Checas de hoy en día
Lo que pasa en España cada vez se parece más a un programa de Juan Carlos Ortega
HEMOS pasado de que las noticias y acontecimientos nos parezcan una película de Berlanga con guion de Azcona a que los confundamos con titulares de ‘El Mundo Today’. Ahora demasiadas cosas son como un programa de Juan Carlos Ortega. Dios le bendiga. Miren la celebración de boda de Baltasar Garzón y Dolores Delgado. Leí a Beatriz Miranda que en el sarao en la finca de Enrique Ponce se interpretó la canción ‘Las 13 rosas’. Con todos mis respetos a las víctimas de la barbarie, parece una parodia de Ortega. Además, la canción es espantosa. El último programa de ‘Las noches de Ortega’ se titula ‘Las gentes de la cultura’. Es digamos del mismo palo que ‘ Los Velázquez’, desternillante recreación de los Goya. Por supuesto, Garci no pertenece a la cultura esa.
Hace años, José Tamayo también decía lo que le parecía la cultura. En ‘ María Dolores Pradera: Déjame que te cuente’ (Rocaeditorial), Aguilar y Cabrerizo recuerdan el mundo teatral en los 50. Según Tamayo (programando en El Español), el secreto del éxito era aplicar criterios de empresa privada a los teatros oficiales. «Yo nunca he querido hacer cultura, sino teatro. A la cultura se puede llegar a través del buen teatro —Miller, Dürrenmatt, Buero—, no al revés». Los teatros nacionales habían quedado descabezados en 1952. Cuentan Aguilar y Cabrerizo que Marsillach recogió el rumor de que «el catoliquísimo director general de Teatro y Cinematografía, Gabriel Arias Salgado, habría cesado al director del Español, Cayetano Luca de Tena, ‘ porque vivía sin casarse con una señora guapísima’, y a la dupla Luis Escobar y Huberto Pérez de la Ossa, del María Guerrero, porque ‘los habían visto vestidos de raritos en una fiesta de disfraces que había dado el marqués de Cuevas en Biarritz’».
Un periodista que fue detenido y torturado en la Dirección General de Seguridad (DGS) ha solicitado que una placa recuerde que la Real Casa de Correos en la Puerta del Sol (sede del Gobierno Regional) fue un centro de detención y torturas durante la dictadura franquista. Que se recuerde la DGS y lo que allí hacía la Brigada Político Social. Como ha publicado Juan José Mateo, el último en manifestarse en contra de esa placa ha sido Miguel Ángel Rodríguez: «Vivimos en una ciudad, lamentablemente, plagada de inmuebles en cuyo seno se han cometido actos reprobables, como los sucedidos en las checas durante la guerra civil, sin que ninguna placa recuerde los horrores acaecidos». Amárrame los pavos. Que pongan placas, y bien grandes. Que la gente sepa dónde estaba la checa de Porlier, dónde la de Bellas Artes… Y dónde la DGS. En 1976, ya muerto Franco, Concha Velasco se presentó con Germán Cobos y una hija de Lola Gaos a preguntar por ella. Estaba detenida por haber apoyado la huelga en una fábrica. Concha Velasco sabía dónde estaba la DGS. Que lo sepa también su nieto.