‘La Estrella de Sevilla’ vuelve a su siglo en la Torre de Don Fadrique
▸Alfonso Zurro: «Marsillach decía que el público de Sevilla tenía un oído especial para escuchar el verso, por eso estrenaba aquí»
‘La Estrella de Sevilla’ es una icónica obra del Siglo de Oro cuya autoría está en constante debate entre Lope de Vega y Andrés de Claramonte, algo que aún no está resuelto. Tal es así, que la última vez que la Compañía Nacional de Teatro Clásico la puso en escena señaló: «atribuida a Lope de Vega».
Lo curioso es que estos días la obra de teatro ha regresado a un espacio que coincide cronológicamente con las fechas de su trama. Es decir, ‘La Estrella de Sevilla’ se desarrolla en el siglo XIII, y la Torre de Don Fadrique, su actual escenario en el espacio Santa Clara hasta el 27 de julio, se construyó en ese mismo siglo. Para mayores coincidencias, el infante Fadrique mandó construir la torre y, además, era sobrino del rey Sancho IV, Sancho el Bravo, que protagoniza el drama de esta obra.
Para mayores coincidencias, el Infante Fadrique mandó construir la torre y además, era sobrino del rey Sancho IV, Sancho el Bravo, que protagoniza el drama de esta obra.
Con tales datos, entrar a ver ‘La Estrella de Sevilla’ en la torre de Don Fadrique tiene además ese añadido histórico real, teñido por supuesto de otras leyendas, y nos sitúa en la obra teatral que narra como el rey Sancho el Bravo llega por primera vez a Sevilla y queda prendado por la belleza de Estrella Tavera, hermana del noble sevillano Bustos Tavera, y todo su afán es conseguirla al precio que sea. La obra escrita en 1623 denuncia el absolutismo y los caprichos del rey Sancho.
Recitar teatro
La pieza ha sido dirigida y adaptada por Alfonso Zurro para Teatro Clásico de Sevilla. Según este dramaturgo, «el espacio de la Torre de Don Fadrique, además de mágico y muy interesante para ver espectáculos tiene su dificultad, porque el espectador está situado en un nivel alto, colocándose el escenario abajo en la alberca, y hay que tener cuidado, porque además es un lugar histórico y hay que protegerlo pero nos hemos integrado y creo que ha quedado bien».
El texto es el mismo que originariamente realizó Alfonso Zurro para el teatro convencional. «La obra es muy atractiva porque habla del poder absoluto y cómo actuaba el rey a su capricho. En estas circunstancias, el pueblo no se enfrenta frontalmente a él, sino que va dándole consejos al rey, haciéndole verse como en un espejo para demostrar que lo que intriga no lo puede hacer de ninguna manera». «Es una obra - prosigue el didector- contra el absolutismo del poder y de los reyes que dice muchas cosas. El rey, encaprichado de Estrella Tavera es capaz de preparar hasta un asesinato por conseguirla, pase lo que pase».
El público recibe muy bien la historia, porque, según Zurro, «la trama es muy interesante, y el verso se ha respetado, se han cambiado algunas palabras para que se entiendan bien, porque eran palabras en desuso. Además, en esta obra es, de las que yo conozco, donde más se rinde homenaje al pueblo sevillano, hablando de su nobleza, tanto de sus instituciones como del Ayuntamiento cuando tiene que enfrentarse ante el rey. Es un homenaje a Sevilla y a los dirigentes de la época».
Alfonso Zurro cree, con su larga trayectoria teatral, que hoy día,la mayoría de los teatros de las grandes capitales de
Andalucía «programan nombres sobre todo de la televisión, buscando que vaya más público. Pero para mí lo que importa es la calidad escénica, contar bien las historias y creer en nosotros mismos. En Andalucía no necesitamos salir a buscar gente que nos venda nuestros espectáculos, nosotros tenemos que seguir trabajando para competir con cualquier obra, porque muchas veces el nombre de un artista famoso de la televisión no da en escena el nivel de calidad que damos otra gente».
Dice el director teatral que los jóvenes de hoy desconocen el teatro clásico. «Nosotros no hemos puesto en los colegios en valor el teatro clásico, no somos ingleses. Los niños ingleses recitan a Shakespeare y no recuerdo que ningún profesor me hiciera recitar a Lope de Vega en la escuela. Vivimos con esa desgracia de no tener una cultura por detrás».
Recuerda Zurro sus conversaciones con Adolfo Marsillach, con respecto al teatro. Marsillach, que fuera primer director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, «venía siempre a Sevilla a estrenar sus obras y hablando con él me decía que se había dado cuenta, viajando por España y haciendo teatro clásico, de que el oído del sevillano para escuchar el verso clásico es diferente y mejor a cualquier otro público. De hecho, hacía los estrenos en Sevilla porque sabía cómo iba a tener la recepción un público bueno, y eso le servía o para hacer cambios o no, o plantearse determinadas cosas. Varias veces lo hablé con Marsillach, él encontraba en el público de Sevilla un algo especial para captar el verso».
Decir el verso no es sencillo. Comenta Zurro que «cuando se empezó a potenciar de nuevo el teatro clásico hubo mucha discrepancia de cómo decir el verso, porque había varias escuelas. Marsillach decía que el verso tiene que llegar sólo, y como tu empieces ordenando, no llega, tiene que llegar de forma natural y sólo al actor y tiene que entrar en esa músicalidad que van dando las rimas y los acentos. No hay que forzar nunca al actor. Marsillach decía: ‘No fuerces nunca el verso, si lo fuerzas sólo pensarán en el verso y no en el personaje’».
Teatro Clásico de Sevilla ha recibido el premio Max a la Mejor labor de producción de la edición 2024 por su trabajo en la obra ‘El público’ de Lorca, y ahora prepara una nueva producción que de momento está en reserva. «Da mala suerte decirlo, pero sí ya estamos en otra producción, porque hacemos cada dos años y ahora se han cumplido con ‘El Público’. Conseguir el dinero para producción es difícil y además, luego se tiene que ir amortizando, pero si, ya estamos en ello, sobre todo Juan Motilla, que cuando da el disparo de salida ya tiene la producción clara», concluye el director.