Rosario de Velasco sale del olvido
La familia de la artista recurrió a las redes sociales y la prensa para hallar obras importantes de los 30 y 40, en paradero desconocido: se encontraron una treintena. El Museo Thyssen reivindica su figura con una exposición
El pasado 20 de mayo, Rosario de Velasco hubiera cumplido 120 años. Francisco Umbral escribió de ella: «Llena de una perfección de manzana verde entre un arte tan masculino como el vasco». En la fuerte apuesta en la programación del Thyssen este año por las mujeres artistas, destaca la exposición de la realista madrileña Isabel Quintanilla, que ha sido un rotundo éxito. Ahora le toca el turno a otra artista, figurativa y madrileña, que quizás no muchos conozcan: Rosario de Velasco.
Hace un año y medio, la familia de esta pintora, injustamente olvidada, lanzó un llamamiento en redes sociales y en medios de comunicación (ABC, entre ellos) para hallar obras importantes de su primera etapa, los años 30 y 40, la de mayor reconocimiento nacional e internacional, que estaban en paradero desconocido y eran cruciales para la exposición que tenía previsto dedicarle el Thyssen, que finalmente ha puesto en marcha en tiempo récord. A la dificultad de localizarlas se sumó el mal estado de las obras, que debieron pasar por la taller de restauración del museo.
Un corpus de 300 obras
No es nuevo el uso de las redes sociales con este fin. En 2022 hizo lo propio Rodrigo Muñoz Avia para buscar pinturas perdidas de su madre, Amalia Avia, e incluirlas en la retrospectiva que le iba a dedicar la Sala Alcalá 31 de Madrid. Se localizaron unas 80. En el caso de Rosario de Velasco, una treintena. En manos de la familia aparecieron su ‘Autorretrato’, los retratos de sus padres o ‘Lavanderas’; en manos de amigos, catorce cuadros y la mayoría de sus ilustraciones para libros; en instituciones públicas, quince pinturas; gracias a casas de subastas vieron la luz doce, y gracias a galerías de arte, una veintena. En total, su corpus es de unas 300 obras.
El llamamiento lo hizo la periodista Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de la pintora y comisaria, junto con Miguel Lusarreta, de la exposición, que permanecerá abierta del 18 de junio al 15 de septiembre, y que reúne en el Thyssen unas 60 obras: una treintena de pinturas de los años 20 a los 40, junto con otra treintena de ilustraciones. A los pocos días de su puesta en marcha, esta campaña ya empezó a dar sus frutos. Entre las obras localizadas, ‘Gitanos’ (1935). Subastada en la sala Fernando Durán de Madrid en 1999, fue seleccionada para participar en el Carnegie International, junto con obras de artistas como Otto Dix, Edward Hopper, Georgia O’Keeffe, Picasso y Dalí.
También apareció, ‘Maternidad’ (1933), vendido en la sala de subastas Castellana 150 ese mismo año y que se expuso en la Bienal de Venecia del 36; ‘Pensativa’ (1935), ‘Cosas’ (1933)... En este, aparece el reflejo de la pintora en un pisapapeles de cristal. Recuerda a los autorretratos de Clara Peeters, reflejados en los objetos que pintaba en sus bodegones. Además, se han descubierto ‘Bodegón con peces’, ‘Mujer con toalla’, ‘Niñas con muñeca’...
Su firma, un monograma
Rosario de Velasco firmaba sus obras con un monograma, habitualmente en color rojo, con sus iniciales, muy similar al que usaba Durero y que tanto le gustaba. Pero quizás por ello sus propietarios no los identificaban con esta artista. Quedan por recuperar obras destacadas de esta etapa, como ‘El baño’ (1931), con el que Rosario de Velasco participó en el Salón de Otoño de 1942 y que fue su primer gran éxito, y ‘El circo’, que estuvo en la Bienal de Venecia y fue muy alabado por Eugenio d’Ors.
No faltan en la exposición las pinturas más conocidas de Rosario de Velasco. Como ‘Adán y Eva’ (1932), en la colección del Reina Sofía desde 1988. La artista lo presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1932. Ganó la segunda medalla de pintura. Destaca su original perspectiva, a vista de pájaro. Lo adquirió el Estado español. Con el dinero que ganó con la venta de ‘Adán y Eva’ la artista se fue con una amiga a Rusia en 1932. Otras obras destacadas de Rosario de Velasco que cuelgan en las salas del Thyssen son ‘La matanza de los inocentes’ (1936), del Museo de Bellas Artes de Valencia, cuya autoría ostentaba erróneamente el pintor Ricardo Verde hasta 1995; ‘Maragatos’ (1934), del Museo del Traje; o ‘Carnaval’, del Pompidou parisino, que el Estado francés compró junto con ‘La verbena’, de Maruja Mallo.
La familia conserva obras importantes como ‘Lavanderas’ (1934) –sale por vez primera de casa–, regalo de boda a su hermano Luis, médico, a quien retrata en otro cuadro. Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, cree que este cuadro merecería estar en un museo y advierte similitudes con ‘La Primavera’, de Botticelli; ‘El nacimiento de María’, de Ghirlandaio, y ‘El bautismo de Cristo’, de Andrea del Verrocchio.
De familia conservadora, burguesa y católica, Rosario de Velasco Belausteguigoitia (Madrid, 1904-Barcelona, 1991) perteneció a la Sección Femenina de Falange. Recuerda su nieto Víctor Ugarte Farrerons que su abuela hablaba con frecuencia de Pilar Primo de Rivera y del propio José Antonio, de quien aseguraba haber realizado la última foto en vida antes de su fusilamiento en Alicante. Advierte su sobrina nieta que ella nunca apoyó el régimen franquista: «Se quedó en tierra de nadie. Empezaron a olvidarla, pero ya está otra vez con nosotros». María del Mar, única hija del artista, que no ha querido perderse la exposición, explicaba: «Mi madre reprochaba a Franco haber desvirtuado totalmente el falangismo. Consideraba a Franco un gobernante poco capacitado y torpe».
Escapó de la cárcel
Rosario conoció en casa del editor Gustavo Gili a Xavier Farrerons (acabó siendo su marido), un médico que logró sacarla de la cárcel Modelo de Barcelona, donde estaba detenida: iba a ser fusilada. Escapó escondida en un carro. Su compañera de celda sí fue fusilada. Rosario había salido en defensa de unas monjas a las que unos republicanos estaban agrediendo en la calle. Les lanzó unas bombillas desde el balcón de su casa. Fue acusada por la portera de su vivienda por su militancia falangista.
Tolerante, moderna, antinacionalista, Rosario pertenece a un grupo de destacadas pintoras españolas de vanguardia, como María Roësset, Ángeles Santos, Maruja Mallo... Admiradora del arte italiano (Giotto, Masaccio, Piero, Mantegna), pero también de Velázquez y Goya, fue seleccionada en varias ocasiones para la Bienal de Venecia, expuso en el Carnegie de Pittsburgh y en el Jeu de Paume de París, así como en importantes galerías de Madrid y Barcelona: Biosca, Gaspar, Parés, Syra... Sorprende, pues, que cayera en el olvido.
Además de pintora (fue discípula de Álvarez de Sotomayor), Rosario de Velasco fue una excepcional ilustradora de cuentos. Forma parte del centenar de ilustradoras que trabajaron para ABC y Blanco y Negro. La Colección ABC atesora un dibujo, ‘Carnavalina’, que formó parte de la exposición ‘Dibujantas. Pioneras de la ilustración’ en el Museo ABC en 2019.