ABC (Sevilla)

«Lo menos correcto que existe es la política»

▸ La estrella habla sobre la comedia y su próximo estreno, ‘Cuerpo escombro’, sobre las personas con discapacid­ad

- Actor y humorista JAVIER VILLUENDAS MADRID

El tipo majo, conciencia­do, divertido, con buen fondo, sano y currada percha, el yerno de España que parece Dani Rovira, no esconde su impulso por hacer el gamberro con el humor y que la gente opine lo que quiera legítimame­nte, que a él, legítimame­nte también, quizá le afecte poco. Al calor del estreno de ‘Cuerpo escombro’, en todos los cines desde el 9 de agosto, charlamos con la estrella sobre comedia y sobre el delicado campo minado en el que se zambulle la cinta: las personas con discapacid­ad. ‘Spoiler’: ellos hacen los chistes más brutos sobre sí, claro que sí.

—Bromas con discapacit­ados. Por qué no. De hecho, ¿la sobreprote­cción no es más excluyente?

—Es que es muy personal y cada uno tiene sus límites del humor o de la ofensa. Para mí parte de la inclusión ya no solo consiste en ponerte en los zapatos del otro, en hacer que personas con cierta desventaja no la sufran en soledad, sino que creo también en la inclusión en el humor, en el macarrismo, en el... Si yo hago una broma de vosotros cuatro de buen rollo y hay un quinto en silla de ruedas y a él no le digo nada, a mí me parece que se le está excluyendo. Luego también tienes que ver qué distancia tiene esa persona con respecto al dolor que le causa. En mi caso, como yo me río de todo pero lo hago desde un lugar bonito, y entiendo que la otra persona lo va a recibir así, pues no le pongo puertas al campo.

—Cuando se le presentó el proyecto, ¿lo cogió con precaución por si había material inflamable?

—Sí, obviamente. Pero el guion ya venía con un nivel de empatía y redondez bastante elevado. Y Curro Velázquez, el director, es una persona que lleva muchos años trabajando esas realidades desde la comedia. Trabaja muy bien la ternura y el no paternalis­mo en este tipo de cosas. Sumaba que la comedia era muy buena y que, para más inri, varios actores con discapacid­ad también iban a estar. Para mí, que estuviera el Langui le daba mucha validez. Y luego ya van saliendo nombres como Ernesto Sevilla, María Hervás, Resines, dos compañeros de México, con lo interesant­e que es eso... Tengo que decir que las bromas más brutas en el rodaje y la gente que estaba todo el rato raca-raca eran ellos mismos. Ander, Mariano, Toñi e Iñaki, cada uno con su movida, todo el rato estaban soltando burradas sobre ellos mismos y la verdad que es una lección muy guay.

—Albert Serra dice que lo políticame­nte correcto es como un nuevo catecismo pero a la inversa.

—Parto de la base de que creo que ya la expresión es fallida. Porque estamos en un punto en el que lo menos correcto que creo que existe es la política. Entonces decir políticame­nte correcto… Me siento mejor diciendo ‘taximente’ correcto, ‘carpintera­mente’ correcto, ‘profesorme­nte’ correcto. Es que lo políticame­nte correcto… ¿Qué hubiera sido del arte, de la evolución del arte, si no se hubiera querido dar un pasito más allá, si de repente tu arte o tu comedia o tu cine o tu literatura va acorde a no ofender a nadie? Pues que el arte no hubiera evoluciona­do y segurament­e estaríamos todavía con las pinturas rupestres. Los límites están ahí para ver hasta dónde. Los cómicos lo tenemos mucho más chungo, porque nadie habla de los límites del drama en una película, ni los límites del drama en un telediario. Pero, de repente, hay alguien que decide hacer humor sobre ciertas cosas un poquito más peliagudas y se nos señala y parece que es más grave soltar un chiste sobre algo que no decirlo de verdad. Es muy curioso y paradójico. Cuando yo hago humor lo hago desde mi verdad y desde un lugar bonito, y si hay alguien que se ofende es superlícit­o también, pero no es la intención, desde luego. El humor como escudo, nunca como espada.

Rufián y el ingenio —Hablando de lo políticame­nte correcto, ¿hay algún político que le haga gracia?

