Amar a Ucrania, odiar a Putin
▸ Contratado por el Betis en 2016, el delantero ucraniano fue rechazado e insultado gravemente en Vallecas
Cuando la política entra por la puerta, la trannquilidad sale por la ventana. Roman Viacheseslávovich Zozulia (34 años) era un delantero ero ucraniano que llamaba la atención. Tras formarse en la cantera del legendario Dínamo amo de Kiev, jugaba en el Dnipro, otro equipo dee su país que en 2015 había llegado a la final dee la Liga Europa. Perdió con el Sevilla (3-2) y, cosas sas del fútbol, el vecino rival hispalense le echóó el ojo y decidió ficharlo: en julio de 2016 firmó un contrato de tres años con el Betis. Roman no cuajó, así que muy pronto, en el mercado de invierno, el club verdiblanco decidió cedérseelo al Rayo Vallecano.
El 1 de febrero de 2017, Zozulia se presenn- tó en el que iba a ser su primer entrenamien- to como delantero vallecano. Ni siquiera se vistió de corto. Le esperaban una pancarta, «Zozulia, no eres bienvenido» y varios miembros de Bukaneros, el grupo de aficionados ultras del Rayo, gritándole «nazi» y dejándole claro que no iban a permitir que luciese la camiseta de la franja.
Meses antes, en agosto de 2016, la eternana pugna entre Ucrania y Rusia por la posesión de Crimea vivía días de enorme tensión. En ese contexto, Zozulia publica en sus redes sociales unas fotos con una camiseta paramilitar y unas frases de apoyo a su país. Varios medios de comunicación rusos acusan al jugador de pertenecer al Pravy Sektor, grupo ultraderechista ucraniano. El futbolista ya había negado durante su presentación con el Betis cualquier relación con la citada formación.
No sirvieron de nada aquellas primeras explicaciones. Ni las posteriores: «No saben nada de mi vida y de mi país. Nunca he estado vinculado a ningún grupo neonazi ni paramilitar, me hice las fotos para apoyar a nuestro ejército, a nuestros héroes, porque estábamos muy cerca de la guerra».
Tan cerca, que justo un lustro después, en febrero de 2022, Rusia invadió Ucrania. La desgarradora noticia pilló a Zozulia jugando en el Fuenlabrada, club madrileño que entonces militaba en Segunda. Abordado por una televisión justo a la salida de un entrenamiento, Roman afirmó: «Nosotros ganamos esta guerra seguro». Y a continuación, mirando desafiante a la cámara, dijo «Y Putin, tú, hijo puta».
En su cuenta de Facebook se explayó aún más: «En varios periodos históricos han buscado someternos, que pasáramos hambre, perseguirnos y matarnos por el derecho
ded hablar en nuestra lengua, expresarp una opinión y buscar la independencia.in Cuanto más apretaron,ap más fuertes salimos… SomosSo una nación pacífica que no tiene planes de atacar a nadie.die Tenemos suficiente gente y tierras,tier pero no se las daremos a ningúnnin loco… Por ello, el mundo debedeb darse cuenta de otra verdad, que Putin es una reencarnación de Hitler.H Y sus planes son más ambiciosos que conquistar Ucrania. Por lo tanto, es más importante que nunca que el mundo se una e imponga sanciones económicas a este régimen maldito».
Antes de eso, el delantero ucraniano, rechazado en el Rayo, tuvo que regresar a Sevilla y pasar medio año en blanco, solamente entrenándose (al haber sido inscrito por el club madrileño ya no pudo jugar en otro equipo). Al final de la temporada rescindió su contrato con el Betis y fichó por el Albacete. Allí encontró por fin la paz… hasta que en diciembre de 2019 visitaron Vallecas. Los Bukaneros le gritaron «eres un puto nazi» y, en una decisión sin precedentes, el árbitro detuvo el encuentro en la primera parte. Tras el descanso, los compañeros de Zozulia se negaron a volver al campo, y el colegiado suspendió definitivamente el partido.
Fue el último escándalo que ha afectado a la carrera del futbolista ucraniano en España. Colgó las botas en el Rayo Majadahonda (2023) y ahora sigue la carrera de su hijo, canterano en el Atlético, y de cualquier joven futbolista de su país al que pueda ayudar. Es el caso de Illia Voloshyn, portero de 17 años que huyó de Ucrania, recaló en el Majadahonda y acaba de fichar por el Real Madrid. Zozulia le acogió y le aconsejó. Sencillamente porque «ayudar a mi propio país y ser patriota no es ningún delito».