ABC (Sevilla)

La devastació­n rusa en Ucrania afecta a 250.000 edificios residencia­les

▸Habrá que reconstrui­r 420 hospitales, 580 edificios administra­tivos, 4.000 centros educativos y 350 templos ▸Solamente levantar el sistema de suministro eléctrico costará entre 12.000 y 16.000 millones de euros

- ROSALÍA SÁNCHEZ

El marido de Iryna Abramova fue arrastrado fuera de su casa, torturado y asesinado por los soldados rusos en Bucha, al principio de la guerra. El cadáver fue abandonado en la calle y no pudo enterrarlo hasta semanas después. Su casa en la calle Vokzalna fue quemada hasta los cimientos. Iryna ha vuelto a ver la luz esta primavera, cuando le entregaron las llaves de la vivienda reconstrui­da. No tiene muebles y quedan paredes por pintar, pero ha recibido a varias delegacion­es internacio­nales que acuden a ver con sus propios ojos este milagro de reconstruc­ción.

Irpin y Bucha, dos ciudades que quedaron devastadas en un 70%, lucen ahora como nuevos núcleos de población a estrenar: aceras recién rematadas, pavimento fresco y fachadas impolutas, adornadas con banderines azules y amarillos. Esto es lo que la comunidad internacio­nal occidental quiere hacer también con el resto del país.

«Ayuden con todo lo que tengan», arengó hace unos días el canciller alemán Olaf Scholz a empresas de más de 60 países, que asistían en Berlín a la tercera Conferenci­a de Reconstruc­ción de Ucrania. El Gobierno de Kiev ha firmado en Berlín 110 acuerdos, tratados y memorandos internacio­nales, lo que refleja el fuerte interés mundial en invertir en este país. Más de 16.000 millones de euros en promesas y asistencia, incluida una inversión de 1.400 millones de euros en el marco del Mecanismo para Ucrania y un paquete de asistencia energética estadounid­ense de 824 millones de dólares.

Otros acuerdos incluyen más de 700 millones de euros para el programa Skills Alliance, 35 millones de dólares para la remoción humanitari­a de minas, 560 millones de euros de 14 acuerdos con socios alemanes e internacio­nales, y más de 350 millones de dólares para acuerdos de seguro de riesgos. Y esto es sólo el principio.

El Ejército ruso ha destruido 250.000 edificios residencia­les en Ucrania, además de 420 hospitales, 580 edificios administra­tivos y casi 4.000 escuelas y universida­des. También hay que volver a levantar más de 350 iglesias, sinagogas o mezquitas y 1.800 teatros, cines, biblioteca­s, salas de conciertos o museos destruidos. Ciudades como Bajmut o Avdiivka ya no existen.

Sin centrales eléctricas

En la segunda ciudad más grande del país, Járkov, no hay una sola central eléctrica en funcionami­ento. Dtek, el mayor proveedor privado de energía de Ucrania, ha reconstrui­do algunas centrales eléctricas hasta cuatro veces, aunque a menudo carece de combustibl­e para ponerlas en funcionami­ento. Solamente levantar el sistema de suministro eléctrico costará entre 12.000 y 16.000 millones de euros, según las estimacion­es del Banco Mundial, que calcula que hace falta medio billón de dólares para empezar la reconstruc­ción general. Y no, no se puede esperar a que termine la guerra. Porque los ucranianos necesitan techo, electricid­ad y sobre todo esperanza.

Artem Pryymachen­ko dirige la ruidosa sala con máquinas de una empresa alemana de materiales de construcci­ón en Berezan, a unos 70 kilómetros al este de Kiev. En la primavera de 2022, las tropas rusas avanzaron a menos de diez kilómetros de la planta y ese fue el peor momento para Pryymachen­ko. Tras el repliegue ruso, la sala volvió a la fabricació­n de aditivos para hormigón, los muy demandados superplast­ificantes y los morteros de reparación para hormigón deteriorad­o en puentes y presas, reactores de centrales eléctricas y dársenas portuarias. «La demanda es gigantesca», describe la lista de pedidos, y la empresa acaba de anunciar la construcci­ón de una segunda planta, una inversión de unos 150 millones de euros. Pero no será una planta como la anterior, sino más sostenible y con tecnología más avanzada.

La empresa no aspira solamente a cubrir una necesidad evidente mientras dure la guerra, sino también a estar bien posicionad­a en cuanto se firme la paz. El Gobierno de Ucrania ha presentado en Berlín el gran potencial de este tipo de inversione­s, para las que serán necesarias cantidades ingentes de dinero. Los países del G-7 ya están de acuerdo para aportar 50.000 millones de dóla

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Decorado apocalípti­co en Bajmut, en la región de Donetsk // REUTERS
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