Dos minutos que paralizaron Moncloa
La declaración de Sánchez convirtió los alrededores del palacio en un vaivén de manifestantes, cámaras y abogados
Fueron dos minutos. Apenas dos minutos que paralizaron La Moncloa. Los que Pedro Sánchez tardó ayer en contestar con dos lacónicos «sí» a las preguntas protocolarias del juez Juan Carlos Peinado. La primera, si tenía relación con alguno de los investigados. La segunda, si quería acogerse a su derecho legal a no declarar en contra de su mujer, Begoña Gómez.
Ocurrió al filo del mediodía en las dependencias del Ministerio de la Presidencia, dentro del complejo de La Moncloa. Además de Sánchez y Peinado, los dos protagonistas principales de una jornada histórica en la democracia española (nunca antes un jefe del Ejecutivo había declarado como testigo en una causa judicial en el recinto donde se ubica su residencia oficial) asistieron a la escena el abogado de Gómez, Antonio Camacho y la letrada de Vox, Marta Castro, en representación de las acusaciones populares en el caso, además del representante de la Fiscalía.
Sánchez, con un traje azul claro, llegó directamente de presidir la reunión ordinaria del Consejo de Ministros, la última antes de las vacaciones de verano, y donde según fuentes del Gobierno no se habló, ni siquiera informalmente, del asunto. El ambiente fue serio, aunque no tenso, según relatan personas que lo vivieron ‘in situ’. E incluso mejor de lo esperado para la defensa de Gómez, quien vio, al menos por una vez, correcta la actuación de Peinado. Todo se grabó en vídeo, gracias a los equipos colocados el día anterior por técnicos de la Comunidad de Madrid.
Fuera, a cuarenta grados y con las nubes con las que amaneció Madrid dejando paso cada vez más a los claros, y por tanto al calor, decenas de manifestantes lanzaban invectivas contra el presidente del Gobierno y su esposa en la puerta del edificio de Comunicación de Moncloa, entre la Facultad de Estadística de la Universidad Complutense y la carretera de La Coruña. Decenas también de periodistas, mezclados con los corresponsales políticos que, como cada martes, acuden al complejo presidencial para la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, –cuyo horario se retrasó por mor de los acontecimientos– con los especialistas en la información de tribunales. Varios enjambres de cámaras persiguieron a quienes acudían al lugar para dar cuenta del interrogatorio, del que llegaban informa
ciones a cuentagotas. Entre ellos el eurodiputado y coordinador jurídico de Vox, Jorge Buxadé, y el exministro y abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, quien salió y entró de La Moncloa para atender a los medios. A las diez y media de la mañana el juez Peinado llegaba, aunque por la puerta principal, y no por donde se congregaban los manifestantes y los medios.
Quienes protestaban, como en las dos declaraciones de Begoña Gómez en los juzgados de Plaza Castilla, entonaron cánticos contra el Gobierno: «¡No es un presidente, es un delincuente!», «¡Sánchez dimisión, Sánchez a prisión!» o «¡Pedro, Begoña, menudo matrimonio, una garrapata y un demonio!». También se volvió a ver la furgoneta de Hazte Oír con mensajes contra el presidente. En esta ocasión, las pantallas del vehículo recordaron cuando Sánchez pedía la di
misión de Mariano Rajoy en 2017. «Nosotros pedimos tu dimisión por la misma razón», se podía leer cada vez que pasaba la camioneta.
Los manifestantes, con cierto aire carnavalesco, portaban una imagen a tamaño real de Gómez, vestida con un mono de prisión, un hombre con un ‘cabezón’ de la cara de Sánchez, que daba besos y abrazos a la imagen de su mujer, y otro disfrazado de preso con sus respectivas esposas. También hubo insultos para los periodistas: «Vais a comer pólvora». Mientras continuaban los gritos e insultos, los dirigentes de la asociación, entre ellos Ignacio Arsuaga, presidente de la misma, repartían botellas de agua y bollería de las pastelerías Mallorca tanto a sus manifestantes como a los periodistas. Marta Castro, de las más jaleadas, tachó el comportamiento de Sánchez como «impávido y altanero». Minutos después, Camacho desplazaba hacia la sombra al enjambre de cámaras para hacer sus declaraciones, provocando enfados y gritos entre algunos de estos profesionales. El exministro del PSOE vio, en cambio, «tranquilo» a Sánchez. Y la protesta se disolvió poco a poco.
Los manifestantes, convocados por Hazte Oír no pararon de lanzar invectivas contra el presidente del Gobierno