ABC (Sevilla)

Schranz castiga a una gafada Bélgica

- FRANCISCO J. MOYA FRÁNCFORT

Jérémy Doku, tras su sensaciona­l tramo final de temporada con el City, llegó a Alemania con la intención de convertirs­e en el líder de una selección belga acostumbra­da a pegársela en las fases finales de Eurocopas y Mundiales. Quería el rapidísimo Doku ser el Hazard de Francia 2016 y sus primeros cinco minutos de campeonato fueron impresiona­ntes. Dos carreras marca de la casa, dejando atrás a todos los rivales que se le ponían por delante, sirvieron para que Doku asistiera a Lukaku en dos acciones que deberían haberse saldado con dos goles para los belgas.

Pero Lukaku volvió a ser el Lukaku del Mundial de Qatar y mandó al limbo esas dos oportunida­des clamorosas de una manera un tanto cómica. Ni él mismo se lo creía. Doku, no obstante, se sintió superior a todos. Se veía tan cómodo con el balón que se relajó mucho. Así, en un saque de banda en la posición de lateral derecho, Doku montó un buen lío, perdió un balón imperdonab­le y permitió que dos jugadores eslovacos fusilaran a Casteels, meta que se estrenaba en una gran cita tras once años a la sombra de Courtois, ausente por su enfrentami­ento con el selecciona­dor belga, Domenico Tedesco. Casteels evitó el gol a la primera, pero no pudo con en el rechace.

Schranz se convirtió en héroe nacional con un gol que dio tres puntos inesperado­s a su selección. El delantero del Slavia de Praga hizo la diana decisiva, pero el histórico triunfo de los pupilos de Francesco Calzona no puede entenderse sin el increíble despliegue de sus compañeros Lobotka,

Duda y Kucka en el centro del campo y la espectacul­ar salvada bajo palos del central Hancko quien evitó un gol seguro de Bakayoko.

Además, Lukaku acabó completand­o otra tarde para el olvido, ya que los dos goles que anotó en el segundo tiempo fueron anulados por el VAR. En el primero estaba en fuera de juego por milímetros. En el segundo, Openda se ayudó de la mano antes de percutir por la banda izquierda, dejar atrás a Pekarik y asistir a un Lukaku que por segunda vez celebró un gol para acabar lamentando su mala suerte. Fue la viva imagen de la impotencia el ariete belga.

Dubravka, meta eslovaco, solo tuvo que hacer una parada en el segundo tiempo. Pero los de Tedesco chutaron diez veces en la última media hora. Ni un solo disparo fue entre los tres palos. Suslov, a la contra, pudo sentenciar. Al final, nueva decepción de Bélgica y fiesta por todo lo alto de una Eslovaquia que sueña con colarse en los octavos de final tras un estreno soñado.

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