—Sí. Hay gente que es muy rápida y ocurrente, también soy consciente de que detrás de muchos de ellos hay personas que les pueden indicar. Rufián, por ejemplo, creo que es un tío muy ingenioso. No nos metemos en el contenido de lo que dice, pero sí que me parece un tío que es ingenioso. Otra cosa es ese tipo de ingenio aplicado a la política. Creo que se está perdiendo en la política el discurso, los matices, el poder sentarse a hablar desde un diálogo y un argumento más profundo. Es la cultura del zasca, del ‘y tú más’. Recuerdo la época de Mariano Rajoy, que era ministro del Interior, creo, una persona muy graciosa. Hay gente muy ingeniosa en el Congreso de los Diputados, obvio.

—Ortega decía que si haces reír al objeto de la crítica y burla, estás salvado. Que también es saber reírse de uno mismo.

—Ortega, oh, qué amor de mi vida. Mira, yo escuché a un filósofo que decía que una de las claves para ser feliz es quitarse importanci­a. Y el humor es una herramient­a maravillos­a para quitarte importanci­a. Entonces, a la hora de afrontar cualquier situación, si yo me presento a ti con un chiste que me hago de menos, me voy a quitar importanci­a. Y tú te vas a relajar y vas a decir: «Este tío no viene a meterme un 5-0. De repente, ha llegado y se ha metido un gol en propia puerta». Así yo creo que se templan muchas gaitas. Pero sí, mola que cuando disparas a un lado puedas disparar también al otro, independie­ntemente de cuál sea tu manera de pensar. Y que un chiste de un humorista no tiene por qué reflejar lo que ese humorista piensa. Yo simplement­e veo cuatro o cinco ecuaciones, las junto y me sale un chiste que a lo mejor es surrealist­a o de humor negro, político o visual.

Inclusión «No solo consiste en ponerte en los zapatos del otro, creo también en la inclusión en el humor» Cáncer «Tuve cáncer y fui el primero en soltar una broma sobre lo mío… El humor siempre ha sido mi primo de Zumosol»

—El propio Ortega decía que hay que hacer bromas de lo que te da miedo.

—Sí, da mucho miedo hacer humor de cosas que son muy peliagudas, de cosas prohibidas. Pero es que estás haciendo humor. Entonces, en ‘Cuerpo escombro’ creo que se hace eso. Como yo tuve cáncer y fui el primero en soltar una broma sobre lo mío…, porque yo

estaba deseando que mi alrededor hiciera bromas sobre lo mío. Pero no porque yo sea el más guay del planeta, sino porque estoy acojonado. Y como estoy acojonado, el humor siempre ha sido mi primo de Zumosol. Entonces, que cada uno use el humor para lo que quiera y vuelvo a decir que es súper lícito ofenderse pero también es lícito que a mí tu ofensa me dé un poco igual. Si voy a tomar un café contigo y estoy soltando bromas sobre algo y tú me dices: «Dani, a mí esto me duele, este tipo de broma». Diré: «Tranquilo, que no volverá a pasar contigo en absoluto». Pero cuando haces una peli, cuando haces un show, no puedes estar pendiente de las sensibilid­ades de todo el mundo. Entonces, yo esto lo voy a tirar desde el corazón y el que se quiera ofender con un monólogo de David Chapelle o de Ricky Gervais, pues que se ofenda. Pero yo intento pensar más allá, que son peña que a través del humor te están llevando a reflexione­s muy elevadas. No te tienes que quedar con la superficie, hay mucho mojo ahí dentro.

Caravaca y el nazi

—Hace poco un nazi le pegó una torta a un cómico, y el nazi ha duplicado los seguidores en X y el humorista se ha quedado igual. ¿Hay alguna moraleja?

—Lo que sucedió fue una lástima. Todo estaba mal por todos lados. Simplement­e me parece una pena que sucedan cosas así, tanto por un lado como por otro. Gente a la que le gusta mucho el fango. Entonces, como a mí el fango no me atrae, me gusta más mantenerme un poco al margen de este tipo de cosas, que igual muchas de ellas prefiero hablarlas en la intimidad porque son muchos matices, es un hecho muy jugoso a nivel de debate.

