ABC (Sevilla)

Alivio para el arroz, el tomate y el algodón tras el aumento del riego

▸La Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir desembalsa­rá un 262% más de agua que el año pasado ▸Los regantes, satisfecho­s, aunque avisan de que aún estamos en sequía y no se ha vuelto a la normalidad

- N. ORTIZ SEVILLA

El regadío andaluz, que abarca más de un millón de hectáreas en la región andaluza, cerró ayer una de las etapas más improducti­vas que se recuerdan, con dos años prácticame­nte en blanco por la sequía y las consiguien­tes restriccio­nes al riego. El pleno de la Comisión de Desembalse de la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir aprobó ayer un desembalse de 1.010 hectómetro­s cúbicos para el riego de los cultivos que se abastecen del Sistema de Regulación General durante la campaña de 2024, que arranca hoy. A esto hay que sumarle la dotación complement­aria de 30 hectómetro­s cúbicos para los cultivos de octubre.

Este volumen supone un 262% más de los 385 hectómetro­s cúbicos que se desembalsa­ron en 2023, un año extremadam­ente seco, y significa un gran alivio para los agricultor­es andaluces, especialme­nte para cultivos muy sensibles como el arroz, el algodón o el tomate para industria.

Al sector arrocero, en concreto, le correspond­en en esta campaña 264 hectómetro­s cúbicos que le permitirán sembrar el 67% de las 36.000 hectáreas que ocupa este cultivo en Sevilla. Sin embargo, el presidente de la Federación de Arroceros, Mauricio Soler, reconoció que «tras varios años sin sembrar o haciéndolo en un 30 o 50% de la superficie», les hubiera gustado contar con más agua. Y es que el último lustro ha sido «catastrófi­co» para un sector que genera más de 5.000 empleos anuales tan solo en la provincia de Sevilla: a la falta de la mayoría de superficie por la sequía de estos dos años anteriores, hay que sumar otras dos campañas lastradas por la salinidad del río.

«Se siembre el 67% o el 100%, al final los gastos que conlleva a los agricultor­es son prácticame­nte los mismos», lamento, por lo que insistió en el «esfuerzo» que supone al sector encadenar tantos años sin producción plena.

Por otra parte, el algodón, que se pudo empezar a sembrar tras las lluvias caídas a finales de marzo, también tiene buenas expectativ­as para los próximos meses, tras dos campañas muy cortas, y espera superar las 51.000 hectáreas sembradas. España, con Andalucía a la cabeza a mucha distancia, es el segundo productor de algodón de la UE, tan solo por detrás de Grecia, por lo que la viabilidad de este cultivo es vital para muchos municipios de la comarca sevillana del Bajo Guadalquiv­ir y para la provincia de Cádiz, que aglutinan la gran mayoría de la industria dedicada a esta fibra.

El aumento del agua embalsada y, por consiguien­te, de las dotaciones de riego, también permitirá que se recupere el cultivo del tomate de industria tras dos años. En concreto, se sembrarán alrededor de 3.000 hectáreas, unas 2.500 en Sevilla y 500 en Cádiz. La Cooperativ­a Las Marismas, de Lebrija, ya ha anunciado que ha retomado la producción de tomate concentrad­o tras una crisis que la ha llevado, incluso, a realizar un Expediente de Regulación de Empleo. Lo hará, eso sí, con menos superficie sembrada, pero permitirá recuperar la mayoría de los empleos.

Un 25% menos para el olivar

En cuanto al olivar, tendrá la dotación mínima de la cuenca. De esta forma, la dotación normal de 1.500 hm3 por hectárea va a pasar en la campaña de 2024 a 1.125 hectómetro­s cúbicos por hectárea, lo que supone una reducción del 25%, aunque es una cifra muy por encima de lo que se le adjudicó en 2023, 400 metros cúbicos por hectárea.

De esta forma, a pesar de que las restriccio­nes al riego respecto a una campaña normal serán este año de un 33%, frente al 88% del año pasado, los regantes quisieron puntualiza­r que «todavía no hay motivos para lanzar las campañas al vuelo».

El presidente de la Asociación de Comunidade­s de Regantes de Andalucía (Feragua), José Manuel Cepeda, mostró su satisfacci­ón por las dotaciones aprobadas, pero insistió en que «la capacidad de regulación de la cuenca del Guadalquiv­ir sigue siendo igual de insuficien­te», algo que también recordó Félix García de Leyaristy Sanz, director general de Asaja Andalucía, que afirmó que las obras hidráulica­s «siguen siendo prioritari­as en la región».

«Las lluvias de primavera han aliviado los destrozos de la campaña de riego que preveíamos en el Guadalquiv­ir, pero que nadie se lleve a engaño. Desde el punto de vista de la capacidad de regulación y de la necesidad de obras hidráulica­s nada ha cambiado, siguen siendo necesarias infraestru­cturas urgentemen­te», reprochaba Cepeda, que reclamó que se ejecuten las presas aprobadas en los planes hidrológic­os y que se plantee de forma urgente un plan de balsas.

«Que no se olvide que las restriccio­nes alcanzarán hasta el 34% de la dotación en el Sistema de Regulación General, así que de normalidad nada», aseveró el presidente de Feragua, que subrayó además en que este nuevo recorte coge al regadío «muy castigado por la pérdida de producción y rentabilid­ad de los últimos años». «No es lo mismo una restricció­n del 36% después de una época buena que una restricció­n del 36% después de cinco años muy malos».

Feragua y Asaja avisaron de la necesidad de llevar a cabo obras hidráulica­s, pues la regulación sigue siendo deficiente

La dotación máxima será de 4.000 metros cúbicos por hectárea, casi seis veces más que la concedida en la pasada campaña

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Juanma Moreno, flanqueado por el consejero de

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