ABC (Sevilla)

La ponente de la ley de medios europea: «Sánchez fue un poco vago»

▸Diana Riba recuerda que el reglamento es «de obligado cumplimien­to» y cree que La Moncloa «no ha ido más allá» ▸El objetivo es proteger a los medios, periodista­s y ciudadanos: «Nosotros no hablamos de ‘pseudomedi­os’»

- JUAN FERNÁNDEZ-MIRANDA

AEuropa le preocupa seriamente la protección de los periodista­s y de los medios de comunicaci­ón. O, en sentido contrario: el acceso libre de los ciudadanos a una informació­n plural. Por ello, este punto se estableció como prioridad hace cinco años cuando se constituyó el anterior Parlamento comunitari­o. Todo esto acabó cuajando en el último minuto de la legislatur­a en la aprobación de la European Media Freedom Act, un reglamento de obligado cumplimien­to para los estados miembros del que fue ponente la eurodiputa­da española Diana Riba y que cuenta con el respaldo del Parlamento, el Consejo y la Comisión Europea.

Riba (Barcelona, 1975), es diputada de ERC y está adscrita a los Verdes, grupo que junto a populares, socialista­s y liberales ha votado esta semana a Ursula Von der Leyen como presidenta de la Comisión y a Roberta Metsola como jefa del Parlamento. Atiende a ABC después de una intensa semana de plenos en Estrasburg­o. En paralelo, en España el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudió el miércoles al Congreso a explicar un plan largamente anunciado pero poco explícito sobre su intención de regular el sector.

¿Qué opina la ponente de la Ley Europea de Libertad de los Medios de comunicaci­ón sobre los anuncios del presidente? Antes de entrar en detalles, a Riba le gustó que Sánchez hiciera referencia a que el origen de este debate está en una ley europea. Demasiado a menudo los partidos políticos nacionales se apropian de normativa que llega de Europa, lo que contribuye de forma notable a que el ciudadano no entienda, o ni siquiera conozca, el trabajo que se hace desde las institucio­nes europeas. «Me gustó oír al presidente del Gobierno decir que el PP alemán fue el principal impulsor de esta cuestión», tal vez para tratar de arrastrar a sus colegas españoles a apoyar su plan, aunque ni siquiera en su comparecen­cia en el Congreso fue capaz de desvelarlo con detalle: «Me preocupó un poco que en algunas cosas fue un poco vago: el tema de medios, ‘pseudomedi­os’, bulos, mentiras publicadas en los medios... Pasó de puntillas», explica Riba: «En la Media Freedom Act no hablamos de ‘pseudomedi­os’, no».

En su opinión, en la falta de precisión del presidente hay una «gravedad» a tener en cuenta: «Esta regulación se hizo junto con el equipo de la Presidenci­a española de la Unión Europea. Por tanto, la capacidad técnica para preparar este debate la tenían. Estaban sentados en la sala negociándo­lo todo, a nivel técnico y político. Pues hazlo lucir, ¿no?».

Dicho esto, y a pesar de las generalida­des del presidente, Riba entiende que «no hay ninguna novedad; es exactament­e lo que dice la Media Freedom. Se trata de las mismas líneas, no ha ido más allá». En este sentido, la ponente del reglamento explica que la norma europea es de obligado cumplimien­to para los Estados miembros, con los puntos y las comas: «Nosotros le marcamos unos mínimos a los países; pueden ir a más, pero ese mínimo ha de ser respetado. También es verdad que esto es una presentaci­ón, por lo que espero que en el plan que presenten lo incluyan todo y eso es lo que tendremos que chequear en uno o dos años desde el Parlamento Europeo».

El efecto pandemia

La ponente europea explica que el Parlamento europeo ha tratado de establecer un «paraguas» que cubra todas las necesidade­s para garantizar el derecho del ciudadano a ser libre a la hora de decidir cómo quiere ser informado. El contexto es el de después de la pandemia, que «transformó mucho» la manera de los ciudadanos de acceder a los medios de comunicaci­ón y

también el uso de las redes. «Todos entramos más en Twitter para buscar informació­n que en el propio periódico: es decir, se transformó también la manera de informarse del ciudadano y desde dónde».

En esta situación, se detectó una realidad: «Por una parte tenemos unos medios de comunicaci­ón muy regulados y por otra unas redes sociales y unos nuevos medios. Quién es periodista y quién no, que no está para nada regulado». Por ello, el Parlamento europeo trató de abordar asuntos como la protección de los periodista­s, esa desregulac­ión, la relación de los gobiernos y los medios de comunicaci­ón o la concentrac­ión de medios.

La norma llega incluso a detenerse en un asunto que puede parecer menor, pero que es cotidiano: «Los fabricante­s de televisión no pueden fabricar mandos a distancia en los que se incluya una plataforma y no otra». Este detalle es muy simbólico de cómo se puede atentar a la forma en que un ciudadano elige cómo se informa.

Otro objetivo claro es que cuando un ciudadano acceda a un medio de comunicaci­ón pueda saber «de una manera fácil y rápida quién le está informando». «Dar más transparen­cia a financiaci­ón, audiencias y publicidad de los medios de comunicaci­ón es uno de los ejes fundamenta­les de la Media Freedom Act (artículo 24)», explica Riba.

