La Generalitat utilizó la publicidad electoral para discriminar a los medios
▸ El 99% del dinero gastado en la pasada campaña informativa del 12 de mayo fue en anuncios dirigidos solo a los catalanohablantes
El plan de regeneración democrática que planea La Moncloa, cuyo puñado de líneas maestras presentó en el Congreso hace unos días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene como eje de sus objetivos la influencia política, más o menos disimulada, en los medios de comunicación. A la espera de conocer lo que para el presidente del Ejecutivo son «los seudomedios», como los define, a los que quiere ahogar económicamente, para que dejen de publicar ‘bulos’, confía, y que sigue sin citar ni una sola cabecera, en España ya existe, al menos, un sistema que discrimina a los medios.
La Generalitat de Cataluña destina cada año millones de euros a la prensa, las radios, las televisiones y los digitales en catalán, por el mero hecho de hacerlo en este idioma –cooficial en la comunidad– y cero euros a los medios que lo hacen en español –oficial en todo el país–. Una discriminación lingüística ejercida bajo la excusa de «la promoción del catalán». Además, otros millones de euros ingresan las arcas de los mismos medios de comunicación por proyectos concretos. Y, finalmente, la administración autonómica reparte la publicidad institucional, menos restrictiva que los dos caminos anteriores, que no se limita solo a los medios en catalán.
Sin embargo, también con la publicidad institucional, que Sánchez quiere restringir, con la excusa de la transparencia, a medios que no cumplan unos nuevos parámetros, todavía no concretados, se puede discriminar por razones políticas a unos medios por encima de otros e, indirectamente, a unos ciudadanos de otros. Así lo habría hecho la Generalitat en el reparto de la publicidad institucional de cara a las elecciones del 12 de mayo, la última cita con las urnas de los catalanes para elegir a los diputados regionales del Parlamento de Cataluña.
El 99,1% del gasto en publicidad para informar de las elecciones autonómicas se realizó solo en catalán. Más de 2,69 millones de euros de un total de más de 2,72 millones. Las únicas referencias en español que la Generalitat insertó fue en las páginas web de varias televisiones de ámbito nacional y cuya suma se quedó en 16.281 euros. En aranés, lengua oficial en la comarca del Valle de Arán (Lérida), la administración autonómica tan solo destinó 7.472 euros en prensa escrita y 895 euros en las redes sociales de internet. ABC ingresó 3.482 euros (sumando la vía del papel y la de la web).
Estos datos, oficiales de la Generalitat y obtenidos por la asociación Impulso Ciudadano, confirmarían la tesis, por ejemplo, de los que acusan a los dirigentes independentistas de usar las instituciones para su propio beneficio político. En este caso, incentivando el voto de los catalanohablantes (alrededor del 45% de la población y que votan, con diferencia, más a los partidos nacionalistas que a los otros) por encima de los castellanohablantes, ciudadanos más proclives a formaciones políticas no independentistas.
Es lo que denuncia José Domingo, presidente de la entidad que se ha hecho con los datos, tras pedirlos a la Generalitat a través del portal de la transparencia. «Este sistema de reparto de la publicidad institucional va en contra de la realidad social. No prima la razón informativa, que sería enfocar la publicidad hacia la mayoría de los catalanes, que tienen como lengua habitual el español», señala en declaraciones a este diario.
Pero Domingo no solo aprecia una discriminación lingüística: «También tiene un componente político. ¿A quién destinan la publicidad? A los catalanohablantes, fundamentalmente, que tienen un porcentaje de voto nacionalista muy superior al de los castellanohablantes». Y denuncia: «Lo que pretende la Generalitat es fomentar el voto de los nacionalistas catalanes y no llamar a la participación a los que, ‘a priori’, no son favorables a las tesis de los gobiernos independentistas».
En este sentido, los datos desglosados del gasto público para el 12 de mayo demuestran, igualmente, que el intento de marginación a una parte de la población no solo se puede evaluar por el gasto (99,1% solo en catalán) sino también por el formato utilizado en las campañas de publicidad. Los poco más de 16.000 euros invertidos en las webs de televisiones de ámbito nacional se materializaron en vídeos de 30 segundos en formato ‘pre-roll’ y ‘midroll’, es decir, mediante un sistema que permite al usuario elegir si quiere continuar viendo el anuncio u omitirlo. Una campaña que, además, se circunscribió a un periodo de 20 días: entre el 25 de marzo y el 1 de abril y entre el 29 de abril y el 10 de mayo.
Esta forma de actuar, sin control ni fiscalización y en la que el gobierno tiene margen subjetivo, no es nueva. Algunos estudios académicos la han recogido y advertido. En 2021, Isabel Fernández Alonso y Quique Badia Masoni, de la Universidad Autónoma de Barcelona, publicaron en la ‘Revista de Estudios Políticos’ el trabajo titulado: ‘Políticas de medios y clientelismo: beneficiarios de las campañas de publicidad institucional de la Generalitat de Cataluña (2007-2018)’.
En este ‘paper’ se advertía de que, a pesar de que en 2016 se llevaron a cabo medidas de transparencia, eran necesarias algunas reformas –que no se han hecho– para evitar lo que se demuestra en el estudio: que los gobiernos tripartitos (PSC, ERC e ICV-EUiA) el de CiU, el de Junts pel Sí y el de Junts y ERC «han planificado las campañas con criterios claramente arbitrarios, beneficiando de forma muy llamativa a medios afines, destacando casos como ‘El Punt Avui’, ‘Ara’, 8TV, El Punt Avui TV, RAC 1 o ‘El Nacional’».
Estas campañas de la Generalitat, apuntaban los autores, además, «penalizan» a las empresas «cuyos medios tienen una línea editorial liberal o conservadora y son especialmente críticos con el separatismo». Como apunta Domingo, volviendo a la iniciativa de Sánchez: «Si tú eres el qué decide lo que es un seudomedio, o lo deciden tus socios de gobierno, tienes la sartén por el mango. La clave no es lo que diga la norma, el problema es quién decide lo que es seudomedio».
Domingo: «Si tú eres el qué decide lo que es un seudomedio, o lo deciden tus socios, tienes la sartén por el mango»