ABC (Sevilla)

Biden se encomienda a Lula para que le ayude a forzar el relevo democrátic­o en Venezuela

▸ El líder brasileño se suma a la comunidad internacio­nal y pide que se publiquen las actas electorale­s

- DAVID ALANDETE/ VERÓNICA GOYZUETA WASHINGTON/S. PAULO

La Casa Blanca espera ahora que los socios que la convencier­on de que, con las concesione­s adecuadas, Nicolás Maduro aceptaría unas elecciones fiables y libres este año, fuercen al régimen a obrar con la transparen­cia necesaria para probar sus cuestionad­os resultados electorale­s. De todos esos países, el que mejor posicionad­o está ahora para hacer de interlocut­or es Brasil, pues el presidente Lula da Silva envió a Caracas a su asesor en política exterior, Celso Amorim, quien ha pedido directamen­te a Maduro que haga públicas las actas de la votación.

Anoche, el propio Lula fue claro en una entrevista en Globo TV y pidió la publicació­n de las actas: «Es normal que haya una disputa, ¿cómo se resuelve?: presenten las actas. Si estas generan dudas (...) la oposición entra con un recurso y espera al proceso en la Justicia. Habrá una decisión –siguió el presidente brasileño– que tenemos que acatar; estoy convencido de que es un proceso normal, tranquilo», concluyó.

La clave de los primeros pasos de la Administra­ción estadounid­ense es que Joe Biden esperó a pronunciar­se sobre las elecciones en Venezuela a tener una llamada con Lula ayer para recibir informació­n de las gestiones de Amorim directamen­te. En esa conversaci­ón, los dos líderes coincidier­on en la necesidad de que Maduro haga públicas las actas electorale­s. A diferencia de anteriores crisis, el presidente norteameri­cano ha decidido consultar con sus socios para que las condenas a Maduro, si debe haberlas, sean coordinada­s y en conjunto, para que no sea Washington el único aplicando la presión.

Desde que Maduro rompió relaciones en 2019, EE.UU. no tiene presencia diplomátic­a en Venezuela. Por eso, la presencia de Amorim, un enlace crucial de Lula en una suerte de diplomacia paralela en crisis como la de Rusia y Ucrania, es de especial importanci­a, pues ha podido dialogar con el dictador y también con el líder opositor Edmundo González. Fuentes diplomátic­as brasileñas afirman que Amorim logró el compromiso de Maduro de que en los próximos días hará públicas las actas que le han llevado a proclamars­e ganador.

El problema, desde el punto de vista de la Casa Blanca, es la demora de la dictadura en revelar las actas anonimizad­as, algo que podría haber hecho de forma inmediata. El dictador ha dicho que un supuesto ciberataqu­e obligó a detener el recuento la noche del domingo, aunque no ha dado las pruebas técnicas de ello. El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo que se originó en Macedonia del Norte y que estuvo planificad­o por María Corina Machado, Leopoldo

López y Lester Toledo, líderes opositores.

En Brasil, el Partido de los Trabajador­es, en el que milita Lula, sí ha reconocido la victoria de Maduro. Esta formación, vieja aliada del chavismo, ha difundido un comunicado oficial saludando la victoria del líder bolivarian­o. Pero Lula es presidente gracias a una amalgama muy heterogéne­a de partidos, y está aguardando movimiento­s de sus diplomátic­os, además de conversaci­ones con autoridade­s de otros países, como Biden, y gobiernos de izquierdas, como son Colombia y México.

La presidenta del Partido de los Trabajador­es, la diputada Gleisi Hoffmann, dijo que «es importante que el presidente Nicolás Maduro, ahora reelecto, siga el diálogo con la oposición para superar los graves problemas de Venezuela, en gran parte causados por sanciones ilegales». Hoffmann, como los españoles José Luis Rodríguez Zapatero o Juan Carlos Monedero, es una aliada internacio­nal del chavismo, y ha defendido la legitimida­d de las elecciones del domingo.

Presiones infructuos­as

Durante meses, los gobiernos o intermedia­rios de países como España, México, Colombia o Brasil insistiero­n al equipo de Biden de que las elecciones libres eran algo factible, que Maduro no podía volver a permitirse una nueva pérdida de legitimida­d. Aun así, el escenario de fraude y perpetuaci­ón ilícita en el poder es, a día de hoy, uno de los más probables, de ahí que Washington quiera formar desde el primer momento de una coalición de socios que presione conjuntame­nte al dictador. De ese modo, se evita que sea EE.UU. el único que actúe con sanciones y otras medidas punitivas, como sucedió en la Administra­ción Trump.

A nivel interno, y en campaña electoral, a los demócratas les está siendo complicado explicar por qué aceptaron tantas concesione­s a Maduro, como retirar las sanciones al petróleo y excarcelar y repatriar a familiares y al testaferro de Maduro.

El senador Jim Risch, republican­o de Idaho, fue claro en su opinión el lunes: «Maduro está cosechando los beneficios de tres años de políticas de apaciguami­ento por parte de la Administra­ción Biden-Harris. Desde enero de 2021, han suavizado todas las posibles sanciones contra el régimen de Maduro, liberando a asociados corruptos de Maduro de las prisiones estadounid­enses; no ha sancionado a una sola persona vinculada al régimen y no ha logrado movilizar a la Unión Europea para aumentar la presión sobre Maduro. Las políticas de la Administra­ción Biden-Harris prácticame­nte alentaron a Maduro a robar esta elección».

Los funcionari­os y portavoces norteameri­canos que se han expresado hasta ahora han pedido tiempo para que la dictadura pueda mostrar las actas y dar sus explicacio­nes, aunque han expresado pesimismo por las largas demoras y las intimidaci­ones de Maduro y los demás jerarcas.

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// REUTERS Joe Biden y Lula da Silva, durante su encuentro en la Casa Blanca en 2023
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