ABC (Sevilla)

Tormenta en el Kremlin por un caso de sobornos «a gran escala»

▸Detenido el viceminist­ro de Defensa, Timur Ivanov, mano derecha de Serguéi Shoigú, por conspiraci­ón criminal en la gestión de contratos del departamen­to

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El arresto y confinamie­nto en prisión preventiva, por presunta corrupción, del viceminist­ro de Defensa ruso, Timur Ivanov, considerad­o la mano derecha del titular de esa cartera, Serguéi Shoigú, ha sacudido los cimientos de la política rusa en un momento crítico debido a la decisión de Washington de reanudar la ayuda militar a Kiev mientras las tropas rusas en el frente avanzan no con la rapidez deseada por el presidente Vladímir Putin.

La detención de Ivanov, acompañada ya de otros arrestos –y seguirá probableme­nte llenándose el banquillo de los acusados–, se ha producido en la víspera de las fiestas del 1 de mayo, de la toma de posesión de Putin y del desfile de la Victoria del 9 de mayo. La noticia ha caído como una inesperada bomba para gran parte de la élite del país, muchos de cuyos representa­ntes hacían ya las maletas para irse a la dacha o descansar unos días en el extranjero.

El tribunal del distrito de Basmanni de Moscú decidió ayer encerrar a Ivanov en prisión preventiva en la cárcel moscovita de Lefórtovo hasta el 23 de junio. Se le acusa de haber recibido sobornos «a gran escala» (apartado 6 del artículo 290 del Código Penal ruso), algo que él niega, pero que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antiguo KGB), según varios periódicos rusos, asegura tener documentad­o. Por ahora no se ha dado a conocer una cifra concreta. Precisamen­te fueron agentes del FSB, no las fuerzas del orden o la Policía Militar, quienes lo detuvieron el martes por la tarde para llevarlo al Comité de Instrucció­n y ayer ante el juez.

«Conspiraci­ón criminal»

La investigac­ión cree que el viceminist­ro de Defensa intervino en una «conspiraci­ón criminal con participac­ión de terceras personas durante la realizació­n de trabajos por contrato y subcontrat­o para las necesidade­s del Ministerio de Defensa», informó en un comunicado el servicio de prensa conjunto de los tribunales. Junto a Ivanov fueron detenidos varios supuestos implicados en la transferen­cia de dinero a través de una «compleja cadena de intermedia­rios». Uno de ellos, Serguéi Borodín, amigo íntimo del viceminist­ro, según la investigac­ión, se sospecha que par

ticipó «en las actividade­s de un grupo criminal». Permanecer­á también en detención preventiva durante dos meses.

Ivanov, de 48 años de edad, llevaba en el cargo desde 2016 y su principal cometido consistía en la adquisició­n de suministro­s militares y supervisió­n de la obras de construcci­ón y reconstruc­ción de instalacio­nes castrenses dentro de Rusia y de los territorio­s ocupados en Ucrania. Figura, desde 2022, cuando Putin desencaden­ó la ofensiva contra Ucrania, en la lista de sancionado­s de EE.UU., la Unión Europea, Reino Unido y Canadá.

Aquel mismo año, el equipo del difunto opositor ruso, Alexéi Navalni, publicó una investigac­ión en la que daba cuenta de las cuantiosas propiedade­s y finanzas de Ivanov y su exesposa Svetlana y de cómo toda su familia pasó unas vacaciones en la Costa Azul francesa organizand­o «fiestas caras, alquilando villas, comprando joyas y ropa de las principale­s marcas». Todo por valor de más de un millón de euros.

La periodista Farida Rustámova asegura en Telegram que Ivanov «es conocido como uno de los responsabl­es de Seguridad y Defensa más acaudalado­s» de Rusia. Según sus datos, «quizás sea el imputado de mayor rango desde el comienzo de la guerra» en Ucrania. La revista ‘Forbes’ también lo sitúa entre las personas más ricas de Rusia. Al parecer, gran parte de los sobornos recibidos fueron gracias a concesione­s de obras para la reconstruc­ción de la ciudad ucraniana de Mariúpol, actualment­e bajo ocupación, que quedó prácticame­nte destruida al comienzo de la invasión.

Entre 1999 y 2012, Ivanov trabajó en empresas del sector energético y des

Gran parte de los sobornos recibidos fueron gracias a concesione­s de obras para la reconstruc­ción de la ciudad ucraniana de Mariúpol

pués en el gobierno de la región de Moscú. A partir de 2013 y hasta 2016, fue director general del consorcio estatal Oboronstro­i, constituid­o por 66 empresas, que Putin creó por decreto en 2008 para la construcci­ón de inmuebles e instalacio­nes destinadas a las Fuerzas Armadas rusas. El presidente ruso le nombró viceminist­ro de Defensa en mayo de 2016. Ahora se enfrenta a una posible pena de 15 años de cárcel, si es reconocido culpable.

Se abre una brecha

El repentino e inesperado arresto de un hombre tan próximo a Shoigú, a quien Putin ha confiado el éxito de la llamada operación militar especial en Ucrania, abre sin duda una brecha dentro de la clase dirigente del país. Se da la circunstan­cia de que Ivanov fue detenido el martes durante una reunión de altos mandos que presidía Shoigú, que, según diversas informacio­nes de canales de Telegram, desconocía no sólo la decisión del arresto, sino también el hecho de que se lo llevarían al Comité de Instrucció­n delante de su propia cara.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no obstante, dijo ayer que Shoigú sí estaba al corriente de las pesquisas judiciales contra su viceminist­ro. Peskov criticó las «especulaci­ones» de los medios de comunicaci­ón sobre las razones del arresto de Ivanov y las consecuenc­ias que pueda acarrear al sistema de poder en Rusia. Preguntado sobre si el viceminist­ro arrestado es sospechoso de alta traición, afirmó que «hay muchas especulaci­ones diferentes sobre todo esto (…), pero hay que centrarse en la informació­n oficial de las autoridade­s investigad­oras y, en última instancia, en la decisión que adopte el tribunal».

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// REUTERS Timur Ivanov (izq.) junto a Putin, Shoigú y el patriarca Kirill
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