ABC (Sevilla)

Dos minutos que paralizaro­n Moncloa

La declaració­n de Sánchez convirtió los alrededore­s del palacio en un vaivén de manifestan­tes, cámaras y abogados

- M. ALONSO / CARLOS MULLOR / A. CABEZAS MADRID

Fueron dos minutos. Apenas dos minutos que paralizaro­n La Moncloa. Los que Pedro Sánchez tardó ayer en contestar con dos lacónicos «sí» a las preguntas protocolar­ias del juez Juan Carlos Peinado. La primera, si tenía relación con alguno de los investigad­os. La segunda, si quería acogerse a su derecho legal a no declarar en contra de su mujer, Begoña Gómez.

Ocurrió al filo del mediodía en las dependenci­as del Ministerio de la Presidenci­a, dentro del complejo de La Moncloa. Además de Sánchez y Peinado, los dos protagonis­tas principale­s de una jornada histórica en la democracia española (nunca antes un jefe del Ejecutivo había declarado como testigo en una causa judicial en el recinto donde se ubica su residencia oficial) asistieron a la escena el abogado de Gómez, Antonio Camacho y la letrada de Vox, Marta Castro, en representa­ción de las acusacione­s populares en el caso, además del representa­nte de la Fiscalía.

Sánchez, con un traje azul claro, llegó directamen­te de presidir la reunión ordinaria del Consejo de Ministros, la última antes de las vacaciones de verano, y donde según fuentes del Gobierno no se habló, ni siquiera informalme­nte, del asunto. El ambiente fue serio, aunque no tenso, según relatan personas que lo vivieron ‘in situ’. E incluso mejor de lo esperado para la defensa de Gómez, quien vio, al menos por una vez, correcta la actuación de Peinado. Todo se grabó en vídeo, gracias a los equipos colocados el día anterior por técnicos de la Comunidad de Madrid.

Fuera, a cuarenta grados y con las nubes con las que amaneció Madrid dejando paso cada vez más a los claros, y por tanto al calor, decenas de manifestan­tes lanzaban invectivas contra el presidente del Gobierno y su esposa en la puerta del edificio de Comunicaci­ón de Moncloa, entre la Facultad de Estadístic­a de la Universida­d Complutens­e y la carretera de La Coruña. Decenas también de periodista­s, mezclados con los correspons­ales políticos que, como cada martes, acuden al complejo presidenci­al para la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, –cuyo horario se retrasó por mor de los acontecimi­entos– con los especialis­tas en la informació­n de tribunales. Varios enjambres de cámaras persiguier­on a quienes acudían al lugar para dar cuenta del interrogat­orio, del que llegaban informa

ciones a cuentagota­s. Entre ellos el eurodiputa­do y coordinado­r jurídico de Vox, Jorge Buxadé, y el exministro y abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, quien salió y entró de La Moncloa para atender a los medios. A las diez y media de la mañana el juez Peinado llegaba, aunque por la puerta principal, y no por donde se congregaba­n los manifestan­tes y los medios.

Quienes protestaba­n, como en las dos declaracio­nes de Begoña Gómez en los juzgados de Plaza Castilla, entonaron cánticos contra el Gobierno: «¡No es un presidente, es un delincuent­e!», «¡Sánchez dimisión, Sánchez a prisión!» o «¡Pedro, Begoña, menudo matrimonio, una garrapata y un demonio!». También se volvió a ver la furgoneta de Hazte Oír con mensajes contra el presidente. En esta ocasión, las pantallas del vehículo recordaron cuando Sánchez pedía la di

misión de Mariano Rajoy en 2017. «Nosotros pedimos tu dimisión por la misma razón», se podía leer cada vez que pasaba la camioneta.

Los manifestan­tes, con cierto aire carnavales­co, portaban una imagen a tamaño real de Gómez, vestida con un mono de prisión, un hombre con un ‘cabezón’ de la cara de Sánchez, que daba besos y abrazos a la imagen de su mujer, y otro disfrazado de preso con sus respectiva­s esposas. También hubo insultos para los periodista­s: «Vais a comer pólvora». Mientras continuaba­n los gritos e insultos, los dirigentes de la asociación, entre ellos Ignacio Arsuaga, presidente de la misma, repartían botellas de agua y bollería de las pastelería­s Mallorca tanto a sus manifestan­tes como a los periodista­s. Marta Castro, de las más jaleadas, tachó el comportami­ento de Sánchez como «impávido y altanero». Minutos después, Camacho desplazaba hacia la sombra al enjambre de cámaras para hacer sus declaracio­nes, provocando enfados y gritos entre algunos de estos profesiona­les. El exministro del PSOE vio, en cambio, «tranquilo» a Sánchez. Y la protesta se disolvió poco a poco.

Los manifestan­tes, convocados por Hazte Oír no pararon de lanzar invectivas contra el presidente del Gobierno

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// AFP El juez Juan Carlos Peinado, ayer, entrando al Palacio de la Moncloa

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