ABC (Sevilla)

Justicia menor

El juez de menores que juzgó el crimen de Marta del Castillo se ha encontrado con el de Palomares

- JUAN JOSÉ BORRERO

LA conocida como ‘ley del menor’ va camino de meter en Sevilla a la Justicia en un nuevo laberinto. Como ocurrió con el asesinato de Marta del Castillo, el crimen de Palomares, del que ayer salió su ‘primera’ sentencia, será doblemente juzgado por la edad de los acusados. Tras el juicio al menor se juzgará próximamen­te a un adulto también implicado en la muerte del chico en la madrugada de Halloween de 2022. El joven condenado ayer, por asesinato y robo con violencia en grado de tentativa, acudirá a este segundo juicio como peculiar testigo. La dualidad genera incertidum­bre. Nadie puede descartar que las conclusion­es de ambos procesos sean contradict­orias.

Eso ocurrió con el sangrante caso de Marta del Castillo. Las dos sentencias no coinciden sobre cómo y de qué forma se deshiciero­n del cuerpo de la joven aquella oscura noche de enero. Ni siquiera encajan las personas que se apuntan habrían acompañado a Carcaño, el único encarcelad­o por el crimen, para tal menester. Aquel doble juicio, en el que los implicados tenían también un doble papel según la sala donde intervenía­n, con un guion distinto en cada caso, ha quedado para la posteridad como un fracaso judicial que, unido al de la investigac­ión policial, han hecho de la muerte y no hallazgo del cuerpo de Marta del Castillo un agujero negro en la historia de la criminolog­ía de España.

En Palomares se ha juzgado por la ‘ley del menor’ a un joven que ya tiene 18 años. Eso le asegura que su destino no será una celda. Cuando cometió el crimen le faltaban quince días para cumplir los 17. La madre de su víctima, que encontró al alba del día de Todos los Santos a su hijo muerto en la puerta de su casa, no pudo ver la cara del verdugo en el juicio y condenarle a la mirada de su desolación. La identidad del agresor quedaba preservada tras una mampara. Tampoco sabe cómo expresó el joven su arrepentim­iento que, según su abogado, trasladó al tribunal, al que pedía con tal motivo un atenuante a la condena que le mantendrá durante 9 años internado en un centro y a otros cinco de libertad condiciona­l.

Se da la circunstan­cia de que el mismo juez de menores que juzgó el caso Marta se ha encontrado con el de Palomares. Nadie mejor para advertir en la sentencia de la anomalía jurídica que supone juzgar un caso dos veces. Nadie mejor para reclamar un juicio único para una única investigac­ión. Y para avisar de las distorsion­es de la vista oral y de que es difícil que todo este enredo lo entienda la ciudadanía y, sobre todo, la familia de las víctimas, si a los propios juristas les parece aberrante.

En su lamento, su señoría apela a la «sensibilid­ad» del legislador para solucionar la maraña. No la esperen. En materia de menores el legislador sólo está centrado en cómo dar el derecho al voto a los chicos de 16 años; menores ante la ley, adultos para votarles.

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