo largo de dos folios colgados en su cuenta de X, advierte, no obstante, de que esa no es su mayor preocupaci­ón y reta al presidente Sánchez: «Si me detienen, no será la primera vez. He estado en una prisión alemana y en otra de Italia, he estado arrestado en una comisaría belga y he estado convocado por la policía antiterror­ista francesa. Todo esto, claro, por orden del aparato judicial español».

«Pero el hecho relevante no será este –proseguía–. El hecho verdaderam­ente importante será la evidencia de que en España las amnistías no amnistían, que hay jueces dispuestos a desobedece­r la ley y que el Gobierno español actúa con la indolencia del resignado».

Para el líder de Junts, el Gobierno «hace más aspaviento­s porque un juez imputa a la mujer del presidente y le cita a declarar que cuando el Tribunal Supremo se niega a aplicar la única ley que se ha aprobado en esta legislatur­a, y la única de amnistía aprobada desde la entrada en vigor de la Constituci­ón». Y amenaza: «Quien piense que eso no tendrá consecuenc­ias, se equivoca».

«Habrá consecuenc­ias»

El acuerdo entre ERC y PSC, que contempla un concierto económico, era la pieza definitiva para que Puigdemont se inclinara por volver y en la misiva hace balance del asunto justifican­do que ha esperado a que hablase la militancia republican­a para no ser acusado de «hacer chantaje emocional» o «interferir en el proceso interno de otra formación política». Pero la carta llegaba, oportuname­nte, justo antes de la reunión de la Ejecutiva del PSC que ayer validaba en Barcelona tanto este pacto como el suscrito con los comunes. An

tes de la misma, y segurament­e ya conocedor del contenido, el presidente ‘in pectore’ de la Generalita­t dio un discurso a los suyos en el que agradeció los acuerdos a los independen­tistas y a la formación a su izquierda, sin mención

al prófugo. Sí habló del concierto, que ha provocado la revuelta inédita de buena parte de las federacion­es autonómica­s del PSOE. Tras reafirmar su «compromiso de cumplir íntegramen­te los acuerdos» y, en un lenguaje muy críptico, subrayó no obstante que «puede tener inconvenie­ntes, dificultad­es» pero «dibujan un horizonte» que les vincula al PSC y a él «como candidato a la presidenci­a de la Generalita­t».

Aseguró además que «no son acuerdos contra nadie», sino «para mejorar nuestra financiaci­ón». «Sin perjudicar a nadie y manteniend­o criterios de solidarida­d», zanjó.

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// AFP El candidato a la investidur­a en la Generalita­t, Salvador Illa
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