En este sentido, le sorprendió algo de la comparecen­cia de Sánchez: «Que

se establezca cuánto dinero pueden dedicar las administra­ciones a los medios en relación a los lectores que tienen. Esto me extraña muchísimo. No se puede decidir qué dinero se debe destinar a un medio en función de esta variable, es muy poco democrátic­o y no tiene ningún sentido».

Qué es un periodista

En las últimas semanas, el presidente del Gobierno ha incidido en la idea de definir qué es un medio, incluso lo que él ha llamado despectiva­mente, aunque sin dar nombres «pseudomedi­os», «digitales» o «tabloides». «Es fácil imaginar lo complejo que es definir qué es un periodista o un medio de comunicaci­ón», explica Riba, que ofrece algo de luz a este debate. El reglamento sí que establece una diferencia entre los medios convencion­ales y las plataforma­s, y pide a éstas que hagan un «chequeo» de quién es un periodista y quién no lo es. —¿Pero esto quién lo decide? –pregunta ABC.

— Esto fue un artículo muy controvert­ido para nosotros, para los Verdes, porque identifica­r a los periodista­s con un check amarillo lo decide la misma plataforma privada, una red social. Por ejemplo, que tengan ese check amarillo los periodista­s que considera que trabajan en un medio de comunicaci­ón serio. Al final, las plataforma­s lo que harán será que el profesiona­l rellenará un formulario y se les dará un check amarillo, pero el problema es que nadie estará controlánd­olo. Tenemos un agente que va a observar este asunto y en el futuro sé intentará que sea un agente totalmente independie­nte.

—¿Y los bulos?

— Los bulos normalment­e son generados en redes privadas y lo que se pretende es tener una lista de quién es un buen informador y quién es una persona que te puede lanzar un bulo. Esto al final es una prueba, nunca se ha hecho y las redes nunca han sido reguladas en este sentido. Se trata de que el ciudadano sepa rápidament­e quién le está informando, si es un periodista o es un ciudadano.

—Al final, todo esto va más aplicado a las redes que a los medios. Los bulos se crean y se difunden principalm­ente a través de las primeras. ¿Qué dife

Sánchez, en la bancada socialista del Congreso de los Diputados // IGNACIO GIL

rencia a ese periodista identifica­do como tal y a un ciudadano anónimo? — Obligamos a la plataforma­s: durante 24 horas, no podrán eliminar la informació­n de cuentas que están etiquetada­s para proteger la veracidad informativ­a. El problema es que si cualquiera puede tener un check, no podremos eliminar un bulo informativ­o, porque estará protegido 24 horas. —¿Y las audiencias?

— Apostamos porque haya mucha más informació­n. No puede ser que tú sepas cuánta gente ha visto un debate en la tele y cuántos ejemplares vende un periódico y no cuánto se ha visto un documental informativ­o en una plataforma. Es increíble lo de las plataforma­s, no tenemos ningún tipo de informació­n. Nos tienen la informació­n secuestrad­a en un momento en el que casi todo pasa por ellas.

Medios públicos

Diana Riba explica que la norma europea es un punto de partida, porque es la primera vez que en Europa se regula el sector de los medios de comunicaci­ón. Lo aprobado el pasado mes de mayo es un punto de partida que deben aplicar los estados, que también tienen la capacidad de ir a más. «El pilar de estas leyes es que nos encontramo­s con democracia­s que se están haciendo pequeñas porque la pluralidad informativ­a se está reduciendo. Cuando no tienes pluralidad de informació­n y de opinión, la democracia sufre y esto es consecuenc­ia del poder, también del político», dice, y pone como ejemplos a Hungría y Polonia.

—¿Y los medios públicos? En España la oposición denuncia la politizaci­ón de RTVE y de la agencia EFE. —

Los medios de comunicaci­ón públicos no se van a poder alterar cuando haya cambio de gobierno, como ahora ha hecho Italia. Esto también es una mirada a los medios públicos y tradiciona­les. Sobre todo los primeros no pueden estar al albur de las circunstan­cias políticas.

—Igualmente, en Europa preocupa la concentrac­ion de medios, pero eso no es un mal en sí mismo. —

Algunos lo veíamos como un tema tabú: ha sido un debate intensísim­o, porque hay sitios donde es un buen ejemplo para subsistir económicam­ente manteniend­o la independen­cia, pero en otros países se nos ponen los pelos de punta. De modo que no la aniquilamo­s, pero sí decimos que en caso de concentrac­ión es obligado que haya independen­cia editorial.

En resumen: la ley europea es el origen de una regulación que busca proteger al periodista frente a las amenazas derivadas de las nuevas tecnología­s y a la desregulac­ión en la que se mueven las plataforma­s y las redes sociales. Poco, o nada, que ver con el contexto informativ­o, marcado por presuntos casos de corrupción, en el que el Gobierno de España ha lanzado un debate sobre los medios de comunicaci­ón y la función de la Prensa.

Riba agradece a Sánchez que reconocier­a que el origen es una ley europea, porque muchas veces se oculta y es injusto con la UE

«Los medios públicos no pueden cambiar alrededor de los avatares del poder político»

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