La brecha de Gibraltar… y la foto de Sánchez
El presidente andaluz ha puesto el foco en algo esencial: la brecha de Gibraltar. El Gobierno lleva tiempo volcado con ‘la verja de Gibraltar’, decidido a pasar a la historia –esa particular obsesión de Pedro Sánchez– por ser quien quite la última piedra de esa frontera colonial en suelo español, y todo sugiere que se ha negociado anteponiendo el uso simbólico del aeropuerto a las condiciones de vida en la comarca. Esa es una de las fronteras más desiguales de Europa, marcada por un régimen fiscal privilegiado para los gibraltareños y una ausencia lacerante de planes económicos en el lado español. Esto es más entidad que una gran foto para Sánchez antes de las elecciones europeas.
La negociación con Gibraltar, va de suyo, es cuestión de Estado. El Gobierno Sánchez retomó las conversaciones frustradas hasta ahora y se encamina a un acuerdo. ¿A qué precio? Es la pregunta, después de ver lo que ha pagado en Cataluña –amnistía, ‘lawfare’, rodalies, deuda, financiación singular, bilateralidad asimétrica…– movido por sus intereses. El Gobierno sin duda habrá medido el escenario pero no parece haber considerado mucho a los habitantes de la zona. De momento hay algo seguro: ha despreciado a la Junta, una vez más, en este proceso. Con Albares en el cargo, en año y medio no han informado una sola vez al Gobierno andaluz. Esto vulnera el Estatuto de Andalucía, que establece que no se puede excluir a la Junta de tratados y convenios internacionales que afecten singularmente al territorio y sus competencia. Sólo ahora, ya al final, van a informar al Gobierno andaluz, pero no de la negociación sino del resultado.
Esta semana se han puesto nerviosos en Moncloa al ver que la Junta convocaba a los alcaldes para conocer sus planteamientos en víspera de la reunión de mañana. «¡Deslealtad!» clamaban desde el PSOE. Hombre, ya se podían tapar un poco después de año y medio de deslealtad sin trasladar ninguna información al Gobierno de Andalucía sobre algo que afecta muy directamente a la comunidad. El consejero de Presidencia, Antonio Sanz, que conoce bien el territorio, ya venía anticipando los riesgos de actuar en el Campo de Gibraltar sin atender a los habitantes y su realidad. Y esa es una tentación en la que parecen haber incurrido desde Madrid, con la obsesión por la foto de Sánchez, desentendiéndose de quienes mejor conocen la realidad territorial y el impacto de un acuerdo, que son los habitantes de la comarca. Por eso el Gobierno corre ahora, no vayan a toparse con un descontento que les joda la foto. Incluso han convocado mañana una segunda mesa con empresarios, cámaras de comercio, sindicato portuario... Después de ignorarlos, necesitan venderles apresuradamente un relato. Pero, como resumía un alcalde, el problema es simple: «¿podemos creernos lo que nos vaya a contar ahora el Gobierno Sánchez o sólo buscan taparnos la boca?».
Ese alcalde, como todos, conoce la respuesta. Pero habrá que esperar.
9ª provincia
Día con la vista puesta en la novena provincia andaluza de Cataluña. Sánchez comenzó la campaña en la Feria de Abril, pero de Barcelona, donde se siente mejor que en Sevilla. Claro que toda la atención hoy pasa por el impacto del resultado en la aritmética Frankenstein. Cabe la posibilidad de un éxito de Puigdemont, el prófugo al que iban a traer esposado al talego y pueden acabar trayéndolo amnistiado al trono.
El PP pelea por ser cuarta fuerza con Vox, y han caído en la tentación de disputarle el discurso de la inmigración. En el PP andaluz, aunque no se diga ni se dirá, hay decepción por la dificultad de Feijóo para competir con Vox sin perder su propio criterio. Uno de los valores del PP siempre fue tener el mismo discurso en todo el país, pero ahora incluso Ayuso se ha distanciado del planteamiento del partido en Cataluña, la misma Ayuso con la que no coincide el Gobierno de Juanma Moreno sobre los campamentos universitarios de solidaridad con los palestinos.
Antisemitismo
La solidaridad con las víctimas de la agresión desproporcionada de Israel es elemental, y por tanto levantar la voz es justo y necesario; pero la línea que separa algunos discursos del antisionismo o el antisemitismo, e incluso de la simpatía por Hamás, es peligrosamente pequeña. Y se va de la razón a la irracionalidad. Hamás es una organización terrorista que desencadenó esta guerra desigual con un ataque terrorista bárbaro; e Israel es, a pesar de todo, una democracia, con tribunales que han perseguido a no pocos de sus dirigentes políticos y periódicos críticos con el Gobierno como Haaretz. La desigualdad de recursos introduce muchos matices, pero algunos, prefieren limitarse a las consignas de trazo grueso. Las universidades, y esto vale para profesores pero también para los estudiantes, deben ser espacios de pensamiento crítico, por supuesto. Pero el sintagma incluye «pensamiento». Si se renuncia a éste, es fácil convertir una causa justa en una exhibición más de sectarismo.
Por eso el Gobierno corre ahora, no vayan a toparse con un descontento que les joda la foto
Sánchez comenzó la campaña en la Feria de Abril, pero de Barcelona, donde se siente mejor que en Sevilla
Óscar Puente
Titulan con buen instinto en el periódico: «Óscar Puente sí proyecta para Dos Hermanas una nueva estación de Cercanías vanguardista. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, se enorgullece en las redes de la ‘movilidad sostenible y conectada’ del municipio socialista». Después de sus desprecios al Gobierno andaluz y a diversos territorios descalificados con cajas destempladas, en particular al Mediterráneo andaluz por la Costa del Sol hasta Algeciras, llama la atención el entusiasmo del ministro. ¿Por qué, de pronto, Óscar Puente no actúa como un pitbull malencarado sino como un ministro respetuoso? Pues sólo hay un hecho singular: que Dos Hermanas está gobernada por el PSOE. En fin, a eso se le puede llamar gestión, pero parece sectarismo.