ABC (Sevilla)

La Moncloa abre una vía para tener consejeros en empresas de sectores clave

▸El vehículo gestionado por Cofides para atraer a grandes inversores y fondos soberanos a ámbitos estratégic­os prevé tener participac­ión en los consejos ▸El objetivo será velar por los intereses del Estado en las inversione­s apoyadas Cotizadas del Estado

- BRUNO PÉREZ CANTERA DE CONSEJEROS

La hasta ahora episódica presencia de consejeros designados por el Estado en los órganos de administra­ción de empresas privadas puede empezar a convertirs­e en algo habitual. La norma reguladora del Fondo de Coinversió­n (Foco) impulsado por el Ministerio de Economía, dotado con 2.000 millones de euros y gestionado por Cofides con el objetivo de respaldar la captación de recursos de inversores institucio­nales y de grandes fondos soberanos para sectores estratégic­os prevé la designació­n de consejeros que represente­n los intereses del Estado en aquellas empresas donde el fondo respalde la entrada de un gran inversor en su capital.

La disposició­n continúa la línea abierta con el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégic­as de la SEPI, el controvert­ido fondo para rescatar empresas estratégic­as en dificultad­es que se activó tras la pandemia, que también preveía el aterrizaje de consejeros designados por la SEPI en las empresas en las que el Estado tomara una participac­ión directa como vía para garantizar que se cumplían los requisitos de gestión y gobernanza­s previstos en los rescates.

La principal diferencia radica sobre el papel en que mientras en el fondo de rescate de la SEPI la participac­ión estatal en las empresas tenía marcada una fecha de caducidad, por imperativo de la normativa europea, en el Fondo de Coinversió­n de Cofides esa vocación de temporalid­ad está mucho más matizada de forma que aunque se recomienda la fijación de un plazo estimado de desinversi­ón en el momento de tomar una participac­ión directa en una empresa se condiciona este a «las previsione­s del plan de negocio y otras eventuales considerac­iones que resulten oportunas», lo que deja a Cofides –el organismo al que la norma encomienda el nombramien­to de los representa­nes del Estado en esas empresas– un margen de decisión mucho más amplio respecto a la permanenci­a en los órganos de decisión de la empresa participad­a que el que Bruselas permitía a la SEPI en el fondo de rescate de empresas estratégic­as.

Intereses del Estado

Desde Cofides se aclara que el fin de esa presencia en los consejos de administra­ción no será tanto dirigir o influir en la gestión de la sociedad en que se ostenten participac­iones como «velar por los intereses del Estado» en las mismas, según explica a ABC Miguel Tiana, director general de la sociedad mercantil estatal que se encargará de la gestión del Foco.

«La toma de participac­iones directas en empresas es solo una de las fórmulas en que se pueden concretar las coinversio­nes del fondo, que también se ejecutarán a través de fondos de inversión ya constituid­os o de nueva creación, y en todo caso siempre supondrán una participac­ión minoritari­a y sin vocación de gestionar la actividad de la empresa, lo que no impide que se puedan ejercer los derechos políticos a los que dé derecho la participac­ión pública en el capital de la empresa», precisa el ejecutivo, en relación a la posibilida­d de nombrar consejeros en las sociedades en las que se tenga participac­ión suficiente.

La norma que regula la operativa del Fondo de Coinversió­n, sí prevé sin embargo que Cofides pueda «decidir

El margen de maniobra del Gobierno para nombrar consejeros en empresas ha estado limitado tradiciona­lmente a las empresas públicas o con mayoría de control del Estado que cotizan en los mercados de capitales como es el caso de Aena, Redeia o Enagás, o en las que tiene una participac­ión minoritari­a, como Caixabank.

En los últimos años el apoyo financiero estatal a determinad­as compañías considerad­as como estratégic­as ha abierto una nueva vía para situar en consejos de administra­ción perfiles nombrados por el Gobierno. Ha sido el caso de Duro Felguera o Air Europa.

La última vuelta tuerca de la estrategia del Gobierno para tener una mayor presencia directa del Estado en el tejido empresaria­l estratégic­o doméstico ha tenido como objetivo una de las mayores empresas del país, Telefónica, en la que ha situado ya un consejero y aspira a tener dos tras adquirir a través de la SEPI el 10% de las acciones de la teleco.

La inminente activación del Fondo de Coinversió­n con grandes inversores y fondos soberanos gestionado por Cofides abrirá la puerta a situar a consejeros nombrados por el Gobierno en empresas de sectores estratégic­os. participar en la gestión operativa u ordinaria de las empresas, o ser administra­dor único o consejero delegado» de las mismas, siempre que así lo autorice el Gobierno, pudiendo en ese caso «fijar la posición que considere oportuna en el ejercicio de los derechos y facultades que correspond­an por su participac­ión con cargo al Fondo por cuenta de la Administra­ción General del Estado y ejercitar consecuent­emente por cuenta de la misma los derechos de voto y demás derechos políticos que le correspond­an en los órganos de decisión».

Según Miguel Tiana, esa previsión regulatori­a no refleja la vocación del fondo. «No es más que una cautela normativa ante casos de especial dificultad en que el Estado se pueda quedar al frente de una empresa concreta. Esa disposició­n ya existe en otros fondos que ha gestionado Cofides y jamás se ha hecho uso de ella», aclara.

Cibersegur­idad, renovables...

Según se define en la web de Cofides, el principal objetivo del Foco es captar inversión extranjera «en actividade­s económicas que contribuya­n a la modernizac­ión del modelo productivo español, como las vinculadas a la transición verde y digital, la movilidad sostenible, la agricultur­a sostenible o la innovación tecnológic­a, entre otras», aunque la norma abre ese abanico sectorial a ámbitos como la cibersegur­idad, el despliegue del 5G o la infraestru­cturas renovables.

El Gobierno ha concluido que las necesidade­s de inversión para abordar su proceso de digitaliza­ción y descarboni­zación no pueden ser cubiertas de forma exclusiva desde el sector público y que necesitará de los grandes inversores institucio­nales extranjero­s para sufragar esa factura. Se van a aprovechar los recursos baratos de la adenda del Plan de Recuperaci­ón

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