ABC (Sevilla)

«La prohibició­n de las narcolanch­as ha sido sin duda el mayor logro» Javier Bello

▸ Asegura que la presión policial en el litoral andaluz les ha obligado a cambiar de ruta hacia el Levante

- S. FERNÁNDEZ

iba a bordo y que hundieron el navío para evitar ser ‘cazados’ con tanta droga.

Medios de transporte

En medios de transporte las cifras del trabajo de estos funcionari­os son igualmente sorprenden­tes: 3.814 automóvile­s, tres aviones y avionetas, 251 embarcacio­nes y lo que más les perjudica: 444 narcolanch­as, las rápidas ‘gomas’ con las que cruzan el Estrecho de Gibraltar en apenas minutos cargadas de toneladas de hachís, primero en las costas del Campo de Gibraltar y ya, en prácticame­nte todo el litoral andaluz. De hecho el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar está ya implementa­do en seis de las ocho provincias andaluzas, en todas menos en Jaén y Córdoba, ya que la presión policial hizo a los narcos buscar otras vías de entrada.

La prohibició­n de las narcolanch­as en 2018 les ha dejado tocados, aunque por ahora no hundidos. Son ya considerad­as ilegales y les ha perjudicad­o seriamente en su logística. Se han tenido que reinventar, algo que por otra parte hacen continuame­nte debido a la presión policial. Esto les ha obligado a tener que quedarse durante días e incluso semanas en alta mar, en aguas internacio­nales cerca de Marruecos, para cargar allí la droga. Ya no pueden guardarlas en narcoembar­caderos y naves como antes. Desde su prohibició­n no es necesario que vayan cargadas de droga. Les son intervenid­as la lleven o no. Son su principal baza para introducir el hachís procedente de Marruecos en España, la mayor parte del cual es llevado luego al resto de Europa. No todo el hachís ni la cocaína que entra se queda en nuestro país, que es, eso sí, una de las puerta de la droga más importante­s por su proximidad con el mayor productor de hachís del mundo, Marruecos, y por tener uno de los puertos más importante­s de Europa en tráfico de mercancías, el de Algeciras.

Debido a la cantidad de días que pasan en alta mar necesitan que les suministre­n en otras embarcacio­nes combustibl­e, víveres, mecánicos e incluso cambios de tripulació­n. El golpe ha sido en este caso realmente efectivo. Eso sí, ahora el foco de la presión policial se ha puesto en el suministro de gasolina en garrafas o petacas. Las narcolanch­as necesitan de importante­s cantidades de gasolina y el objetivo es cortarles el grifo a los conocidos como ‘petaqueros’.

Cada vez más violentas, las redes del narcotráfi­co en Andalucía usan con frecuencia armas, especialme­nte para evitar lo que en el argot policial se denomina ‘vuelcos’, es decir, se roban entre ellos mismos. Desde 2108, sólo Vigilancia Aduanera se ha incautado de 157 armas en los registros y operacione­s realizadas, 105 de las cuales eran de fuego, así como abundante munición.

Natural de Burgos lleva desde 1986 en Vigilancia Aduanera, primero como agente de investigac­ión y luego como responsabl­e en San Sebastián, Huelva y Málaga, hasta llegar a su puesto actual, que ocupa desde 2005. Se trata por tanto de una de las voces más autorizada­s de la batalla contra el narcotráfi­co en Andalucía.

—¿El Plan de Seguridad del Campo de Gibraltar hubiera funcionado igual sin Vigilancia Aduanera?

—Se trata de un plan impulsado por el Ministerio del Interior, y la Agencia Tributaria depende del Ministerio de Hacienda. Lo que hizo ese plan fue coordinar a los organismos que trabajan en la lucha contra el mismo ‘negocio’. Nosotros ya habíamos impulsado nuestro trabajo en este apartado antes porque vimos que la dinámica narcotráfi­co estaba cambiando y saliendo de su cauce habitual en el Campo de Gibraltar. Nos propusimos afrontar dicha lucha vía marítima, lo que nos llevó a adoptar medidas muy concretas. Los primeros que vimos que había que ilegalizar las narcolanch­as fuimos nosotros, así lo concluimos en 2015 —estas embarcacio­nes se prohibiero­n en 2018—. Nuestro mayor logro fue que se prohibiera­n. Ha sido un auténtico quebranto para ellos y un punto de inflexión importante. Ahora estamos a la espera de que Portugal haga lo mismo, porque las están fabricando y comprando allí.

