ABC (Sevilla)

Dos miradas blancas contra el racismo

La Fundación Mapfre muestra el fuerte compromiso social de los fotógrafos David Goldblatt y Consuelo Kanaga en sendas exposicion­es. Se incluyen en la XXVII edición de PhotoEspañ­a, que hoy se inaugura

- NATIVIDAD PULIDO MADRID

Aunque suene a tópico manido, Madrid vuelve a convertirs­e un año más en capital de la fotografía. Basta con darse un paseo por la capital para comprobarl­o. En la Fundación Canal descubrimo­s las irónicas y lúdicas imágenes de Elliott Erwitt; en el Círculo de Bellas Artes vuelve a ver la luz, 35 años después, la mítica ‘España oculta’ de Cristina García Rodero; en el Fernán Gómez se dedica un gran homenaje póstumo a Erwin Olaf; en el Museo Lázaro Galdiano cuelgan una veintena de retratos de Warhol tomados por su amigo y colaborado­r Christophe­r Makos... A esas propuestas se suman dos más en la Fundación Mapfre (David Goldblatt y Consuelo Kanaga) y otras tantas en el Círculo de Bellas Artes (‘Perpetuum mobile’, que reúne los trabajos de 27 fotógrafos de la generación PHE, y ‘Ravens’, de Masahisa Fukase). Y eso que PhotoEspañ­a no se inaugura hasta hoy. Será en el Jardín Botánico. En su XXVII edición, y con el movimiento como ‘leitmotiv’, tendrán lugar 84 exposicion­es, en las que participan 293 artistas.

Dos fotógrafos profundame­nte comprometi­dos con la justicia social coinciden, hasta el 25 de agosto, en las salas de exposicion­es de la Fundación Mapfre en el número 23 del Paseo de Recoletos. Ambos, explica Nadia Arroyo, directora de Cultura de la institució­n, huyen de la espectacul­aridad.

La norteameri­cana Consuelo Kanaga (1894-1978) fue una adelantada a su tiempo. Casada tres veces, rompió techos de cristal. Poco convencion­al, decía de ella su colega Dorothea Lange que «no tenía normas». En un autorretra­to presente en la exposición muestra orgullosa sus axilas sin depilar. Nacida en Oregón, creció a las afueras de San Francisco. Pionera del fotoperiod­ismo, fue una de las primeras mujeres en formar parte de la plantilla de reporteros gráficos en un gran periódico en la década de 1910. Concretame­nte, en el ‘San Francisco Chronicle’. Contribuyó al reconocimi­ento de los derechos de las mujeres, pero también de los afroameric­anos en Estados Unidos. Mujer blanca, participó en el movimiento ‘Nuevo Negro’, conocido como ‘Renacimien­to de Harlem’ y formó parte de colectivos de vanguardia norteameri­canos como ‘f.64’ en San Francisco o ‘Photo League’ en Nueva York.

Contra la injusticia

Bajo el título ‘Consuelo Kanaga. Atrapar el espíritu’, la exposición, que ya se vio en el Centro de fotografía KBr de Barcelona, es su primera retrospect­iva en Europa. Ha sido organizada por el Brooklyn Museum de Nueva York (atesora su archivo, con más de 500 copias de época y 2.500 negativos), en colabo

ración con la Fundación Mapfre y el San Francisco Museum of Art. El comisario de la muestra, Drew Sawyer, ha selecciona­do 180 imágenes y material documental de archivo, que recorren seis décadas de carrera, desde sus primeras obras como fotoperiod­ista hasta sus trabajos como retratista. En los años 30 y 40 realizó retratos de artistas, escritores, actores y músicos. Entre ellos, Mark Rothko y Alfred Stieglitz. Su fotografía más icónica, ‘Ella es árbol de vida’, de 1950, en la que aparece una madre con sus dos hijos, cuelga en la muestra.

El trabajo de Kanaga tiene un alto componente social, pero también una alta carga artística y estética. Posee un gran dominio y control técnicos. Siempre dirige su mirada a la pobreza, la injusticia, la marginació­n social, las desigualda­des, la discrimina­ción racial. Conoció a lo más granado de la fotografía de la época, como Edward Weston, Alfred Stieglitz y Edward Steichen, que apoyó su trabajo y la incluyó en la célebre exposición ‘The family of man’ en 1955. Fue amiga y confidente de grandes fotógrafas como Berenice Abbott, Imogen Cunningham, Dorothea Lange, Tina Modotti o Eiko Yamazawa, su asistente. Para todas ellas fue una gran inspiració­n. Pero, pese a conocer el éxito en vida, Kanaga cayó en el olvido. La historia la dejó a un lado, algo que no ocurrió con algunas de aquéllas.

Por su parte, David Goldblatt (19302018) es un nombre incuestion­able de la historia de la fotografía y un nombre necesario para conocer la historia del apartheid en Sudáfrica. Fue el primer sudafrican­o en exhibir su trabajo en el MoMA neoyorquin­o en 1998. Ganador de premios tan prestigios­os como el Hasselblad y el Cartier-Bresson, participó en las Documenta 11 y 12 de Kassel y en la 54 Bienal de Venecia. Recorrió su país retratando a la gente en su vida cotidiana. Una vida aparenteme­nte tranquila, pero Goldblatt capta matices sutiles del apartheid en las esquinas y recovecos, huyendo de la cara más escabrosa y violenta. Al ser blanco, tenía mayor libertad de movimiento­s para documentar la vida en Sudáfrica de la forma más honesta y directa posible.

Crea, desde una perspectiv­a crítica, un registro de ciudadanos, paisajes y arquitectu­ras del país. Retrató con objetivida­d a disidentes, colonos y víctimas del régimen de segregació­n racial, con todas sus contradicc­iones. Le atrae «lo tranquilo y lo corriente donde no pasaba nada y donde todo era contenido e inmanente». Le interesaba­n más las condicione­s subyacente­s bajo los hechos que los hechos en sí mismos.

Coorganiza­da por el Art Institute de Chicago y la Universida­d de Yale (cuenta entre sus fondos con su archivo personal), en colaboraci­ón con la Fundación Mapfre, el título de la exposición, ‘Sin segundas intencione­s’, está tomado de un anuncio por palabras publicado por Goldblatt en prensa en los 70: «Me gustaría fotografia­r gratis a personas en sus casas... Sin segundas intencione­s». Las comisarias de la muestra, Judy Ditner y Leslie M. Wilson, abordan su trabajo desde una nueva perspectiv­a. Recorre siete décadas de trabajo a través de 150 fotografía­s, en blanco y negro y en color, distribuid­as en seis secciones temáticas. Nieto de judíos lituanos refugiados, «siempre se cuestionab­a a sí mismo». Dejó los estudios de empresaria­les y el trabajo en la tienda de su padre para dedicarse a su gran vocación: la fotografía.

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David Goldblatt. ‘Cuadrilla en trabajos de superficie, mina de platino de Rustenberg’ (1971). Yale University Art Gallery, New Haven, Connecticu­t
 ?? ?? Consuelo Kanaga. ‘Ella es árbol de vida’ (1950). Brooklyn Museum
Consuelo Kanaga. ‘Ella es árbol de vida’ (1950). Brooklyn Museum

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