EL QUINTO EN DISCORDIA
pasa por cómo evolucione no ya la economía, sino cómo la percibimos. Sus problemas son otros y estos están de sobra identificados. Y el pensar general –aunque en este caso podríamos hablar de certezas– no va a variar en función de como vaya la economía. No fue la economía en su caso lo que le trajo, tampoco va a ser lo que le saque. Y aunque evidentemente esto también es opinable, espero no equivocarme mucho en esta última sentencia porque nos va a todos mucho en ello. compañías tecnológicas que han copiado los titulares los últimos años han caído. Las caídas más acusadas las han sufrido las veneradas compañías de semiconductores –los picos y palas de la nueva fiebre del oro que encarna la inteligencia artificial– aunque el resto de favoritas del mercado, las conocidas como las siete fantásticas, también se han llevado un revolcón.
Y como siempre pasa con estas cosas, aunque fuera algo esperado e incluso deseado por algunos, cuando suceden, no dejan de sorprender.
Un movimiento tan brusco como el que hemos visto en los últimos días es síntoma de que pilla a todos con el pie cambiado. Además, tampoco deja que los sufridos seguidores de estos índices tomen un respiro porque probablemente tampoco tenían preparada la cartera en este sentido.
Ahora toca tratar de entender si lo ocurrido es el anticipo de algo o solo un paréntesis de la extraordinaria ola que ha propiciado la IA en la renta variable mundial. Y la pregunta desde luego no tiene respuesta evidente. Aprovecho las caídas para subirme al carro de la inteligencia artificial o, por el contrario, lo vivido estos últimos días es el síntoma de que el mercado está recuperando la cordura y que este movimiento es solo un frugal aperitivo.
Difícil dilema al que se enfrentan los que les toca bailar con estos índices que además se exacerba por el peso tan descomunal que tienen estas compañías tecnológicas en los índices estadounidenses y globales. Hasta hoy podían mirar para otra parte, pero lo ocurrido en los últimos días probablemente les obligue a tomar partido. ¿Puede continuar este brote de exuberancia o, por el contrario, estamos en los primeros compases de una mayor racionalidad? La respuesta en los próximos capítulos. El desenlace promete dejar a muchos en las cunetas, ¡sigan atentos a sus pantallas!