ABC (Sevilla)

La pinza de Vox y PSOE contra Sanz

Los socialista­s llevan meses intentando forzar un acuerdo de las derechas

- ALBERTO GARCÍA REYES

LA vorágine electoral en la que braceamos nos llena los ojos de anuncios políticos completame­nte interesado­s, falsos, imposibles de cumplir o directamen­te inventados. No existe ninguna negociació­n entre el alcalde de Sevilla y Vox para firmar un pacto de gobierno después de las europeas. Sólo ha habido alguna conversaci­ón informal acerca de la ingobernab­ilidad de la ciudad por deseo del PSOE, que lo vota todo en contra para intentar provocar ese pacto y luego atizarle a José Luis Sanz aquí y en el resto de España, y por empeño de Vox, que está obsesionad­o con tocar pelo en el Ayuntamien­to de la cuarta ciudad del país para poder convencer a sus votantes de que es un partido útil. No hay más. Pero esas charlas de pasillo, habituales y desenfadad­as, han sido elevadas por la portavoz municipal a Santiago Abascal y a partir de ahí ha empezado a funcionar la máquina demoscópic­a. Vox ha vendido la piel del oso antes de cazarlo. Mejor dicho, antes siquiera de ver dónde está el oso. Porque ni José Luis Sanz tiene intención de pactar realmente, ni su partido tampoco. El PP gobernará en solitario toda la legislatur­a. Y a partir de ahí lo único que hay es una situación de bloqueo institucio­nal que atenta contra los intereses generales de los sevillanos y que sólo busca el titular de campaña sobre el pasteleo de las derechas. Repito: no habrá pacto. Tampoco sería un escándalo que lo hubiera, como pretende vender la izquierda, pero la realidad es que no lo habrá porque el PP no se fía de Vox. El anuncio unilateral de los de Abascal lo demuestra.

Todo es, por tanto, juguetería política. Blablablá. Y no debe servir para soslayar una situación que se viene dando en Sevilla desde el comienzo de este mandato. Los socialista­s han diseñado una estrategia que consiste en asfixiar al gobierno municipal en las cosas pequeñas, desde las podas de árboles al arreglo del asfalto. Al haber votado contra el presupuest­o de este año, Sanz está teniendo que gobernar con el plan socialista, que está prorrogado, y no puede permitirse una sola acción propia. Vox se lo impide en una especie de chantaje de votos por despachos y Antonio Muñoz porque le interesa que Sevilla vaya mal. Ninguno tiene a los sevillanos en su cabeza. Claro que la oposición está obligada a fiscalizar al gobierno y a intentar parar aquellas cosas que no comparte. Pero la prestación de los servicios públicos elementale­s no debe usarse jamás como herramient­a para debilitar al adversario. Discútase el proyecto de la Plaza de España, la posición del alcalde sobre Tablada o la mala gestión política que se esté haciendo en la concejalía que sea. Pero votar que no una y otra vez a modificaci­ones presupuest­arias que permiten arreglar baches es una indecencia. El PSOE está en ese ardid: o hay pacto con Vox y se arranca la máquina del fango nacional contra la ultraderec­ha, o hay alcalde maniatado. Todo es legítimo, pero es bueno que se sepa para que cada palo aguante su vela: si a usted no le arreglan su acera, consulte en la web del Ayuntamien­to qué ha votado cada partido en ese punto del orden del día.

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