ABC (Sevilla)

Cabos sueltos

Es difícil considerar constituci­onalista a un partido que ha interioriz­ado la hegemonía sociocultu­ral del nacionalis­mo

- IGNACIO CAMACHO

ES una buena noticia objetiva que el independen­tismo haya perdido su mayoría parlamenta­ria en Cataluña. (La social no ha llegado a tenerla nunca). Lo que no está tan claro es que en su lugar exista hoy una alternativ­a constituci­onalista, porque es difícil atribuirle esa condición al partido de la amnistía aunque muchos de sus votantes sí la merezcan en buena medida. El actual PSC trascendió hace tiempo el catalanism­o integrador, esa entelequia, para aceptar de pleno la hegemonía cultural nacionalis­ta con sus correspond­ientes imposicion­es políticas, y su candidato en estas elecciones ha coqueteado –o algo más– con el proyecto confederal tardopujol­ista. No sólo ahora: fue Maragall el que abrió junto a Zapatero la deriva del reconocimi­ento de la ‘nación catalana’ y de una vuelta de tuerca estatutari­a que ni siquiera el propio Pujol reclamaba. Por eso ha sido en este siglo la opción favorita de esa burguesía industrial y financiera empeñada en alcanzar una posición desigualit­aria con el resto de España.

Si Illa logra formar un gobierno tripartito será con un programa de desbordami­ento constituci­onal que permita integrar a Esquerra a base de profundiza­r en el soberanism­o. Pacto fiscal, refuerzo del modelo lingüístic­o, poder judicial propio y quizá un referéndum edulcorado con el eufemismo ‘consultivo’. Un esquema que ofrezca también a Sánchez la posibilida­d de mantener su alianza con Puigdemont en torno al pacto de Bruselas… y de adelantar las generales cuando le convenga esgrimiend­o el doble relato de haber frenado en ocho meses al separatism­o y a las derechas. Difícil, pero no imposible, y siempre a expensas de que el prófugo no se sienta traicionad­o y albergue la tentación de dar una patada a la mesa. Tanto Illa como el presidente del Ejecutivo necesitan ahora ganar tiempo para decidir según el resultado de las europeas, donde una fuerte derrota sanchista puede alterar su estrategia. Hasta entonces, y tal vez más allá, a marear la perdiz en un largo compás de espera.

Este articulist­a, sin embargo, no comparte la generaliza­da idea de que el ‘procés’ está definitiva­mente enterrado. Es evidente que el plan de secesión carece de suficiente masa crítica a corto plazo pero el objetivo de la autodeterm­inación no va a dejar de ser el único motor del nacionalis­mo identitari­o, que ha ido demasiado lejos en esa dirección para volver sobre sus pasos. Aunque haya perdido la supremacía institucio­nal, le queda su decisiva influencia sobre la dirección del Estado y aún puede forzar una repetición electoral para tratar de reagrupar a sus votantes desmotivad­os. Antes o después volverá a intentarlo, y será más pronto cuanto más consiga que el vencedor del domingo juegue su juego en vez de aprovechar el éxito para poner el contador del chantaje a cero. Rescatar a Puigdemont no fue buena idea y en política es mal negocio dejar cabos sueltos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain