Macron se alinea con Sánchez y reconoce un Sahara marroquí
▸ El cambio de postura del Elíseo llega tras un intenso intercambio diplomático con Rabat
Ayer se produjo un giro histórico de la diplomacia francesa en el Magreb, con grandes repercusiones económicas y diplomáticas llamadas a transformar los equilibrios establecidos desde hace décadas en el Mediterráneo. En una carta personal dirigida al Rey de Marruecos, Mohamed VI, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que «el plan marroquí para la autonomía del Sahara es la única base para dar una solución al problema saharaui».
Tras muchos años de crisis latente y equidistancia problemática, Macron se decidió así definitivamente por el apoyo francés a Marruecos, abriendo una nueva crisis de fondo con Argelia, gran potencia regional, séptima exportadora mundial de gas natural.
En su carta a Mohamed VI, Macron dijo: «El presente y el futuro del Sahara occidental se inscriben en el marco de la soberanía marroquí». Y agregó: «El plan marroquí de autonomía del Sahara occidental, concebido el 2007, es la única base para alcanzar una solución política, justa, durable y
negociada, conforme a las resoluciones de las Naciones Unidas».
En su día, las resoluciones de Naciones Unidas tenían previsto la celebración de un referéndum de autodeterminación en el antiguo Sahara español, un territorio de 266.000 kilómetros, al sur de Marruecos, ocupado por Rabat con una legendaria marcha organizada por el padre del actual Rey marroquí. Desde entonces, buena parte de los pueblos saharauis, trashumantes, en algunos casos, encontraron refugio en Argelia, abriendo un inconcluso conflicto a tres ban
das: Marruecos, Argelia y Francia. Durante varias décadas, sucesivos gobiernos franceses cultivaron una ambigüedad relativa, a la que Macron ha puesto fin, apoyando la tesis de un Sahara marroquí.
La carta de Macron a Mohamed VI culmina un largo proceso negociador, en el que también han estado presentes las grandes empresas francesas con intereses en Marruecos y el Magreb.
El 30 de octubre de 2023, 23 días después del ataque de Hamás contra Israel, Nicolas Rivière, representante de
Francia en la ONU, fue el primero en anunciar que, desde la óptica francesa, «había llegado el momento de avanzar» en la cuestión del Sahara, siguiendo los proyectos de Marruecos presentados por vez primera muchos años atrás. Por las mismas fechas, Rabat adoptó ante la guerra de Gaza una posición compatible con las posiciones de Washington, Berlín y París.
Grandes empresas
Meses más tarde, en febrero pasado, Stéphane Séjourné, ministro francés de Asuntos Exteriores, visitó Marruecos, anunciando que, a su modo de ver, era «urgente» avanzar en la cuestión saharaui, apoyando veladamente las posiciones marroquíes. Siguieron las visitas a Rabat de los ministros franceses de Economía, Comercio Exterior e Interior, para abordar cuestiones sensibles para las relaciones bilaterales.
En paralelo, los dirigentes de grandes empresas francesas con capital público y privado –EDF, Angie, SaintGobain, Safran y Total Energies, entre otras– fueron invitados a Rabat, donde se les prometieron «grandes posibilidades de inversión». Los empresarios transmitieron a Macron su visión optimista al respecto.
Tras la carta, Argelia reaccionó con dureza y retiró a su embajador en París. Desde la óptica argelina, la decisión de Macron «vulnera y es una burla de la legalidad internacional». El Gobierno argelino estima que Macron «no ha calibrado los riesgos y las repercusiones internacionales de su decisión».
Por su parte, el Frente Polisario, representante histórico de buena parte de los pueblos saharauis, y refugiado en Argelia desde finales de los 70, estima que Francia ha tomado la decisión de apoyar la «ocupación violenta e ilegal» del Sahara occidental.