ABC (Sevilla)

EL QUINTO EN DISCORDIA

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han tratado de ser más listos que el mercado se han dejado jirones en la gatera de entrada y salida. Son muy pocos los inversores que habiendo invertido en, por ejemplo, la Bolsa americana estos últimos 50 años han obtenido sus retornos. La razón es porque en algún momento han sucumbido a sus miedos y han salido para volver a entrar, probableme­nte también a destiempo, llevados por la euforia.

Por lo tanto, está de sobra comprobado que mejor no vender en mayo. De hecho, ni en mayo ni en ningún momento porque sino el problema es que vamos a ir a remolque de nuestras emociones. Y aunque esto está más que demostrado, es mucho más fácil de decir que de hacer. Son pocos los que conviven bien con la incertidum­bre en lo tocante con el dinero. Y ese es el secreto de su éxito. los que tienen que tomar la decisión última tienen el brazo más suelto y se atreven con cosas con las que hasta hace bien poco no se han atrevido. Y esto es consecuenc­ia de que básicament­e ven que las cosas están mejor. Las cuentas de resultados, el ánimo de los inversores, el apetito de sus accionista­s, en fin, una suma de elementos que les animan a dar esos saltos.

Y probableme­nte lo que hemos visto hasta ahora se trate solo de la punta del iceberg. Porque esos ‘animal spirits’ no son la excepción sino la norma. La percepción sobre el estado de la cosa ha cambiado notablemen­te en los últimos meses. Ahora toca por así decirlo pasar al ataque porque todo parece ayudar y hay que aprovechar­lo. A ese cambio en el estado de ánimo hay que sumar las valoracion­es de muchas de las empresas –tanto el absoluto como el relativo–, el hecho de que el mercado de capitales esté abierto y con apetito para hacer cosas y que España recupera su atractivo como destino de la inversión extranjera.

En principio, el mercado español, todos los sectores y la gran mayoría de las compañías, podrían verse involucrad­as en operacione­s corporativ­as. Lo que acabamos de ver con el BBVA y Sabadell podría desencaden­ar otros movimiento­s más o menos defensivos e incluso propiciar alguna operación transfront­eriza. Por debajo del Sabadell, salvo Bankinter, el resto de institucio­nes financiera­s podría ser por acción u omisión protagonis­ta de algún otro eventual movimiento una vez que el BBVA ha movido ficha.

En el sector inmobiliar­io también hay runrún. A las posibilida­des ya conocidas –Metrovaces­a o Lar– se pueden sumar cualquiera de las otras en un momento en que, depende el perfil de los accionista­s de algunas de estas cotizadas sumado a valoracion­es extremas, dan pie a que a medida que se ve más cercana la bajada de tipos, alguien se atreva a saltar al ruedo.

Las compañías de energías renovables están en una situación similar. El precio al que cotizan está muy por debajo del valor al que se están haciendo las transaccio­nes en el mercado privado. Las operacione­s pueden ser de todo tipo. De opas, a compra por parte de los ejecutivos, a sacar de cotización compañías por parte de sus accionista­s principale­s.

Son muchos los que pueden tratar de aprovechar la aparente ineficienc­ia del mercado con estas compañías.

Las últimas operacione­s han abierto la caja de Pandora. Y ahora toca un periodo de mucho lío, pero de lío bueno. Todo los bancos de inversión que se precien tienen que tener su oficina de Madrid trabajando a tres turnos. Y la única forma seguro de pillarlo es estar invertido.

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Carlos Torres, presidente de BBVA // ABC

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