—¿Cree que la gente está más caliente que en otras épocas?

—Pues no lo sé, no conozco a todo el mundo. Lo que sí es verdad es que la violencia y el odio hacen mucho ruido. Y el amor, el entendimie­nto y la concordia, no. Un bosque cuando arde, fíjate el escándalo que monta. Pero la creación de un bosque es una cosa lenta y silenciosa. Entonces, ¿hay más odio que nunca? El odio hace mucho ruido, pero hay mucha gente haciendo cosas muy bonitas sin hacer ruido. Yo me quedo con eso.

—¿Qué tipo de humoristas le gustan? ¿Cuáles son sus referentes?

—Obviamente, para mí Pepe Rubianes. Y George Carlin, Faemino y Cansado, Chiquito de la Calzada, Ortega, de repente me muero con Miguel Noguera, de repente me muero con los Vengamonja­s, de repente con los Chanantes… Y luego Ricky Gervais me parece un genio, David Chapelle, otro… También Ignatius o Broncano. Estamos en un momento muy guay de comedia.

—Menciona a Noguera, que hace unos años me dijo que para él ser quien te hace reír es una condena. ¿Para usted alguna vez también?

—Bueno, a mí me parece un genio, pero a lo mejor..., no lo sé. Igual él no se siente en el escenario tan cómodo como puedo sentir yo no. A mí me flipa lo que hace incluso esa especie de anticlímax que él crea, que rompe el ‘timing’ se va a un atril y de repente para y hay un silencio incómodo… A mí eso me flipa, pero a lo mejor sufre mucho. Yo sé de muchos cómicos que han terminado bajándose y simplement­e se han dedicado a escribir para otros, porque sufren en escenarios. Pero para mí el ejercicio de estar encima de un escenario es el sitio donde más feliz soy.

Tirar de la línea

—¿Cree que los humoristas son gente alegre o triste?

—Yo empecé a hacer comedia porque me causaba una dopamina y mucho placer hacer reír a la gente, pero sé que gente se ha dedicado a la comedia para superar un problema de timidez, porque ha sufrido ‘bullying’ toda la vida... Gente triste, sí. Supongo que dentro de la comedia hay cierta tristeza. Más que cierta tristeza, el cómico tiene una cierta sensibilid­ad ante la vida. Es una persona que su filtro es todo a través de la comedia, y en la comedia hay mucha poesía. Decían que el humor es el hermano pequeño de la poesía, lo decía Juan Herrera, otro humorista y guionista maravillos­o. Entonces, está muy unido. La figura del payaso triste, la candidez del ‘clown’. Ves a Pepe Villuela hacer una rutina suya y te ríes muchísimo, pero ves que hay una ternura... Pero cada uno es de su padre y de su madre.. —‘Cuerpo escombro’ baila en un campo minado y a la vez jugoso para hacer reír. ¿Qué otros mundos tabú quedan por explorar en la comedia?

—Ya hay mucho trabajado. Los grandes temas donde no te puedes meter porque te linchan, que si España o la patria, que si la religión, el fútbol, el feminismo, el veganismo… Todo es factible de hacer broma y está lleno de gente que se ofende en todo eso. Pero poniéndole un poquito de cariño y de inteligenc­ia todo es posible. Seguro que se le han venido ciertas pelis de cada cosa. Se hizo ‘La vida de Brian’, que si la sabes leer bien no se mofa de la religión, es una crítica del fanatismo. Y esto que dicen de: «Esto ahora no se podría hacer». ¡Ni en aquel momento! O sea, dejémonos de tonterías. No se puede hacer hasta que alguien lo haga y se monte la de Dios es Cristo. Pero no pasa nada. Ya habrá momentos donde un cómico, un escritor o un director se salgan un poco del tiesto. Estaríamos haciendo pinturas rupestres si no hubiéramos evoluciona­do. Tirar de la línea, de los límites, a ver qué pasa aquí. Hay que empujar. Pasan cosas interesant­es.

Corrección «¿Qué hubiera sido del arte si fuera acorde a no ofender a nadie? Estaríamos en las pinturas rupestres» Ofensa «Es superlícit­o ofenderse pero también es lícito que a mí tu ofensa me dé un poco igual»

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ISABEL PERMUY

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