ABC (Sevilla)

Blanco y rojo

Cabrera y Páez formaron un dúo dinámico en el tranvía camino a la Plaza Nueva, con los colores corporativ­os del partido y del club de Nervión

- JAVIER MACÍAS

AYER por fin llegó el tranvía a Nervión. Toda Sevilla está celebrando que este tren ligero (no será por la velocidad que coge) conecte el Centro con el Ramón Sánchez-Pizjuán por un trazado que casualment­e ya recorre el metro que va por debajo y que sí es rápido. Pero aquel proyecto socialista, que fue bandera del anterior gobierno, se retrasó y lo ha tenido que inaugurar José Luis Sanz de mala gana, porque no es para nada partidario y se lo ha tenido que tragar como algo propio. En la convocator­ia de prensa que hizo ayer el Ayuntamien­to para el primer viaje se colaron para sorpresa de los allí presentes dos concejales del PSOE en una especie de reivindica­ción del proyecto. Con dos guayaberas, Cabrera y Páez formaron un dúo dinámico en el tren camino a la Plaza Nueva: uno de rojo y otro de blanco, colores corporativ­os del partido y quizá como un homenaje al club de Nervión.

Ambos ediles están actuando como versos sueltos en el grupo municipal. Los dos le deben más al partido que al portavoz y en esas andan. Cabrera es república independie­nte desde que vio frustradas sus expectativ­as por suceder a Juan Espadas, cuando era el súper concejal que rivalizaba con Antonio Muñoz por ser el delfín. Pero eligieron al otro y, desde entonces, más que ayudar ha puesto palos en la rueda del grupo con algunas actuacione­s que no están bien vistas. Es la marioneta de Javier Fernández en el PSOE municipal, y ha emprendido la guerra por su cuenta para defender los intereses del partido, que no del grupo, en asuntos como el de la pérdida de la caseta.

La última fue su participac­ión en la manifestac­ión convocada por una lideresa vecinal del Centro contra unos apartament­os turísticos que estuvieron bendecidos precisamen­te por el gobierno del PSOE. Ahora, Cabrera, que fue un delegado clave para Espadas en plena expansión turística de la ciudad, es capaz de acudir con militantes de su agrupación Casco Antiguo para protestar por una licencia que otorgó precisamen­te su gobierno.

A Fran Páez se le conocía menos. Llevaba la concejalía de Economía y estaba más tapado. Pero ahora, en plena guerra interna del partido a nivel andaluz, a nivel provincial y también a nivel local, se ha declarado en rebeldía. Y ya busca aparecer en la foto como sea, para que el que venga detrás se acuerde de este acólito de Gómez de Celis. Páez sacó los pies del tiesto tras la entrevista de Felipe González en ‘El Hormiguero’ en la que dio un repaso al sanchismo y su efecto nocivo para el socialismo que él instauró. Fue aquel tuit en el que calificó a los viejos líderes de su partido como «Susanita, Felipón y Guerrita».

Ayer, como dos becarios mandados por Fernández, se presentaro­n en una rueda de prensa del alcalde del PP para señalarse como los autores intelectua­les de esta gran infraestru­ctura que cambiará, qué duda cabe, el rumbo de la ciudad. Vestidos de blanco y rojo.

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