Un problema de rentas
AJUSTE DE CUENTAS
Los gobiernos, beneficiarios de la inflación, deben reaccionar ante la mediocre evolución de las rentas
Tenemos un problema de rentas. Aunque el presidente del Gobierno presuma de que la economía lleva 15 trimestres consecutivos creciendo y de que lo hace a mayor ritmo que la de otros países de la Unión Europea, no es un bulo. Tenemos un problema de aplanamiento de las rentas del trabajo y de los autónomos que, además, han perdido poder adquisitivo y han sufrido un importante mordisco tributario al negarse el gobierno a deflactar las tarifas (presión fiscal en frío).
¿Qué rentas crecen? En los últimos años, las de capital. La renta del alquiler, por ejemplo, impulsada por la reducción de oferta provocada por la Ley de Vivienda. Los intereses, consecuencia de la subida de tipos. También los beneficios empresariales, aunque hay que ser cuidadoso con los márgenes, porque los sectores que habitualmente son señalados como que «se están forrando», como el retail, no suelen ser responsables de ciertos fenómenos. La mediocridad de las rentas alcanza a los dividendos: las cotizadas españolas no lograron superar en 2023 el récord de 31.750 millones de euros repartido en 2019.
La renta disponible per cápita en 2023 fue de 19.207 euros. Dos euros más que en 2004. Pero, en un año, entre la primavera de 2022 y 2023, la población española creció en 1.083.659 personas. Este fuerte aumento del ‘ejército industrial de reserva’, que decía Marx, ha hecho que el crecimiento de las rentas se diluya y que el récord cotizantes signifique que simplemente hemos repartido entre muchos más contratos una masa salarial que, en términos reales, ha caído un 6% en dos décadas.
Cada vez que hay procesos inflacionarios, esta redistribución del crecimiento se agudiza. La inflación, el ‘impuesto sin legislación’ como decía Friedman,