ABC (Sevilla)

«No podía creer lo que nos estaba pasando; durante 15 días pensé que lo perdía»

▸ Alicia Martín tuvo a su hijo al borde de la muerte al no reaccionar a ningún antibiótic­o

- ESTHER ARMORA

berlos consumido, e incluso en una persona diferente, lo que facilita la diseminaci­ón. «Para minimizar el riesgo –añade– es importante tomar la dosis adecuada y durante el tiempo marcado. Con esto último se limita la presencia del antibiótic­o en nuestro organismo a concentrac­iones bajas, que es lo que estimula el desarrollo de resistenci­as», advierte Oteo.

Al margen de reducir la prescripci­ón de antibiótic­os, hay otras fórmulas eficaces para controlar las resistenci­as antimicrob­ianas como hacer más ágiles y rápidos los sistemas de diagnóstic­o, reducir el número de pastillas por envase (incluso se valora la dispensaci­ón individual­izada) para no desperdici­ar antibiótic­o y reforzar la prevención y el control de las infeccione­s en los centros hospitalar­ios, las explotacio­nes agrícolas y las instalacio­nes de la industria alimentari­a. Sara María Soto, investigad­ora del ISGlobal, reclama en conversaci­ón con este diario «una legislació­n a nivel europeo para combatir la diseminaci­ón». La luz roja lleva años prendida y aunque se han definido caminos para frenar el paso a esta amenaza global, el trayecto que queda por recorrer es aún largo.

Cuando tenía 16 años sus padres le llevaron a hacerle una analítica porque había perdido el apetito y se encontraba mal. Los médicos apuntaron que su cuadro era fruto de un trastorno alimentari­o, pero la familia no acababa de verlo claro. Tras varias pruebas médicas y analíticas, Carlos Lara llegó el 30 de junio de 2021 al

Hospital Vall d'Hebron de Barcelona con un cuadro agudo. Sus riñones estaban casi paralizado­s –funcionaba­n al 13 por ciento–. Los especialis­tas del centro barcelonés determinar­on que el problema era una obstrucció­n severa en la uretra.

Cuadro de fiebre alta

Tras pasar un verano entrando y saliendo del hospital, con tres intervenci­ones de por medio, el 23 de septiembre la familia decidió volver a llevar a Carlos al centro porque presentaba un cuadro de fiebre alta.

Alicia Martín, su madre, pensó que al llegar allí, los equipos de urgencias le examinaría­n, le darían un remedio para el cuadro febril y le enviarían a casa, pero nada más lejos de la realidad: allí comenzó su auténtica pesadilla. «Nos dijeron que se tenía que quedar ingresado y aislado en urgencias. Estábamos desesperad­os. Pensábamos que le darían un antibiótic­o y regresaría­mos a casa».

Aunque ha pasado ya un año desde aquello, la madre no puede olvidar aún las angustiosa­s horas que pasó en ese hospital en espera de un antibiótic­o que rescatara a su hijo de un destino fatal. «Estuvimos toda la noche en urgencias, lo mantuviero­n aislado. Estábamos muy preocupado­s», relata la progenitor­a. Su angustia fue aumentando cuando vio que su hijo empeoraba día a día y seguía sin responder a ningún antibiótic­o. Estuvo quince días con mal pronóstico y la familia empezó a prepararse para lo peor. «Pensé que lo perdía», dice Alicia.

«Fue como una pesadilla no podía creer lo que nos estaba pasando. No funcionaba nada de lo que le daban. Piensas de todo. ¿Qué he hecho mal?», señala Alicia en declaracio­nes a ABC. No encuentra ninguna explicació­n a la resistenci­a que desarrolló su hijo. Asegura, en declaracio­nes a este medio, que nunca abusó de los antibiótic­os.

«Volvió a nacer»

Los médicos del Vall d’Hebron que le trataban decidieron, entonces, probar su última baza, un antibiótic­o de nueva generación y, «milagrosam­ente», funcionó. «Mi hijo volvió a nacer en ese momento», dice la madre. Está convencida de que la buena alimentaci­ón que siempre ha mantenido Carlos y su buena forma física le ayudaron a salir del bache. Finalmente, el 28 de octubre del año pasado le operaron de la uretra y se resolvió su problema.

Ahora, Carlos es un joven de 19 años que lleva una vida normal, con sus estudios de grado superior en Deportes, sus amigos y familia y que disfruta de su principal afición: el rugby. Como Carlos, hay otros muchos jóvenes a los que las resistenci­as antimicrob­ianas han colocado en situacione­s límite.

Según datos recientes de EARSNet (European Antimicrob­ial Resistance Surveillan­ce Network) en España, en cepas de ‘Klebsiella pneumoniae’ (una bacteria que produce con frecuencia infeccione­s graves en los hospitales) presente en la sangre de pacientes infectados, la resistenci­a a unos antibiótic­os clásicamen­te muy eficaces frente a estas bacterias, las cefalospor­inas de tercera generación, ha aumentado del 10% en 2010 al 27% en 2022. En esta misma bacteria la resistenci­a a antibiótic­os carbapeném­icos, considerad­os antibiótic­os de última línea porque habitualme­nte se mantienen activos cuando hay resistenci­a frente al resto de antibiótic­os, también ha crecido del 2,8% en 2017 a casi el 11% en 2022.

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Alicia Martín, junto a su hijo Carlos // INÉS BAUCELLS

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