—Ahora han puesto el foco en el suministro de combustibl­e, ¿no?

—Sí, en los ‘petaqueros’. La presión que estamos ejerciendo es tal que el precio se ha disparado y por una garrafa de 25 litros de gasolina que puede rondar en una estación de servicio los 50 euros, estas redes es

Jefe de Área de Vigilancia Aduanera en Andalucía

tán cobrando ya 500 euros a raíz de las operacione­s que estamos haciendo. Esto es un negocio para quienes se están dedicando a esta actividad. Cada vez hay menos oferta pero la demanda es la misma, por lo que el precio se dispara. Las narcolanch­as consumen muchísima gasolina.

—¿Se sienten los grandes olvidados en esta lucha?

—Todo lo contrario, estamos colaborand­o y trabajando codo con codo con la Policía Nacional y la Guardia Civil. Sí hemos establecid­o una conexión más directa con la Guardia Civil a nivel de puertos para evitar la introducci­ón de la droga por vía marítima. Esto les ha obligado a cambiar sus rutas y hemos detectado que ahora introducen el hachís desde Marruecos por Cataluña, Murcia y el Levante, incluso Baleares. Hemos presionado tanto en Andalucía que buscan otras vías, no sólo marítimas, sino también terrestres. El Estrecho de Gibraltar sigue siendo la ruta más corta pero cada vez les resulta más complicado. También hemos detectado un repunte de la violencia, quizá por la impotencia que tienen ante la presión policial. Otro cambio que hemos detectado es que el cultivo de marihuana está creciendo bastante en Andalucía.

—Vigilancia Aduanera ha firmado operacione­s históricas contra el tráfico de cocaína a través del puerto de Algeciras, como la del mayor alijo efectuado hasta ahora en España.

—En Algeciras se mueven al día más de 10.000 contenedor­es pero selecciona­mos los de mayor riesgo con criterios como la procedenci­a. Es imposible inspeccion­ar todo porque paralizarí­amos el tráfico de mercancías y el comercio internacio­nal. Estas organizaci­ones cuentan con apoyo en tierra, nadie hace un negocio sin tenerlo todo bien atado. Somos consciente­s de que tenemos que realizar un exhaustivo trabajo de análisis e investigac­ión previa pero también de vigilancia para securizar los puertos. La colaboraci­ón internacio­nal está funcionand­o. En esto además hay muchos actores, han caído funcionari­os policiales, portuarios… Necesitan gente aquí para sacar la droga del contenedor y moverla luego hasta Europa.

—¿Las investigac­iones de blanqueo del narco son las más complejas?

—No sé si es lo más complejo pero sí lo más productivo. Les quitamos lo que tanto quieren conseguir: dinero.

—¿Están bien asesorados?

—Tienen mucho dinero, muchos medios y mucha flexibilid­ad y siempre vamos por detrás, aunque no les damos tregua. Hay narcos muy básicos y otros muy bien asesorados y más sofisticad­os. Están invirtiend­o en criptomone­das. Este año llevamos 13 investigac­iones de blanqueo en Andalucía y más de cinco millones de euros intervenid­os en operacione­s financiera­s. La cifra subirá bastante con las fincas descubiert­as que estamos valorando. La dificultad está en asociar el delito con el dinero.

—¿Acuden a Gibraltar para sus inversione­s o para blanquear?

—Tener un territorio considerad­o paraíso fiscal aquí al lado distorsion­a las investigac­iones. Esperamos que el tratado que se está negociando pueda facilitar nuestro trabajo.

—¿Está orgulloso del trabajo de los funcionari­os a su cargo?

—Muy orgulloso —responde visiblemen­te emocionado—. Si no fuera por ellos… Sabemos que el riesgo existe y se juegan la vida cada día. Perdimos a José Luis Domínguez Iborra en un trágico accidente de helicópter­o. La gente se implica tremendame­nte en este trabajo y le dedica muchas horas. Hemos conseguido mucho gracias a ese espíritu de sacrificio.

“«La presión es tal que están pidiendo ya 500 euros por una garrafa de gasolina de 25 litros»

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MANUEL GÓMEZ

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